El Gobierno analiza volver a aumentar en todo el país las tarifas de luz y de gas en septiembre, mes en el que con un optimismo no demasiado justificado anticipan una continuidad en la desaceleración de la inflación por la reducción del Impuesto PAIS. Si prospera la decisión del ministro Luis Caputo, el incremento será del 4% promedio en las facturas de los hogares, industrias y comercios, apenas por debajo de la suba que aplicará Aysa para agua y cloacas en el área metropolitana.
A esto se suma el impacto que tendrá sobre el bolsillo la quita de subsidios al colectivo en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires y que los combustibles subirán 2,5% promedio en todo el país por un nuevo diferimiento del impuesto a los combustibles líquidos (ICL).
En el caso de las boletas de energía, Caputo analiza junto a su equipo cuál será la magnitud de la suba que aplicará desde el mes próximo. La pauta con la que trabajan las empresas es de entre el 2% y el 4% en el precio de la electricidad y el gas pero también en el sector de transporte y distribución.
La nueva suba de tarifas seguirá impactando en el poder adquisitivo de la población e impidiendo cualquier atisbo de recuperación económica. Según cálculos de la Secretaría de Energía, a nivel nacional, los usuarios residenciales cubren el 57% del costo “real” del gas y del 64% de la electricidad. El resto todavía es subsidio.