«En breve tendremos la resolución del asesinato de la concejala Marielle Franco». Pocos días después de que se cumplieran seis años, el ministro de Justicia brasileño, Ricardo Lewandowski, anunció avances importantes en la investigación sobre la autoría intelectual del emblemático crimen de la activista negra, feminista y lesbiana que tuvo gran impacto mundial.
En conferencia de prensa, Lewandowski informó que fue homologada la «delación premiada» del expolicía Ronnie Lessa, acusado de ser el autor material, quien aportó «elementos importantísimos» para dilucidar el caso. Lessa confesó su participación en el homicidio y aceptó denunciar a sus cómplices a cambio de beneficios en la condena.
A lo largo de esta última semana, la prensa brasileña fue dando detalles sobre el contenido de su declaración ante la Policía Federal. Según se informó, Lessa señaló como móvil del crimen una trama de explotación y especulación urbanística orquestada por las milicias armadas de Río de Janeiro, algo que Marielle venía denunciando.
La explotación inmobiliaria es una de las principales vías de financiación del crimen organizado en Río; entre 2021 y 2022, más de 1300 edificaciones irregulares vinculadas a las milicias fueron derribadas.
Se espera que en los próximos días se difundan oficialmente los nombres de los autores intelectuales. Extraoficialmente, se menciona a Domingos Brazão, consejero del Tribunal de Cuentas del Estado de Río de Janeiro, y a Marcelo Siciliano, un exconcejal aliado del Coronel Mauro Cid, exayudante de órdenes del entonces presidente Jair Bolsonaro.
La expectativa sobre el nexo de la familia Bolsonaro con la orden del crimen sigue siendo alta, considerando sus estrechos vínculos con las milicias cariocas y con Elcio Queiroz, el otro expolicía detenido por el crimen.
La investigación tomó un nuevo impulso a partir del regreso de Lula a la presidencia. En julio del 2023, Queiroz, acusado de conducir el vehículo que siguió a Marielle, confirmó que fue Lessa quien efectuó los disparos. Luego el gobierno pidió la intervención de la Policía Federal.
En diciembre, Flávio Dino, entonces ministro de Justicia y ahora miembro la Corte, aseguró: «Resulta una cuestión de honor del Estado brasileño emprender todos los esfuerzos posibles y razonables, y así lo hará, para que ese crimen sea develado definitivamente».
La semana pasada, el proceso pasó a la Corte Suprema, ya que uno de los investigados posee fuero privilegiado. El prestigioso magistrado Alexandre de Moraes quedó a cargo de la investigación.
Ante las últimas novedades del caso, Anielle Franco, hermana de Marielle y actual ministra de Igualdad Racial, afirmó: «La noticia nos da fe y esperanza de que finalmente tendremos respuestas». Además, destacó que el anuncio «es una demostración de que las instituciones de Justicia siguen comprometidas con la resolución del caso».
Por su parte, Mónica Bencicio, concelaja carioca y viuda de Marielle, se mostró más cautelosa: «Este es un paso importante en la dirección de la conclusión del caso, por el cual luchamos y esperamos hace seis años. Pero no aguantamos más la falta de respuestas sobre quién mandó a matar a Marielle ni las promesas vacías sobre especulaciones de plazos que no se sustentan y sólo sirven para aumentar nuestro dolor y nuestra ansiedad. Queremos respuestas concretas».
Quién fue Marielle
En la noche del 14 de marzo de 2018, Marielle regresaba de un evento de debate con jóvenes negras cuando su auto fue interceptado por otro vehículo en una zona céntrica de Río de Janeiro. Ella y su chofer, Anderson Gomes, fueron ejecutados con 14 disparos de una subametralladora HK MP5, de alta precisión y utilizada sólo por fuerzas policiales de élite.
Marielle tenía 39 años, era socióloga, feminista y defensora de los derechos de las mujeres negras y la diversidad. Militaba en el PSOL y había sido electa concejala de Río de Janeiro. Venía denunciando los abusos de la Policía Militar en las favelas de Río. Un día antes de ser asesinada, se preguntaba en uno de sus últimos tuits: «¿Cuántos más deben morir para que acabe esta guerra?».
Su figura se volvió emblema y bandera en un contexto de crecimiento de la violencia política en Brasil tras el golpe de Estado que derrocó a Dilma Rousseff en 2016 y que abonó el terreno para la posterior llegada de Bolsonaro, de probados vínculos con las milicias cariocas señaladas como responsables del asesinato de Marielle.