Fueron siete años de trabajo. El cineasta Martín Farina encontró en los amigos de la colimba de su padre una historia, algo que contar, comenzó a rodar y descubrió que esa historia se multiplicaba. La película Cambio de guardia se consagró como Mejor Largometraje de la Competencia Argentina en la última edición del Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI). Además, obtuvo los premios a Mejor Montaje y Mejor Sonido. Todo un mérito para un documental algo inusual. Y ahora, se puede disfrutar todos los sábados de junio en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires Malba.

Con una narrativa muy dinámica, Farina retrata en el film a un grupo de amigos cuyo vínculo creció integrando el Regimiento de Patricios habiendo compartido el ya abolido servicio militar, en 1977. Casi medio siglo después, el director los sigue con su cámara en reuniones que realizan de manera periódica. De esta forma retrata no solo el vínculo de amistad de estas personas, sino que también dentro de esa dinámica logra una muestra de la famosa grieta que divide políticamente las ideas y el día a día de los argentinos. El documental de Farina propone, de alguna manera, una reflexión y un camino de  empatía para aceptar a quien piensa distinto.

Un aniversario

“Yo no los conocía. Pero en un aniversario fui a la reunión de mi viejo con sus compañeros y llevé la cámara porque me parecía algo emocionante, sobre todo porque comparten amistad de manera fortuita. Allí noté que se lamentaban porque una persona del grupo no había ido y noté que las posiciones políticas eran algo a tener en cuenta. Además, ellos se hablaban como si fueran chicos de 18 años, en ese tono tan argentino y me pareció que sería ideal para una narración histórica plebeya, donde lo cotidiano y vivencial se mezclaba con la historia, en un tono llano.  Quería un registro de conversaciones, que con un montaje se estructurara casi como una ficción. Un formato narrativo que desde la emoción cuente algo: una relación que se creó y se mantuvo en el tiempo sin tener más en común que el hecho que compartieron la colimba, a los 18 años, por alrededor de doce meses”, destaca el director.

Con los años de registro fue descubriendo que había más en esa amistad entre esos hombres que hicieron el servicio militar: “El compañero que faltaba en el grupo un día apareció, justo un día que yo estaba filmando y sin esperarlo tuve una escena muy emotiva, casi de guión dramático. Con el tiempo me di cuenta que aquel que más extrañaban tenía una posición diferente a la de muchos, así se daban ciertas contradicciones entre ellos y de alguna manera representaba lo que nos pasa como sociedad”. Farina comprendió que había entre ellos había cierta disputa, pero que primaba el cariño para mantenerse unidos. Eso le dio la oportunidad a él –y al público- de mirar las diferencias desde otro lado.

Vínculos y diferencias

“Los unió la casualidad: les tocó a todos ellos en Regimiento de Patricios. Son distintos y se nota casi al instante, por cómo hablan. Pero no renuncian a su vínculo y lo siguen manteniendo vivo durante décadas”. El director, como mucha gente, reconoce que con el tiempo se alejó de gente que era cercana y hoy sostiene ideas que están en las antípodas de las suyas. “Hoy en día uno se suele juntar con los que están ideológicamente más cercanos, pero ellos como que quedaron atados a esa experiencia se siguen juntando y nos da la chance de ver y reflexionar si posturas opuestas pueden convivir y acercarse de alguna manera”.

Las miradas del mundo entre el director y su padre son muy diferentes y dificultaron el vínculo. Por eso Cambio de guardia también parece encerrar una suerte de parábola familiar o personal. “Las obras a veces nos permiten hacer lo que no podemos e la vida cotidiana. Hoy en día todo hay mucha información, muchas fuentes y la postura ideológica está muy influenciada por múltiples fuentes que a su vez siempre tienen que ver con nuestros intereses, por lo que está sesgada. Y antes también, pero de otra manera y eso de alguna manera se refleja en este documental. De cómo las cosas dependen de cómo cada uno interpreta esa realidad que le toca.  El ataque al cine, situación en la que muchos sectores creen que los que hacen cine son corruptos o estúpidos o comunistas, dicho como insulto, achata la verdadera discusión que nos tenemos que dar como sociedad y como generadores de cultura. Estamos tratando de explicar la importancia de contarnos nuestra historia a nosotros mismos, mientras que a su vez hay quienes quieren sacar esa posibilidad. Eso es difícil. Tenemos que demostrar, y es lo que intente hacer con esta peli, que somos una sociedad que tiene elementos que nos unen: quería dejar una huella de que las diferencias no significa que podemos tener un vínculo para seguir haciendo algo en conjunto. Es difícil, pero quizás es la única esperanza.”

Ganar el Bafici fue para Farina fue algo muy importante. “No solo porque es un documental, una producción pequeña, sino porque es de profunda en su simpleza. Es una película apoyada en la observación y es difícil que compita con ficciones más grandes y más complejas. Eso me pone contento. Se puso en valor algo de la perspectiva que elegimos darle y en su sinceridad es más potente que otro tipo de construcciones”, concluye.

Cambio de guardia

De Martín Farina. Todos los sábados de junio a las 22 en el Malba, Av. Pres. Figueroa Alcorta 3415.