Cate Blanchett sigue volcada a la acción y la aventura, aunque esos géneros no le han resultado propicios últimamente (Borderlands, Rumours). Ahora lo hace en Black Bag, película de espías que promete buenas dosis de acción e intriga que acaba de anunciar su estreno para el próximo 14 de marzo a nivel mundial. Blanchett se puso en manos de Steven Soderbergh, quien tampoco viene con mucha suerte, y se espera que con un guion de David Koepp (Jurassic Park y Misión: Imposible) levante puntería.
La historia trata de una pareja de espías, el matrimonio entre Kathryn Woodhouse (Blanchett) y George Woodhouse (Michael Fassbender), que se ven enfrentados a una filtración de información muy sensible que puede poner en riesgo la vida de millones de personas. El tema es que la principal sospechosa es ella, y el encargado de la investigación, él. Así el tema central será la verdad, la mentira, la confianza, cuánto se conoce a quien por tantos años se tuvo al lado y tanto se quiso y se quiere.
Cate Blanchett y las divas que llenaban la sala
Algo parecido Blanchett acaba de hacer en Disclaimer, una serie que amenaza más de lo que ofrece, por eso de no poder romper la corrección política, y no por hacerse reaccionaria, sino por su falta de osadía para convertirse en vanguardia. Pero acá no es espacio para Disclaimer, sino para una actriz que parece ser, junto a Nicole Kidman (o, más atrás por decisión de no filmar tanto, Julia Roberts) los últimos ejemplares de una especie en extinción: la de divas cuya presencia llenaba la sala.
No es que no haya grandes actrices nuevas. Sencillamente es el cine el soporte que ya no sintetiza las fantasías de multitudes. De hecho, buena parte de las heroínas de las series y películas basadas en videojuegos carecen de renombre al llegar a ese protagónico, y no siempre lo consiguen después de él. Es cierto que el mundo necesita soñar, pero cada belleza tiene un tiempo, que a su vez tiene un cine, una forma narrativa, y poco sirve forzar las cosas aunque el negocio lo imponga.
