El rol de las universidades no es solo producir y formar. También, por ejemplo, estudiar problemáticas de las sociedades en las que trabajan. La mortalidad por cáncer en la región Centro de Argentina –Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe– es de las más elevadas del país. Un grupo de investigadores de universidades públicas de las tres provincias se propuso demostrar que el dato está asociado a la actividad agroindustrial y la calidad del agua consumida. Las dos variables tienen una razón: mientras la primera está saturada de agroquímicos, la segunda presenta niveles de arsénico que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera una amenaza. La conclusión fue inequívoca: a mayor superficie sembrada y mayor porcentaje de población expuesta a niveles tóxicos de arsénico, más altos son los índices de mortalidad por cáncer, sobre todo en los hombres.

“La Argentina tiene dos problemas históricos –explica Alejandro Oliva, médico e investigador de la Universidad Nacional de Rosario (UNR)–. Por un lado, desde el 2011 que no se publica información sobre el uso de agroquímicos; la única forma de poder valorar esos datos es analizando las superficies sembradas, lo que nos permite inferir la carga de agroquímicos. Por otro, seguimos impactados por los niveles de arsénico en agua; el código argentino permite aceptar como normal un máximo de 50 microgramos por litro para el consumo, pero la OMS estableció el valor recomendado en 10 microgramos por litro”.

Oliva forma parte de la Red Interuniversitaria en Ambiente y Salud de la Región Centro (Redinasce) creada en octubre del 2016 a través de un convenio entre los seis rectores de las universidades públicas de Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe con el fin de “intervenir en la interface Ambiente y Salud, desde la investigación, la docencia y la extensión”.

Junto a Leandro Duarte, médico especialista en Oncología Clínica; Florencia Delgado, licenciada en Sociología; Néstor Di Leo, ingeniero agrónomo y Sergio Montico, ingeniero agrónomo y doctor en Ingeniería, elaboraron los artículos «Análisis y tendencias de la mortalidad por cáncer en la Región Centro, 1992-2016», publicado en la Revista Argentina de Salud Pública en mayo del 2021 y «Mortalidad por cáncer, arsénico y nitratos en aguas de consumo y superficies sembradas en Argentina», publicado en la Revista Panamericana de la Salud Pública en agosto pasado. “Lo primero que hay que decir –aclara– es que se trata de estudios ecológicos, no demuestran causas sino asociaciones. Probar las causas implica otro modelo de estudio más caro y casi imposible en la Argentina”.

Sin acompañamiento

La investigación de la Redinasce, financiada por el Ministerio de Salud de la Nación y la UNR, analizó decenios de superficies sembradas totales (SST) y el porcentaje de población expuesta a niveles elevados de arsénico y nitratos en aguas de consumo en relación con las tasas de mortalidad total (TMT) y órgano-específica (TME): «se hallaron correlaciones positivas y significativas entre los dos primeros decenios de SST y el primer decenio de TMT, así como correlaciones con cáncer de pulmón, páncreas y colon en hombres; y con cáncer de colon en mujeres”. En tanto, “los niveles elevados de arsénico se asocian con las TMT en ambos sexos y en todos los decenios, aunque de manera específica con cáncer de pulmón en hombres”.

“La asociación entre las SST y las TMT y TME –concluyeron los investigadores– presentan mayor intensidad cuanto más cerca están entre ellas temporalmente, y expresan un mayor impacto de los cultivos más antiguos. La asociación entre las TMT y el consumo de aguas arsenicales, así como la hallada en TME de pulmón en hombres y colon en mujeres, muestran que esta exposición histórica es central para entender las condiciones epidemiológicas regionales”.

El 21 de octubre se convocó a reunión plenaria con las seis universidades para presentar los resultados de la investigación y realizar una propuesta concreta: la creación de un Observatorio Nacional que lleve adelante políticas de vigilancia y prevención en lo ambiental y la salud pública. Invitaron a representantes del Instituto Nacional del Cáncer y de las tres agencias provinciales de control del cáncer, pero ninguno concurrió. La jornada, entonces, se suspendió.

“Siempre fueron las comunidades –dice Oliva– las que llevaron adelante las transformaciones, pero si la gestión política no acompaña va a costar mucho”.

Ambiente

La Redinasce tiene dos investigaciones en desarrollo. Una relacionada con la mortalidad infantil por cáncer y las variables ambientales; particularmente, la calidad del aire. La segunda, con enfermedades neurodegenerativas (Alzheimer y Parkinson) y sus posibles asociaciones con condiciones ambientales y sociodemográficas.