“¡No a las cárceles container, no a las cárceles container!”. El grito suena estoico en el transitado cruce de California y Herrera, suburbio del suburbio de Barracas bien al sur. La protesta de los vecinos se hace escuchar frente a la lóbrega Comisaría 4° cuando cae pesada la noche del miércoles.
“Estamos podridos. Al barrio lo vienen degradando hace años. Inseguridad, paradores descuidados, basura por todos lados y ahora vienen con esta idea delirante de poner cárceles container en la comisaría. Se puso buena Buenos Aires acá en el sur”, dice Mauro Altomane, un jubilado que levanta temperatura en la noche frígida.
Prisión, penal, presidio, penitenciaría, correccional, mazmorra, gayola, tumba a secas. Las cárceles container se suman a la oprobiosa historia del encierro argentino. En mayo pasado, el alcalde Jorge Macri, bien custodiado por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, anunció con bombos y platillos el proyecto de colocar “módulos carcelarios” para alojar presos ante la superpoblación en comisarías y alcaidías porteñas.
El mandamás del PRO en la ciudad de la furia agregó que para “resolver” la problemática carcelaria, la Ciudad construirá una alcaldía en la Comuna 8 con 700 plazas e incorporará 19 módulos que podrán alojar 300 detenidos. Las cárceles container estarán ubicados en la Comisaría Comunal 12, de Saavedra; la Comisaría Comunal 15, de Chacarita; y la citada Comisaría Comunal 4D, de Barracas.
Cuarenta años lleva en el barrio don Altomane. Reflexiona sobre la propuesta mientras corta la calle: “Esto fue siempre igual, somos los olvidados de la ciudad. Ellos dicen que quieren desarrollar el sur, quizá por eso traen esta idea de las cárceles de lata. Es algo inhumano para los presos y este espacio no está preparado. A diez metros está la plaza, al toque dos clubes, una iglesia, un banco y hasta un colegio. Quizá sea un negocio, no me extraña de la familia Macri”.
Verónica Ciz es nacida y criada en Barracas. Vive cerca del parador de la borgeana calle Osvaldo Cruz: “Antes era un espacio para ancianos en situación de calle, pero cambió y ahora alojan a personas con problemas de adicción, eso trajo más inseguridad, nos sentimos muy solos. La solución que propone Macri es traer cárceles. En vez de sacarlas del área urbana, construye nuevas”. Agrega que los container son jaulas inhumanas: “Son latas de sardinas. Todo hecho a las apuradas, ni la policía está preparada, no son del servicio penitenciario. Y no piensan en los vecinos. Somos olvidados. Nosotros también estamos presos, pero en nuestras casas”.
“Macri vení a dar explicaciones”. Eso dice el cartel tatuado por la vecina Karina Chiabrera. La mujer lo agita frente a la comisaría: “Si es un proyecto tan bueno para el barrio, que no tenga miedo de venir a contarnos los beneficios que traen las cárceles container a los vecinos. Traen más inseguridad”. Al despedirse, doña Chiabrera dice que está harta del abandono que vive la zona sur: “Hablan de desarrollo, de barrio histórico, de espacios públicos… una película de Disney. La realidad es otro. Ahora vamos a ser la cárcel de la ciudad”.