Fuertes lluvias azotan a Brasil en las últimas horas, más precisamente en Río de Janeiro donde desde la tarde del lunes se desencadenaron una serie de precipitaciones, con vientos de hasta 110 km por hora, que provocaron inundaciones y derribaron una enorme cantidad de árboles. De acuerdo a la información brindada por las autoridades, hay al menos 10 muertos y no hay precisión aún del número de desaparecidos.
Ante la grave situación climática que vive el vecino país de Mercosur, la municipalidad de la ciudad, decretó el «estado de crisis» y pidieron a la gente que se quede en sus casas o que sólo se movilicen en caso de extrema necesidad dado que el pronóstico indica que seguirá lloviendo.
Según informó la Policía Militar del estado en la madrugada de este martes, un derrumbe provocado por el temporal en la favela Babilonia, ubicada en Leme, causó la muerte de dos mujeres, mientras un hombre continúa desaparecido y es buscado por el personal de rescate.
La tercera víctima fatal fue un hombre que murió al ser arrastrado por las corrientes de agua, tras caer de la moto en la que se desplazaba, según testigos. Su cuerpo fue hallado en Gávea, un barrio de la zona sur de Río, una de las más afectadas por el temporal.
Las corrientes de agua producidas por las lluvias que caen sin parar desde hace más de 14 horas arrastraron innumerables vehículos e inundaron calles y túneles de la ciudad.
Los informes meteorológicos reportaron que en cuatro horas llovió más que durante los días 6 y 7 de febrero, cuando un temporal provocó la muerte de seis personas, y el volumen de lluvia acumulado en ese tiempo fue hasta un 70 % mayor de lo esperado para todo el mes de abril en algunos puntos de esas regiones.
Los barrios de la zona sur, de esa localidad fueron los más afectados se vieron completamente inundados por la lluvia, que arrastró varios autos, causó el caos con importantes avenidas bloqueadas y provocó la caída de algunos árboles y deslizamiento de tierra.
El Centro de Operaciones de Rio (COR) pidió a los habitantes «desplazarse solamente en caso de extrema necesidad», advertir a las autoridades si aparecen «señales de rajaduras» en las viviendas y estar atentos «a las sirenas» que avisan de riesgo de deslizamientos.
En la favela de Rocinha, la más grande de la ciudad, cayeron 153,2 milímetros de agua en cuatro horas, más de la mitad de la media histórica de febrero.
En Copacabana soplaron vientos de hasta 110 km/hora, derribando varios árboles en la transitada avenida Nossa Senhora de Copacabana, paralela a la playa, indicó el COR.