“Todos los quieren”, dijo Agustín López Núñez refiriéndose a Carlos Ulanovsky.  Y él ingresó desde el fondo del imponente Salón Dorado Hipólito Yrigoyen, de la Legislatura porteña, como un novio que enfila hacia el altar por el pasillo central. Estridente la ovación, emoción compartida, homenaje absolutamente merecido.

El agasajado caminaba enmarcado por familiares, amigos, colegas, admiradores, oyentes, lectores, vecinos. “Todos lo quieren”, reiteraba el presentador. Allí está la clave: el afecto generoso por ese hombre bueno y sabio a quien todos lo aplauden un largo rato al recibirlo.

Carlos Alberto Ulanovky, 80 años, docente, crítico, historiador, prolífico escritor, un extraordinario periodista. Hincha de Racing. Y sobre todo un gran tipo.  

El primer abrazo prolongado de cientos y cientos fue con Taty Almeida y su eterna alegría hecha sonrisa enmarcada por el pañuelo. Uno de los momentos mágicos de un atardecer conmovedor.

Lo acompañaba el diputado Matías Barroetaveña (Unión por la Patria), quien pergeñó la resolución N° 791 (que fuera votada por unanimidad en el recinto) que declaró “Personalidad Destacada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el ámbito de la Cultura a Carlos Ulanovsky”. En la misma presentación, a la vez, se dio cumplimiento a la resolución N° 735 del propio legislador, que declara de “interés cultural” el libro Querido Ula, 80 cartas de amor, que fuera compilado por Humphrey Inzillo y Martín Giménez, publicado por Editorial Orsai y que se constituyera en un extraordinario regalo sorpresa para Ula, cuando el pasado 23 de octubre cumpliera los 80.

El legislador puntualizó que la declaración significa “el mecanismo que el pueblo tiene para reconocer trayectorias”. Y afirmó que “son tiempos difíciles en los que vale más el que grita más fuerte. Frente a eso, el mensaje es el de ‘todos te quieren, Ula… Sos todo lo que necesitamos’. Con vos y con las Madres. Cuando no sepamos dónde ir, sigamos el camino de los pañuelos”.

Allá, en el escenario, al fondo, una generosa pantalla mostraba un cielo con un grupo de estrellas que formaba la U. “Constelación Ulanovsky sobre Buenos Aires”, rubricó Rep debajo del ingenioso dibujo que homenajeaba al protagonista de la noche.

Carlos Ulanovsky y la hora de los discursos

Llegó la hora de los discursos y los coautores del libro precedieron al agasajado que, a su turno, periodista de ley tanto como futbolero, presentó un decálogo de principios que, dijo, lo guiaron en la profesión y en la vida, y lo siguen haciendo. Los tiene en un pizarrón de corcho frente a su lugar de trabajo doméstico.

El humor de Ula le adosaba chispazos al momento mágico. Le había costado ponerse los anteojos junto con los audífonos: lo achacó a los años. Pero fue cuando Taty, desde su asiento, le gritó: “¡Sos un pendejo! Ula confesó estar muy contento y rememoró un viejo chiste de Jorge Guinzburg: “Espero que mi cara lo demuestre”.

Y así armó su muy particular discurso con 11 frases titulares y unas cuantas que apenas relegó el banco de suplente. “Frases que me representan, que me explican, que me alientan. Consejitos, pensamientos, órdenes”. Aclaró que el ordenamiento se debía estrictamente a su preferencia respecto del sistema táctico, que las paraba con un 4-4-2, y que como corresponde arrancaría por el arco para deslizarse por la cancha y llegar al área adversaria.

Arquero: “Carlos, déjate de macanas y escribí”.

Lateral derecho: “Foco, para que te vaya bien decíle que no a la mayoría de las cosas: funciones, personas, alianzas, proyectos. Sólo algunos de ellos realmente valen la pena (sí, es difícil saber cuáles). No te distraigas”.

