La cruel muerte de un puma en Entre Ríos puso en alerta a diferentes organizaciones ambientalistas que advirtieron que en la provincia aumentó la caza ilegal y se multiplicaron los espacios donde turistas extranjeros vienen a matar por deporte ciertas especies. Denuncian falta de controles y connivencia empresarial y política, en consonancia con la línea argumental que baja desde el gobierno nacional de que todo vale en pos de maximizar ganancias.
La noticia corrió como reguero de pólvora en el Departamento de Gualeguaychú y rápidamente escaló a toda la provincia. El 16 de enero, un cazador publicó en sus redes sociales videos e imágenes jactándose de los últimos momentos de un puma. Se podía apreciar como una jauría, azuzada por el hombre, arrinconaba al feroz animal hasta desmembrarlo, para después ser rematado de unos tres disparos.

“El puma había sido grabado unos días antes por vecinos que dieron aviso a la policía rural para que lo protegiera, a la vez que se le decía a la gente que tuviera sus recaudos”, indica a Tiempo Gabriel Bonomi, del Centro para el Estudio y Defensa de las Aves Silvestres (Ceydas), una de las organizaciones que tomó el caso. Para los ambientalistas, el sospechoso, identificado como Nicolás Adriel, aquel día fue directamente a matar al animal junto a al menos otros tres hombres y los perros. Este cazador es oriundo de Larroque y tiene parientes en Cuchilla Federal, a unos 20 km, donde ocurrió el hecho.

Personal de Prevención de Delitos Rurales y de la Dirección de Recursos Naturales y Fiscalización recabaron pruebas y solicitaron a la justicia que avanzara en contra de Adriel. En un principio, el juez Tobías Podestá entendió que no había elementos suficientes para investigarlo. Tras la viralización de la noticia y la presentación de una denuncia formal de la ONG Ecoguay, finalmente la justicia allanó la vivienda del sospechoso unos ocho días más tarde sin demasiada suerte.

“Animales como el puma están protegidos por leyes nacionales (22.421) y provinciales (4.841). Queremos que se aplique la Ley contra este hombre que no sabemos si se trata de un peón o si tiene algún tipo de vínculo con el dueño del campo”, describe Ana Ardaiz, la presidenta de Ecoguay, a quien le resulta escasa la pena de dos años de prisión como máximo para quienes cometan este tipo de delitos. “De todas formas, tenemos pocas esperanzas de que la causa avance: en su casa apenas encontraron unos cuchillos, un celular y cartuchería”, lamenta.

Descontrol

Las fuentes consultadas señalaron que la presencia de este puma en el Departamento de Gualeguaychú no tuvo riesgos para la población local ni para el ganado. No es su hábitat natural y debe haber sido uno de los pocos especímenes que había en la provincia. “En materia de caza, Entre Ríos es un descontrol. Básicamente, es una matanza, un matadero de animales autóctonos”, puntualiza Bonomi.

“En los primeros 20 días del año, ya murió una persona por un accidente de caza y esto ocurre muy a menudo, sobre todo en los últimos años. Debe haber unos ocho muertos solo en los últimos tres años”, enumera el referente de Ceydas. “Se trata del mismo gobierno que el año pasado autorizó la temporada de caza de aves autóctonas, a contramano de lo que ocurre en el mundo donde prácticamente se la prohíbe o restringe cada vez más”, recalca. Se trata de la Resolución N°997 que habilitó la matanza de nueve tipos de aves, ademas de liebres.

Traen cazadores extranjeros a los cotos de caza para matar aves. Así de simple. Y se cazan cientos de miles de aves todos los años con la autorización del gobierno provincial y sin ningún tipo de estudio, ni participación ciudadana”, insiste Bonomi. Para los especialistas, esta es una política de estado que se dio durante el gobierno de Gustavo Bordet y fue continuada y ampliada por la actual gestión de Rogelio Frigerio. Es que durante el mandato peronista, asociaciones como Ceydas lograron frenar judicialmente diferentes disposiciones que buscaban dar rienda suelta a los cotos de caza menor.

“No hay ningún tipo de control, porque la Dirección de Fiscalización y Recursos Naturales de la provincia no tiene la capacidad para controlar la caza en toda la provincia”, advierten. Si bien los operadores de este negocio están habilitados por la provincia y registrados en la Cámara Argentina de Turismo Cinegético y Conservacionismo, los defensores de los animales dudan de lo que pasa puertas adentro en estos establecimientos privados. Cabe recordar que en 2022, el mexicano Mario Canales Najjar, de 64 años, presidente de la Federación de Caza de su país, encontró la muerte en Costa Uruguay Sur cuando lo embistió el búfalo al que le habían disparado con su guía. Luego se supo que las armas se las había brindado el coto, autorizado para cazar solo palomas.

