Estrenada el pasado en el jueves 11, en más de 30 salas de todo el país, el film guionado y dirigida por Martín Riwnyj, Vladimir, es un thriller psicológico (que por momento logra una fusión con otros géneros, como la comedia negra o el western) que destaca en medio del panorama complejo del cine nacional. Está protagonizada por Daniel Aráoz, Carlos Belloso, Enrique Dumont y Marcelo Melingo.
Narra la vida de un pintor destacado, que se encuentra en una meseta en su carrera, pero algo sucede que lo incentiva y lo hace tener una explosión creativa: se muere su mejor amigo, que cae por un balcón de su atelier y eso lo lleva a inspirarse, lo que lo hace volver a lograr captar la atención de críticos y público en general, por nuevas obras maestras que interpelan a los que miran sus obras. Pero hay secretos, oscuridades que a lo largo de la película van explorando lisérgicamente temas profundos como la vida después de la muerte y la amargura de la existencia más allá del deleite hedonista que muchos sueñan.
“Es todo un logro en estos tiempos estrenar una película. Tuvimos muy bajo presupuesto, es una producción artesanal, con pocas locaciones, pero es potente. Me dieron el guión y me gustó. Es un género que me gusta, con algo de policial, con algo psicológico. Además, tenía que ver con el mundo de la pintura que es una de mis pasiones”, afirma Belloso. Sabía que Daniel Araoz era perfecto para retratar el mundo de Vladimir y quiso ser parte. “Acepté el papel porque me parecía una buena contraparte. Fueron pocas jornadas en una sola locación, todo cuadraba bien. A partir de ahí fue todo espectacular”, cuenta el actor. También destaca la claridad que tenía el director, Martín Riwnyj para buscar los registros de cada uno de los participantes: “Eso es muy bueno. Porque a uno como actor lo ayuda. Mi rol es básicamente un policía corrupto que se inmiscuye en el mundo de Vladimir, mete sus narices, pero de alguna manera lo transforma. Es un policía rompepelotas, pero hay algo que lo cambia. Son vecinos, pero nunca se cruzaban hasta que pasa lo que pasa y bueno, todo cambia. Me gusto que tiene un doble juego: personifica la ley y el orden, pero también la trampa, lo primero que hace al aparecer es apagar la música en una fiesta. Pero bueno después se muestra lo que es. Además, quiere ser parte de algo que no es su mundo y de alguna manera quiere invadir al artista. Hay un mundo de envidias que se juega, y ese querer ocupar el lugar del otro lo hace realizar cualquier cosa. Hay un objeto de deseo también que los enfrenta, entonces es un trayecto hacia el cerebro de cada uno de los que aparece. Eso siempre es atractivo, tanto como para hacerlo como para verlo”.
Belloso admite que hay algo de humor negro en Vladimir, pero dosificado, sabiendo el poder de fuego que tienen tanto él como Aráoz para la comedia. Pero en este caso se usa para equilibrar lo que se cuenta, admite. “Todo es a cara de perro, todo medio oscuro y si hay algo ridículo o chistoso es muy sutil. De esas cosas que te hacen reír de nervios o incomodidad. Son pequeños guiños que descomprimen las oscuridades de la trama en el momento justo”, afirma el actor. “Te repito verla terminada y en salas es un milagro y motivo de celebración. Es una película que me gusta como quedó y disfruté hacerla, pero sobre todo es una muestra de lo que podemos hacer, esto es puro talento argentino y está bueno acompañarla y que la gente la apoye”, afirma.
A Belloso le preocupa que la cultura sea otro de los blancos del Gobierno de Javier Milei. “Obviamente que no lo voté y estoy doblemente indignado porque esto se pudo haber evitado. Este personaje en la Casa Rosada nos puede perjudicar mucho más de lo que imaginábamos. No sólo por las medidas económicas que está tomando, sino por lo que pasa ahora: sus posturas geopolíticas no son las que nuestro país tiene que representar.”
