Carlos Busqued viene del futuro. Dice que es horrible: “Anoche tipo 2 de la mañana, mirando en Canal 26 una repetición del programa de Grondona y su nuevo Robin, el ASQUEROSO SORETE FACHO CORDOBÉS Pablo Rossi, conversando con Abel Posse, los tres haciendo un llamado a la derecha a salir del closet, a que la gente deje de tener vergüenza de ser fascista. Tenebroso (aparte, ¿cuándo la gente tuvo vergüenza de ser fascista?). Media hora antes me lo había fumado al otro hijo de puta de Morales Solá con Macri en TN. Qué lindo que pasara como en La guerra de los mundos pero con los fachos, que están a punto de ganar pero viene un virus y los caga matando a todos”. El posteo es del 27 de diciembre de 2009 en Borderline Carlito, el blog del por entonces anónimo escritor en los tiempos dorados de la blogosfera. El deseo no pasa de moda, mucho menos en estos tiempos de gobierno liberfacho. Extrañamos tanto a Carlos.
Borderline Carlito es el título del libro póstumo de Busqued, que acaba de publicar la siempre activa casa editora Blatt & Ríos. Rescata los posteos del escritor nacido en el tórrido Chaco, (des) formado en la nefasta capital de Córdoba y muerto en estas pampas de cemento porteño en marzo de 2021. Tenía sólo 50 años. El libro va de los años 2006 al 2009, período en que Busqued maquina su primer cross a la mandíbula de la aletargada literatura argentina, la novela Bajo este sol tremendo, obra finalista del premio Herralde y publicada por la editorial Anagrama. Opaca, lacónica y brutal, Bajo este sol…es una novela poderosísima que narra las andanzas y desandanzas de un par de outsiders en ese infierno que es el noreste de nuestra infernal patria. Fue llevada al cine como El otro hermano por Adrián Caetano en 2017, pero mejor no hablar de ciertas cosas.
Más allá de la cocina de la novela –“Para ser sincero, debería decir ‘estaba tratando de escribir una novela’, porque ya hace un tiempo que lo único que hago es mirar la televisión”-, Borderline Carlito es un viaje fascinante por la cabeza de Busqued. Un universo alucinógeno donde conviven Frank Zappa, Cibo Matto y Morphine; documentales de la Segunda Guerra Mundial y películas de Volver; asesinos seriales y pastores evangélicos del Once; la Cerdos y Peces y Reader´s Digest; dealers viscosos y vecinos amorosos; Borges, Herminio Iglesias y Stroessner; el aeromodelismo, el hambre y las ganas de escribir.
Diario, folletín bloguero, work in progress, guía de TV chatarra, manual de supervivencia. Borderline Carlito deja ver la educación sentimental de Busqued. Escritor, polemista, comentarista y cronista de pluma corrosiva. Aguafuertes cordobesas y porteñas de principios del siglo XXI, los años de la guerra entre el kirchnerismo de la primera época y los agrogarcas. Postea el 9 de marzo de 2008: “Me molesta (me da miedo) la existencia de patotas del gobierno. Pero qué quieren que les diga, D’Elía pegándole a uno de esos lectores de Marcos Aguinis es una imagen encantadora. Si los cagaban a palos a todos los pitucos la otra noche, no me sentía ni un poquito mal”.
Busqued antes de Busqued. Mucho antes de su trinchera en Twitter, ese oráculo corrosivo que no para de disparar verdades. También de la publicación -me pongo de pie- de Magnetizado, su segundo y último libro. Raro, hipnótico y riguroso perfil de Ricardo Melogno, un asesino de taxistas que en 1982 mató a cuatro choferes en una semana y pasó toda su vida enjaulado y dopado entre penales y psiquiátricos. Periplo con paradas en la locura, el crimen, el castigo y la psicología forense. Perla negra de la no ficción, obra transgénero que redefine un género. Con Magnetizado, Busqued se cuela en la santísima trinidad de la literatura non fiction: a la derecha la sangre helada de Capote; a la izquierda, las masacres de Rodolfo Walsh. Amén.
La última línea es toda de Busqued, amable nos saluda desde las páginas del blog hecho libro: “Para la gente linda que me quiere y me aprecia, sigo deseando lo mejor. El resto, como siempre, que coma mierda y se muera. Eso sí, besos a todos”.