El staff técnico del Fondo Monetario Internacional partió de la Argentina sin que quedaran en claro los términos de sus conversaciones con funcionarios del Ministerio de Economía y del Banco Central. El escueto comunicado del organismo, que hizo referencia a un diálogo “altamente constructivo y positivo” y a que las conversaciones “seguirán en curso en las próximas semanas”, dio origen a todo tipo de versiones sobre una posible exigencia de devaluación, tema que está bajo la lupa de los analistas hace ya varias semanas.

La ola de rumores creció tanto que este miércoles el ministro Luis Caputo tuvo que salir a desmentirlos. “Nada de lo que se está diciendo sobre el acuerdo con el Fondo es correcto. Difícil errarle en todo, pero lo están logrando”, protestó en sus redes sociales.

La queja de Caputo está referida principalmente a la difusión de un informe del Bank of America, en el que los economistas de esa institución presagian “una aceleración de la depreciación después de las elecciones y la unificación de los tipos de cambio en 1.400 pesos por dólar para diciembre por la eliminación de los controles».

El subdirector del FMI para el Hemisferio Occidental Luis Cubeddu lideró la misión del organismo en el país.

Eso implicaría una fecha de vencimiento para la actual estrategia oficial, basada en un crawling peg (microdevaluaciones periódicas) que la semana próxima se reducirá del 2% mensual al 1%, para acompañar la baja de la inflación. Lejos del mantra oficial de que “la inflación es siempre y en todo momento un fenómeno monetario”, en el Palacio de Hacienda quieren en que el tipo de cambio sea el ancla anti inflacionaria para alimentar el sueño de un triunfo en los comicios de octubre, aun a costa de un sensible retraso en la paridad real.

El informe del Bank of America, por cierto, no se agota en esa posible suba del dólar. Señala que el Fondo estaría dispuesto a celebrar un acuerdo con vigencia hasta 2028, que implicaría postergar los pagos de capital previstos desde el año que viene. La condición sería pasar a un sistema de flotación sucia del peso y eliminar el dólar blend (que permite a los exportadores liquidar el 20% fuera del mercado oficial) y las intervenciones oficiales en el mercado de bonos. También afirma que el organismo desembolsaría hasta U$S 20.000 millones para que el Banco Central refuerce sus reservas y pueda levantar el cepo. Los giros serían en tramos, con un adelanto de entre U$S 5.000 millones y U$S 10.000 millones, y el resto dependería “del esfuerzo en cuanto a política fiscal, flexibilidad cambiaria y otras reformas estructurales”.

El trabajo del BofA llenó el vacío informativo que dejó el escueto comunicado sobre la visita de la misión del FMI. Sobre todo el párrafo que hizo alusión a que las negociaciones continuarán, lo que da a entender que no hubo acercamiento en el tema del retraso cambiario. Esa cuestión es la que más irrita al Fondo, ya que perjudica la posibilidad de que el gobierno argentino acumule dólares y esté en condiciones de garantizar los cuantiosos pagos en divisas previstos para los próximos meses.

Se entiende la carencia de información luego de las reuniones, porque el staff es un cuerpo técnico y no político. En ese sentido, se aguarda una mayor información de parte de voceros oficiales del organismo, que bien podría llegar en las próximas horas.