La industria del calzado es una de las más impactadas por la caída del mercado interno, especialmente a partir del cambio de signo político en diciembre de 2023.

Promediando el primer año de La Libertad Avanza al frente del Ejecutivo, el sector trabaja a menos del 40% de su capacidad, vende un 30% menos que en diciembre y se acostumbró al cierre de empresas y a los despidos de personal, que hasta julio llegaban a 1500.

En simultáneo, se empiezan a sentir las señales de una oleada importadora procedente de Brasil, China, Indonesia y Taiwán que complica seriamente la proyección para lo que queda de 2024.

Entre enero y julio se registró un aumento de la importación de calzado terminado del  21% y una caída del 50% de la importación de insumos para ensamblar en el país, consignó a Tiempo Horacio Moscheto, secretario de la Cámara de la Industria del Calzado (CIC).

Pese a los datos, las empresas declaran que las importaciones todavía no son un problema. No obstante, bien entrado el segundo semestre y sin señales desde la Casa Rosada, se limitan a la esperanza de que se produzca una recuperación de la capacidad de compra “para al menos mantener” los empleos actuales.

Producción en picada

Los últimos datos que difundió el Indec en su Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI Manufacturero), dicen que la industria del calzado fabricó en junio un 19,8% menos respecto del mismo mes de 2023 y, consecuentemente, acumuló una caída del 17,8% en el primer semestre.

La dimensión de la caída de las ventas varía según la fuente. Las empresas hablan de un derrumbe del 30% pero los trabajadores del sector aseguran que el bajón llega al 45%.

Las ventas minoristas cayeron el 8,8% en julio y acumularon un retroceso del 11,6% en los primeros siete meses del año, según el Índice de Ventas Minoristas Pymes de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

Esa medición también reveló que el primer segmento afectado por la pérdida de las ventas fue el del calzado de lujo o de moda, mientras que los productos de uso intensivo tuvieron un flujo de salida más acorde con los parámetros normales.

Ya en junio, la CAME registró la importancia de los cierres de empresas y el creciente temor de los industriales pymes por la liberación de las importaciones anunciada por el gobierno, así como el inicio de un cambio de estrategia sectorial frente “a un eventual contexto de menor demanda permanente”.

Espaldas y ventas

La reorientación de la estrategia es una posibilidad limitada a los grandes fabricantes, que son los que tienen espaldas para aguantar la sequía de las ventas y pueden dedicarse a fabricar para hacer stock y esperar a ver qué pasa en 2025.

Seguramente, algunos de esos jugadores se quedarán también con partes del mercado que dejen en el camino las pymes que cerraron y las que seguirán bajando sus persianas.

Un fabricante reconocido contó días atrás que su empresa estuvo parada por más de un mes desde fines de mayo, con el personal suspendido, sin despidos, pero cobrando el 70% del salario. Según refirió, pudo reactivar la producción pero pensando en el año que viene, sin ventas nuevas y sin siquiera terminar de cobrar la producción que tiene distribuida desde hace meses en el canal comercial.

A todo esto, el calzado está entre los rubros que aumentaron más moderadamente sus precios (un 2,6% en julio, según el IPC porteño), pero esa estabilidad no alcanzó para dinamizar las ventas.

Es que el ancla que hunde las operaciones comerciales es la caída del poder adquisitivo del salario, un problema que afecta a los productores locales de la misma manera que a los importadores. «

Bronca de trabajadores

Entre los trabajadores del sector crece la preocupación por lo que pueda pasar si se produce un boom importador.

La Unión de Trabajadores de la Industria del Calzado (Uticra) denunció en un comunicado reciente la política del gobierno nacional que repercutió en 1500 despidos en todo el país. Las empresas no confirmaron el número pero admitieron que en la primera mitad del año se registraron más de 1000 despidos.

En ese contexto la Uticra se declaró en estado de movilización y alertó sobre “la urgente necesidad de utilizar todas las herramientas gremiales necesarias para frenar el plan económico”.

El gremio informó que también dialoga con otros sindicatos, legisladores y gobiernos locales y provinciales para buscar “urgentes respuestas” a la difícil situación del empleo sectorial