Lectora, lector, sepa que el cambio climático existe. Y llegó para quedarse. Si alguien tenía alguna duda, basta con ver el informe que el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) presentó este lunes en la COP27, la Conferencia de las Naciones Unidas que apunta a combatir la crisis ambiental, hasta ahora con más promesas que resultados. Calor, sequías y un mayor calentamiento en la Antártida, muestran signos de que nuestro país no está ajeno a los efectos climáticos globales. Un dato lo grafica: 24 localidades batieron récord histórico de temperaturas extremas en 2022.
El reporte evalúa las condiciones climáticas que afectaron a la Argentina desde el 1 de enero al 30 de septiembre de este año, tomando las mediciones oficiales que el SMN realiza desde hace 150 años en todo el país. «La serie histórica de estas mediciones permite dar cuenta de las manifestaciones del cambio climático en nuestro país y dar sustento a las políticas nacionales de adaptación, respuesta y mitigación frente a los fenómenos asociados al cambio climático», destacó el organismo.
Lo primero es un signo del cambio climático: los efectos extremos. Veranos más calientes, inviernos con momentos más fríos de «lo normal». De hecho el 2022 ocupa el puesto 21 entre los más fríos de Argentina desde 1961. «La temperatura media del país fue levemente inferior a lo normal con respecto al período climatológico de referencia. Desde 2007 que no se observaba un período enero-septiembre con anomalías negativas», expresaron.
Pero en este mismo 2022 que tuvo un promedio de temperatura más frío del que venía aconteciendo, está uno de los veranos más calurosos de la historia. «Ola de calor extrema y sin precedentes», así lo define el SMN. En el verano 2021/2022 ocurrieron las tres primeras olas de calor de la temporada, con un evento sin precedentes que afectó a gran parte del país entre el 6 y el 26 de enero. Fue una de las olas de calor más extremas debido a su extensión (se dio en el 72% del territorio nacional), y por su duración (hasta 14 días): «24 localidades batieron récords históricos de temperaturas extremas», expusieron.
Eso se vivió no solo en el territorio continental. También hubo temperaturas más altas en la Antártida, lo cual es igual o más preocupante porque es un termómetro con efectos inimaginables hacia el resto de la región. La temperatura media en lo que va del 2022 fue superior a lo normal en las 6 estaciones antárticas. Durante el verano, las estaciones Belgrano II y Carlini alcanzaron sus máximos absolutos.
Después del verano llegaron un otoño y un invierno con condiciones más frías que lo habitual. Hubo eventos de olas de frío intensas entre mayo y julio que afectaron parte del centro y el sur del país. El segundo episodio fue el más extenso e impactó a gran parte de la Patagonia, centro y sur de Buenos Aires y sur de Córdoba. «El último, que fue más localizado sobre el sur patagónico, resultó ser de los más intensos y prolongados para la ciudad de El Calafate», explicaron.
A su vez, al menos hasta septiembre, el 2022 se posicionaba en el puesto 18 de los años más secos desde 1961. La situación empeoró, y la sequía ya afecta a siete millones de hectáreas productivas, lo que obligó al gobierno a pensar compensaciones económicas. Fue el segundo junio más seco desde 1961: «11 localidades del centro del país tuvieron récords de precipitación acumulada mínima». Entre enero y febrero prevalecieron condiciones de sequía extrema en el norte del Litoral. Y desde mayo se experimenta una sequía moderada a severa en el centro del país.
El informe destaca otros puntos. El 2022 comenzó con una fase fría del fenómeno El Niño-Oscilación del Sur o La Niña, establecida a finales del 2021 y que se mantiene activa hasta la actualidad, lo que lo convierte en el tercer episodio consecutivo. «Esto ocurrió solo en dos ocasiones desde 1950». El SMN agrega que La Niña y la fase negativa del Dipolo del Océano Índico, iniciada a mediados de junio, pudieron haber favorecido las lluvias deficitarias observadas en el noreste argentino, agravando las condiciones secas en el área ya afectada por la sequía.
Otro punto crucial del cambio climático es la emisión de gases y el efecto invernadero. Algo que de tan nombrado parece abstracto, pero no lo es. Existe y tiene sus consecuencias concretas. Los registros de dióxido de carbono y metano muestran un incremento constante en el transcurso de los años. «Siguiendo la tendencia mundial, ambos gases aumentaron su concentración a lo largo del 2022, si bien los valores medidos por el SMN fueron menores a las concentraciones medias globales registradas por la Oficina Nacional de la Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés)». Las mediciones de radiación ultravioleta resultaron muy cercanas al promedio histórico en Buenos Aires y Ushuaia, y levemente superiores en Mendoza e inferiores en Marambio.