Líbero: “Cuando no sepas algo, lo mejor es decir ‘no sé’”.

Cuevero: “No se pudo” (con un emoji dibujado en trazos).

Lateral izquierdo: “Agrega mucho; agrega poco; fácil de hacer; difícil de hacer”. (“Son preguntas que me hago”, explicó).

Volante por derecha: “Mirala hasta que te guste” (Acá también vale la propia aclaración de Ula: “Se la tomé prestada al Negro Díaz, benemérito diseñador gráfico. Toda nota es un esfuerzo. A veces cuando la exigencia me hace pensar que no es tan buena, me digo: viejo… mirala hasta que te guste”.

Tapón: “Hay vida después de Clarín. Hay vida antes, durante y después”. (Trabajó siete años allí. “Hay empresas que cuando te vas, procuran que creas que sin ellas no existís y dejarás de ser vos. Y eso es falso”.

Doble tapón: “El que se la cree, se jode”

Volante por izquierda: “La profesión va por dentro”. (“Lo llamo oficio: lo que yo aprendí a hacer, o sea armonizar informaciones y palabras, es equivalente al que sabe colocar baldosas, reparar una mesa, pegar una alfombra… pero a mí no me pidan que arregle el cuerito de la canilla…” )

Delantero: “En los ’80, mi frase: califico la calidad de las empresa en las que trabajo según la clase de baño que me ofrezcan…”

Doble punta: “En el 2019, mi frase: califico la calidad de las empresa en las que trabajo de acuerdo al día del mes que pagan…”

Y llegó el turno a las frases que van a banco de suplentes (“Cracks que piden minutos”):

“Invéntese una ilusión cada tanto y va a ver qué bien le hace…”

“Lo mejor es pertenecer a varios y distintos mundos y no avergonzarse de ninguno de ellos”. (Y dijo: “Soy de Racing y del cine. Del teatro y de los libros. De los café con amigos y de la radio. De la calle y del periodismo. De los sueños por un mundo mejor y de la inaceptable realidad que vivimos. Pero el mundo que me enorgullece y me pertenece es el del afecto”).

“Hay que escribir sobre lo que a uno le gustaría ser” (Allí recordó a Rodolfo Terragno, su compañero de secundaria, quien inventó una revista estudiantil y “eso me abrió abrir las puertitas de la vocación, nada menos”).

“Qué lástima que no existe un DNP Documento Nacional de periodistas”. (Otro toque de humor: “Un término medio entre el DNI y la Sube…”)

“El periodismo es lindo porque se conoce gente!”. Fue el cierre y explicó: “Es un dicho irónico pero es cierto”. Fue cuando se confesó un cholulo y mencionó a su ídolo de la adultez: Roberto Alfredo Perfumo. En la pantalla, no podía ser de otro modo, apareció un escudo gigante de la Acadé….

También se puso serio: “Respecto de la declaración… Personalidad, quien sabe. Destacada, está por verse. Pero lo cierto es que fui, soy y seré un ferviente defensor de la Cultura. Creyente de la cultura, ahora que todo el mundo de la cultura está amenazado, está en riesgo”.

Los aplausos no secaban las lágrimas. La emoción no dejó rincón por desbordar.

Allá abajo estaban Liliana, sus hijas Julieta e Inés, sus nietos Bruno y Carmela. También Lucha de la Calle, Lupita Rolón, estaba Taty y allá atrás Victor Hugo Morales. Estaban cientos y, encima, hubo videos para adosar homenajes. Y hubo aplausos que sólo demoraban los abrazos.

Sólo faltaba que apareciera el soberbio Jorge Retamoza con su saxofón para cerrar la tarde con una versión genial de Reunión Cumbre, el tema Piazzola, el nombre de su programa de todos los sábados.

Es que eso, justamente, una reunión cumbre, había sido el homenaje al maestro Ulanovsky.