La presidenta de la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, criticó a la la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich de quien dijo es una gendarme mala, por su actuación en la desaparición de Santiago Maldonado. También fustigó al juez Claudio Bonadio, quien le negó la posibilidad de tener su documento al nieto que recuperó su identidad en abril. Este hombre (Bonadio) tiene tal impunidad que nadie lo frena, nadie lo acusa. Resuelve a gusto y placer», sentenció.
«Bonadio hace uso de sus facultades en forma falaz y no es reprendido. Se maneja como si viviera en una isla de esclavos», criticó la histórica referente por los Derechos umanos. Hace uso de sus facultades en forma falaz y no es reprendido. Este hombre tiene tal impunidad que nadie lo frena, nadie lo acusa. Resuelve a gusto y placer», afirmó hoy en Radio Cooperativa.
También criticó la gestión del secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj. «Este hombre es incoherente, es gravísimo. Se está deformando la historia real. Queremos tener buena relación con los gobiernos. La voluntad la ponemos, pero la paciencia está acabada», sentenció en el programa Ida y Vuelta.
«La gestión ha ido empantanando la relación; insultos, agresiones y dudas a nuestra honorabilidad», recordó Carlotto, a partir de la reunión frustrada que tuvieron los organismos de derechos humanos hace dos semanas con Bullrich, Avruj y el ministro de Justicia, Germán Garavano por el caso Maldonado, que terminó de manera abrupta cuando los funcionarios se levantaron de la mesa y dejaron a los miembros de los organismos sentados.
En relación a la desaparición de Santiago, sostuvo que Bullrich es un gendarme, y un gendarme malo. Esta señora está procediendo muy mal», dijo indignada.
Sobre la represión del viernes luego de la masiva marcha sostuvo que es «una vil amenaza que quiere emitir el mensaje desalentador y desmovilizante del que quien protesta, pierde»,
Sobre Avruj, dijo que «este hombre es incoherente, algo gravísimo. La gestión ha ido empantanando la relación por los insultos, agresiones y las dudas a nuestra honorabilidad», alegó. Y agregó: «Queremos tener buena relación con los gobiernos. La voluntad la ponemos, pero la paciencia está acabada».