Sólo mi computadora y yo somos testigos que esta columna la empecé a escribir el martes 17 de septiembre, es decir, una semana antes de la primera emisión del Cantando 2024 (ex Cantando por un sueño). No es que tenga superpoderes ni contacto con alguien de la producción que me anticipó de qué va el reality: televisión e innovación son un oxímoron. Desde hace ya varias semanas los programas de panelismo de América TV y otros canales vienen tematizando, poniendo en agenda al programa, generando esas ganas de prendernos a la pantalla para ver como novedad reciclada aquello que transcurrirá (transcurrió) el lunes 23 de septiembre.
Gran Hermano terminó y un nuevo reality se prepara para ocupar el prime time, esta vez, veremos cantar a un conjunto de famosos, mediáticos e influencers. El formato es ya conocido, lo que sucederá también. Peleas, conflictos, emoción, lágrimas, superación personal, enojo, renuncias, nuevos participantes que ingresan, reclamos por acomodo, se opinará sobre los cuerpos sin querer opinar -ya no estará Marcelo Tinelli para repetir cada tres frases “que linda que sos”-, y así horas y horas de pantalla se organizarán en torno al reality. Se hablará del rating, que si acompaña, que si no. Peleas entre el jurado, peleas entre participantes con el jurado, peleas del jurado con el VAR.
La vuelta del Cantando
Estas horas previas de pantalla que se le están dedicando al reality no es sólo para instalarlo, sino que nos deben enseñar, explicar e introducir a lxs nuevxs participantes. En ese pasaje de la televisión a las plataformas, en la convivencia entre medios tradicionales y redes sociales digitales, los nichos se profundizan y según la edad y género conocemos o desconocemos a lxs participantes. En ese híbrido entre esos dos mundos es que la televisión pretende traccionar a otra “nueva” audiencia.
En la televisión abierta hace años que ya no se produce ficción, los géneros de entretenimiento, panelismo y realities son, con más o menos presupuesto, lo que produce la industria televisiva. Conductorxs, actrices, actores, periodistas y panelistas van al streaming y vuelven a la televisión y así en un loop en transición nos muestra como novedoso personas hablando. Lo que en la década de los ‘90 marcó a la televisión argentina hoy se reproduce de manera aggiornada en los canales de streaming y en la televisión.
No es -solo- por el regreso de Susana Giménez, ni por los almuerzos de Mirtha Legrand, es que a Tinelli y su banda de amigos que marcaron la televisión de los ‘90 los vemos hoy en el streaming, y hasta Nicolás Occhiato parece un deja vu de Marcelo Tinelli: ese querer jugar de seudo perdedor con las mujeres, rozando chistes machistas aggiornados a la época nos muestran más de lo mismo, pero por diversas pantallas y dispositivos.
Pero volvamos al Cantando, este lunes los temas de los que hablará la televisión se reorganizarán, los programas de panel tendrán nuevos conflictos de que ocuparse, mientras esperamos que avance un poco más el calor para que regrese Gran Hermano, con la pileta de fondo y en un loop eterno la televisión de ayer y de hoy se mantiene. Esa televisión que parece que ya nadie ve, pero que sigue marcando no solo la agenda sino una manera de construir sentido y reproducir ideas que no importa por dónde lo ves ni en que plataforma estés.
* Investigadora CONICET y profesora en UBA