La temporada de veranos es temporada de mosquitos. Y de dengue. La Argentina registró un máximo histórico de casos y fallecidos este año, y el último boletín epidemiológico del Ministerio de Salud alertó por el alza de contagios. En este marco, especialistas del Hospital de Clínicas advierten que tener fiebre y estar en zona de transmisión (centro y norte del país) es motivo suficiente para hacer una consulta médica.
Al mismo tiempo, médicos infectólogos del Clínicas alertan sobre un “subregistro de casos y los casos asintomáticos son frecuentes, por eso es necesario reforzar la concientización sobre las principales medidas para frenar su transmisión y propagación”.
La semana pasada, el Ministerio de Salud de la Nación emitió un alerta epidemiológica por riesgo de propagación del dengue y enfatizó “la necesidad de extremar medidas de prevención y cuidados debido al contexto en el cual en el país se ha observado una curva epidemiológica ascendente”. Desde la cuenta de X del organismo, sin embargo, hubo cambio de logo con la nueva gestión pero no hubo difusión de mensaje alguno. El último posteo sobre el tema es del 7 de diciembre.
Datos alarmantes
Según reportes de la Organización Panamericana de la Salud, en 2023 hubo 4.280.855 casos sospechosos de dengue en las Américas, cifra superior a la de los últimos años. La Argentina registró su máximo histórico, con 135.676 casos (126.430 de ellos autóctonos) y 68 muertes.
Para Mónica Foccoli, jefa a cargo de la División Infectología del Hospital de Clínicas, la propagación a nivel local “puede relacionarse con múltiples factores: deficiencias en el saneamiento ambiental (manejo de residuos sólidos y agua residual); falta de concientización en la población; campañas de prevención insuficientes y en época inadecuada, ya que ‘descacharrizar’ debe fomentarse en época invernal para que el mosquito hembra no encuentre nichos (elementos con agua estancada) donde depositar los huevos en época de calor; circulación de más de un serotipo de dengue y desafíos en el diagnóstico clínico por los síntomas inespecíficos”.
La mayor parte de las infecciones por el virus dengue son asintomáticas o generan manifestaciones leves. Los síntomas más frecuentes son fiebre (>38.5°C), cansancio, dolores de cabeza y detrás de los ojos, dolor muscular, dolor articular, lesiones en la piel (tipo sarpullido) con importante picazón, diarrea y, aunque menos frecuente, el sangrado por nariz o encías. Puede afectar a cualquier edad y la gravedad puede estar relacionada con las comorbilidades de los pacientes, la re-exposición a otro serotipo del virus y en raras ocasiones con la infección por DEN2.
Para evitar las infecciones y –sobre todo- las reinfecciones, las medidas de prevención apuntan a eliminar los posibles criaderos de los huevos de mosquitos (descacharrizar), usar repelentes y mosquiteros. Para Foccoli, la vacuna –que ya está disponible para su compra- es “un elemento más de prevención y siempre debe estar asociada a las medidas de control y prevención mencionadas”. Además, “por las características de la vacuna, que contiene virus atenuado, no todas las personas pueden recibirla y requieren de una consulta médica previa”.
La suba en el precio de los repelentes y la escasez que comienza a darse en los comercios suman complicaciones extra.
Invasión de mosquitos
Por estos días, el dengue no es la única preocupación relacionada con los mosquitos. La invasión que se da en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) está encabezada por la especie Aedes albifasciatus, conocida como “mosquito de inundación” y transmisora del virus de la Encefalitis Equina del Oeste (EEO), patología de la cual hay un brote en caballos en el centro y norte de Argentina.
“Generalmente diría que la picadura del Aedes albifasciatus es inofensiva, pero en este momento estamos teniendo un brote de EEO en caballos a nivel de la zona centro y norte de nuestro país”, alertó la directora del Grupo de Estudio de Mosquitos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Sylvia Fischer, en diálogo con Télam.
“Hay abundancia de una especie que llamamos mosquitos de inundación por el tipo de estrategia y ciclo de vida que tiene”, afirmó Fischer. “La característica principal que tiene es que las hembras ponen los huevos en lugares que se pueden anegar cuando llueve, donde se forman charcos temporarios de distintos tamaños. Y en épocas de mucha lluvia, como estamos teniendo ahora, todos los huevos acumulados en estos lugares que se inundan eclosionan casi simultáneamente y generan el desarrollo sincrónico de millones de mosquitos”, dijo la investigadora principal del Conicet y docente de la UBA.
“Unos días después de emerger, las hembras salen a buscar sangre para completar la cantidad de proteínas que necesitan para poner los huevos. Por eso percibimos que, de repente, hay un malón de mosquitos que está tratando de picarnos”, detalló la especialista. Se trata de mosquitos con una picadura más dolorosa que otras especies.
La EEO es una enfermedad neurológica producida por un Alphavirus homónimo (VEEO) que se transmite a través de picaduras de mosquitos, y aunque afecta principalmente a caballos también puede ser contraída, sintomáticamente o no, por seres humanos.
Hasta el momento, el Ministerio de Salud de la Nación informó este mes un solo caso humano de EEO detectado en el país después de 27 años, en un hombre residente en la ciudad santafesina de Reconquista.
Ante el brote de EEO en equinos, la especialista recomendó utilizar repelente, llevar ropa con manga larga y pantalón largo para cubrir la mayor parte del cuerpo y tener más recaudos al estar en espacios verdes. En cambio, las medidas asociadas al dengue como eliminar recipientes en desuso que puedan acumular agua no se aplican para el mosquito de inundación, porque es diferente el tipo de lugares en los que se cría.