El presidente de la Nación Alberto Fernández anunció el pasado primero de marzo que enviará al Congreso un proyecto que unifica el desarrollo del cannabis medicinal y cáñamo para uso industrial. “El cannabis tiene propiedades de gran utilidad con fines medicinales e industriales. La industria mundial del cannabis medicinal triplicará su volumen de negocios en los próximos 5 años”, auguró Fernández en su discurso de apertura de sesiones ordinarias en el Congreso.
La iniciativa, que está trabajando el Ministerio de Desarrollo Productivo que preside Matías Kulfas, tiene como espíritu impulsar la utilización del cultivo exclusivamente con fines de industrialización para uso medicinal e industrial sin meterse con el uso recreativo, cuyo debate en nuestro país sigue generando varias diferencias entre los sectores.
En este sentido, Kulfas utilizó este jueves su cuenta de Twitter para destacar que la ley será una “herramienta transformadora”. Desde el punto de vista de la salud se trata de producir en escala productos medicinales de probada efectividad para determinados tratamientos y usos”.
“Permitirá la reconversión de pequeños y medianos productores en economías regionales en un producto de alta demanda internacional, integrando una cadena donde el recurso, la ciencia y la tecnología, lo conviertan en un producto diferenciado en el mercado interno y la exportación”, agregó en su posteo.
En Argentina rige la ley 23.350 de cannabis medicinal, sancionada en 2017 tuvo una redacción que terminó generando varios límites y dificultades a la hora de su aplicación. En noviembre pasado, el gobierno actual firmó el decreto 883 para la “Investigación Médica y Científica de Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus derivados”, que autoriza al cultivo de esa planta con fines terapéuticos por parte de particulares y el acceso a sus aceites y otros derivados en farmacias.
También establece que las empresas privadas de medicina y el Estado deben garantizar el acceso al cannabis y sus derivados. Asimismo, impulsa la investigación científica orientada a sus posibles usos terapéuticos y busca asegurar el acceso a las terapias para todos los usuarios, a través del cultivo para uno mismo o el cultivo solidario. Por otro lado, se creará un registro del Ministerio de Salud para inscribir a los pacientes autorizados “que acceden a través del cultivo controlado como tratamiento medicinal, terapéutico y/o paliativo del dolor”.
En el Congreso, las dos propuestas mencionadas por el presidente de la Nación ya se venían trabajando a partir de dos proyectos presentando por las diputadas del Frente de Todos Carolina Gaillard y Mara Brawer, quienes celebraron el anuncio de Alberto Fernández. Incluso, sus proyectos tuvieron acompañamientos de diputados de la oposición por lo que descartan que cuando en las próximas semanas el Ejecutivo envié al Parlamento el proyecto no tendrá dificultades de ser aprobado.
Por un lado, Gaillard propuso un proyecto de regulación integral de cannabis medicinal modificando la ley actual para que sea una norma superior. La titular de la Comisión de Legislación Penal comentó a Tiempo que propondrá al ministro Kulfas sugerencias en la redacción del proyecto para que la ley sea lo más completa posible. En ese punto, hace hincapié en que la regulación priorice a medianos productores y brinde garantías a cooperativas. Por otro lado, remarcó que “es sustancial que se despenalice el cannabis para usos medicinales”.
Brawer también se mostró optimista con la llegada del proyecto al Congreso. “Hay acuerdo en el gobierno, y en los bloques políticos del Parlamento para hacer una buena ley”, dijo a este medio. “La industria del cannabis va a ser parte de la industria argentina”, agregó.
La diputada por la Capital Federal impulsó durante 2020 una iniciativa que trabajó junto al Ministerio de Agricultura de la Nación, que proponía impulsar el cultivo y el desarrollo productivo del cáñamo, industrial y/u hortícola. Se trata de la variedad de la planta de Cannabis que tiene escaso contenido de la sustancia THC, menos del 1%, por lo que no resulta psicoactiva, es decir considerada estupefaciente en los términos de la Ley Penal.
Según fundamente el proyecto, en la actualidad hay muchas utilidades diferentes para el cáñamo y sus derivados. Se puede producir textiles (ropa, zapatos, zapatillas, carteras, pañales), fibras técnicas (refuerzo para concreto, moldeo por compresión y autopartes para la industria automotriz, reemplazo para fibra de vidrio, reemplazo, refuerzo y rellenos para plástico, cuerdas, aislantes sonoros y térmicos), materiales de construcción (ladrillos, aislantes, aglomerados, productos para absorción, acrílicos y reemplazos de madera) y celulosa para papel, cartón o envoltorios.
En el mundo, el cultivo de cáñamo se desarrolla fuertemente en distintos países entre los cuales se destaca particularmente China, por ser el primer productor mundial comercialmente instalado, dado que nunca prohibió ni restringió su cultivo; así como también Francia, por ser principal productor europeo.