Ceará vive en los últimos días una crisis de seguridad, después de que parte de los policías militares del estado se amotinaran en reclamo de aumentos salariales. El estado del noreste brasileño registró 147 homicidios desde que el miércoles pasado se iniciara una huelga policial. Sólo en las últimos horas hubo 25 «crímenes violentos letales», según el ultimo balance de la Secretaría de Seguridad Pública del estado.
Ante esa situación, el presidente Jair Bolsonaro autorizó el empleo de las fuerzas armadas para garantizar el orden en el distrito y unos 2.500 militares refuerzan desde ayer la seguridad en las calles de todo el estado. Los ministros de Defensa, general Fernando Azevedo, y de Justicia, Sérgio Moro, viajaron hoy a Fortaleza, capital de Ceará, para acompañar el despliegue de los efectivos militares.
Mientras tanto, y puesto que los militares tienen legalmente prohibido realizar medidas de fuerza, la justicia castrense suspendió a más de 200 policías que se adhirieron a la huelga. La crisis comenzó en la tarde del martes, cuando personas encapuchadas -supuestamente policías- entraron en varios cuarteles de diversas ciudades del estado y pincharon neumáticos de vehículos oficiales.
El miércoles, el senador Cid Gomes, hermano del ex candidato presidencial Ciro Gomes, fue baleado en el pecho cuando intentaba entrar con una retroexcavadora en un cuartel de policías amotinados en Sobral, a unos 230 kilómetros de Fortaleza, la capital regional.
Tras permanecer cuatro días en la sala de terapia intensiva de un hospital, el legislador fue dado de alta ayer sin que se le retiraran dos proyectiles del cuerpo, y permanecía en internación domiciliaria.
El motín policial condujo a las autoridades a cancelar en tres municipios del estado las celebraciones del Carnaval, una de las mayores atracciones turísticas de Brasil.