La chance de tomar partido en una guerra, no mantener la neutralidad, solo para hacer buena letra con algún poderoso, es algo que Belloso (que estuvo entre los jóvenes alistados para ir a Malvinas, pero el conflicto culminó antes) es “una locura. Se ve que el tipo está viviendo una película muy personal, y busca un protagonismo narcisista, que no tiene nada que ver con las necesidades del país, de la región. Tenemos a la OTAN en las Malvinas, y la desesperación para darle una base militar en Tierra del Fuego a Estados Unidos creo es de lo peor que nos puede pasar. Además aliarse con el gobierno de Israel que no sólo esta desatado en el genocidio del pueblo palestino, sino que está provocando tensión en una región caliente, que puede terminar en algo mayor. Más teniendo el antecedente de dos atentados, que nos costaron mucho”.
Belloso trata de tener en cuenta que, a pesar de las medidas irracionales, hay gente que lo puede apoyar. “Hay gente que cree que Milei puede mejorar algo. Y hay que convivir con eso, a pesar de la dificultad que nos genera a muchos. Pero es complejo: ir por el camino bélico no puede ser mejor la opción que intentar la paz y el consenso entre pueblos. Pero bueno. Hay gente que no, que prefiere aliarse y acceder a las necesidades de los grandes jugadores, por alguna razón cipaya que no se termina de comprender. No se entiende cómo puede pasar, pero pasa. Se puede defender una postura hablando y no entrando en un conflicto que no nos pertenece. Es todo inexplicable.”
Para el actor parece haber, de alguna u otra manera, un desequilibrio emocional en las decisiones de Estado. “Es como que parece haber una necesidad de acelerar todo, una irracionalidad del que quiere ir a estrellarse contra una pared, y quizá quiere eso, y no se da cuenta que está en la punta de un cohete”. Además el intérprete también cree que ocupar la agenda con esto cubre muchas de las malas decisiones que se toman y la falta de acción total para salir de la crisis de la que nos vinieron a salvar supuestamente. “El vocero, o la canciller son los que nos dicen cosas que nos indignan y que nos mueve a expresarnos y organizarnos para hacerles frente discursivamente, pero también hay por debajo un plan de miseria que están logrando implementar: desempleo, salarios congelados, sistema productivo desplomado. Ataque a la salud, a la educación. Al arte. Devaluaciones a pedido de un pequeño circuito agroexportador al que nunca le alcanza, y ni hablar de los tarifazos. Esto es un plan de saqueo, que te lo quieren dibujar con operaciones y vendiendo mucho humo”.
Para Belloso no hay otra opción que seguir adelante, a pesar de todo buscar la manera de no perder las ganas de luchar: “Para nosotros está la chance de decir y pelear por lo que creemos, pero haciendo todo lo que podamos. Algunos somos más privilegiados, pero el amor a lo que hacemos no puede morir nunca. Pero cada cosa está afectada de distintas maneras. El teatro comercial busca entretener y es importante, y además invita a quizás ir a tomar algo o comer algo luego, como una salida para olvidarse un rato de lo que pasa, si se puede. Por otro lado está el teatro independiente, más luchador y remador, que va seguir ante todo, porque así es. Pero hay que comprender que las ayudas perdidas o negadas actualmente, solo es para cerrar puertas, porque nadie se quiere ni puede hacerse millonario con subvenciones puntuales: son para mejorar los vestuarios, las luces, quizá viajar para mostrar lo que se hace y demás. No hay teatro más representativo que este tipo de teatro, que es el que va a festivales y habla de todo lo que nos puede pasar sin miedos”.
Belloso también sabe que el cine y las ficciones (para televisión o plataformas) requieren otra inversión. “Es feo, está complicado. Es doloroso ver como cada vez hay menos, pero las ideas y ganas de hacer seguirán apareciendo. Es y será inevitable”, concluye el actor.