“Son empresas que traen turistas extranjeros, principalmente de Europa y de Estados Unidos, a matar aves. Cuentan con distintos lodges, lugares de hospedaje, donde los reciben y luego salen a matar con guías”, durante los tres meses que dura la temporada. “No hay números, no hay estudios, porque la provincia no los hace y se basa en los informes hechos por los propios cotos de caza”, afirma Bonomi.

Hay mucho dinero en juego. Cada excursión para cazar patos ronda entre los 3000 y 4000 dólares por persona y pueden realizar dos o tres por día. Es un ingreso de divisas importante para el privado, y se supone que también para la provincia.

Cultura y tradición

Para la provincia, la “caza deportiva” es una “tradición cultural”. Ana Ardaiz se propuso cambiar esa ecuación pero no encuentra el eco del gobierno: “Fuimos a Paraná al Consejo General de Educación a solicitar que hubiera una materia en las escuelas para que se enseñe a los niños el respeto a los animales y al medio ambiente, pero no tuvimos buenas respuestas”, resume la ambientalista, que teme por el futuro de las aguará guazú (el más grande de los zorros sudamericanos); el peludo, la mulita, la vizcacha, el lagarto overo, entre otros animales.

Ecosistemas desbalanceados

“Los ecosistemas están desbalanceados, por la ausencia de los grandes predadores como el puma o el yaguareté, a los que el hombre fue cazando o arrinconando y presionando con sus actividades con el cambio de uso de la tierra que hace que se desmonten los bosques nativos y se pase a tener un monocultivo”, señala Matías Arrigazzi de Greenpeace Argentina y argumenta: “Estamos atravesando una crisis de biodiversidad, tenemos millones de especies amenazadas en el mundo y hoy sabemos que en Argentina más del 90% de los mamíferos enfrentan algún tipo de amenaza, directa o indirectamente relacionada con el hombre”.

Polémica en Entre Ríos

El gobernador de Entre Ríos Rogelio Frigerio autorizó el año pasado la caza deportiva menor de varias aves autóctonas en todo el territorio provincial, a pesar de los antecedentes judiciales de inconstitucionalidad y del contundente rechazo social hacia la caza. La polémica medida firmada por Frigerio aumentó la cantidad de especies que se pueden matar.

Foto: Gentileza No a la caza de pumas
Un felino adaptable que ha logrado sobrevivir en América

“El puma es un felino muy plástico, muy adaptable. Su distribución original se extiende por todo el continente y se mantiene. Desde Estados Unidos hasta la provincia de Santa Cruz. Junto al Yaguareté han sido los felinos americanos que han sobrevivido”, cuenta a Tiempo el director general de Fundación Vida Silvestre Argentina, Manuel Jaramillo, quien destaca que en la zona de la Pampa Húmeda era considerado una amenaza para el desarrollo de la actividad ganadera por lo que fue fuertemente combatido.
“No obstante, es tan plástico que se recupera rápidamente, y hoy volvió a muchos de sus espacios, porque la dinámica poblacional rural se ha modificado. Hay cada vez menos personas viviendo en el campo y las actividades agrícolas se han automatizado”, analiza, al tiempo que añade que el animal contaría con sobreabundancia de ciertas especies exóticas para alimentarse como la nutria, que dejó de cazarse por su piel.
Al puma se lo mantiene a raya a través de perros pastores, burros, sistemas de luces destellantes o alarmas sonoras, entre otros.

«El furtivismo va a existir siempre»

Ante las denuncias de los referentes de organizaciones ambientales, Tiempo Argentino dialogó con el director de Recursos Naturales y Fiscalización de Entre Ríos, Marcelo Sapetti, quien primero lamentó la demora en el allanamiento en el marco de la investigación en contra del sospechoso de haber matado al puma. “Ahora tenemos que esperar los resultados del análisis de los elementos que secuestro la fiscalía”, comentó.
El furtivismo es un problema que va a haber siempre no solamente con la fauna, sino también con otras especies domésticas. Esto pasa en todos lados, pero hay muchos controles y hacemos muchos rescates”, argumentó el funcionario, quien pidió a la ciudadanía comunicarse directamente con el área para cualquier tipo de denuncia, antes de hacer viral la información porque podrían perderse pruebas clave para comprobar el delito.
“En la provincia de Entre Ríos -describió Sapetti– no hay ningún coto de caza. Lo que hay acá es turismo aventura que tienen habilitaciones de caza en temporadas habilitadas que generalmente son de mayo a agosto. Sería caza menor. Se habilita la caza de patos, liebres y perdices y durante todo el año paloma que está considerada plaga”.
Respecto a la denuncia de falta de controles hacia el interior de estos establecimientos, el funcionario subrayó que cuentan con convenios con la Policía de Prevención y Delitos Rurales, por lo que “cada vez que se solicita un permiso en los puestos se nos avisa y vamos a controlar. Están registrados, sabemos cuáles son, dónde están y eso facilita el control”.