Los choques entre el presidente Jair Bolsonaro y el titular de la Orden de Abogados de Brasil (OAB), Felipe Santa Cruz Oliveira Scaletsky, no son nuevos. Pero el mandatario brasileño superó todo límite este lunes, al afirmar en tono displicente que si quiere le contará cómo fue que desapareció el padre del jurista durante la dictadura militar. Más aún, le dijo que «no va a querer saber la verdad» de lo ocurrido con Fernando Augusto de Santa Cruz Oliveira en febrero de 1974, cuando fue apresado durante el carnaval de Rio de Janeiro. Y todo porque la OAB se opuso a una investigación de la Policía Federal (PF) sobre los defensores del hombre que había atacado con un cuchillo al entonces candidato presidencial durante la campaña electoral de 2018.
Adélio Bispo de Oliveira, oriundo de Montes Claros, en Minas Gerais, tiene 40 años y el 6 de setiembre de 2018 la emprendió con un puñal contra Bolsonaro, que hacía un acto publico en la ciudad «mineira» de Juiz de Fora. El ex capitán del ejército estuvo internado un par de semanas y tras asumir la presidencia, en enero pasado, debió ser operado nuevamente por las secuelas de la cuchillada.
Detenido pocas hora más tarde del ataque, Bispo de Oliveira fue declarado insano y un juez lo declaró inimputable hace algunas semanas, aunque ordenó su internación en un instituto psiquiátrico hasta que los especialistas determinen que ya no es peligroso para sí ni para terceros.
El caso es que Bispo de Oliveira contó para su defensa con un equipo de abogados que terminaron investigados por la PF, el órgano de investigación del poder Judicial. Allí es donde nace una nueva disputa con Santa Cruz Oliveira (sin ningún parentesco con el autor de la puñalada).
Porque la OAB presentó una demanda para impedir que la PF tuviese acceso a los teléfonos de los letrados, amparada en el secreto profesional y las garantías de la constitución para la defensa en juicio. A través de las redes sociales, trolls bolsonaristas ya habían cuestionado a los defensores de Bispo de Oliveira al señalar que no se sabía quiénes habían pagado sus honorarios, que según ellos, eran tan abultados como para que no estuvieran al alcance del bolsillo del reo.
«No quise recurrir la decisión del juez (que absolvió a su atacante) y entonces él será considerado loco hasta morir -declaró Bolsonaro- Va a quedar en un manicomio judicial (…) pero yo quiero que abra la boca y de allí salga el hilo de la madeja», en torno a quiénes, según el presidente, estarían detrás de él.
Pero la ira de Bolsonaro se desató contra el principal colegio de abogados de Brasil. Y arremetió contra sutitular. «¿Por qué la OAB impidió que la PT entrase en el teléfono de uno de los carísimos abogados? ¿Cuál es la intención de la OAB? ¿Quién es esa OAB? Un día, si el presidente de la OAB quisiera saber cómo el padre de él desaparició en el período militar, se lo puedo contar. Él no va a querer escuchar la verdad. Se lo contaré».
El padre de Felipe Santa Cruz era integrante de un movimiento estudiantil cuando se produjo el golpe militar de 1964. Nativo de Olinda, en Pernambuco, en 1967 fue detenido durante una marcha en Recife y liberado a los pocos días. Casado con Ana Lúcia Valença, se mudó a Río de Janeiro y encontró un empleo en una dependencia del Ministerio del Interior. En 1972 nace su hijo Felipe, así bautizado en recuerdo al nombre que usaba en la clandestinidad Humberto Cámara Neto, desaparecido por la dictadura meses antes.
Ese mismo año ingresa en la Compañía de Aguas y Energía Eléctrica de San Pablo y vuelve a mudar a la familia. A esta altura ya formaba parte de Acción Popular Marxista Leninista, (AP) una organización en la que confluyeron militantes de la Juventiud Universitaria Católica y de la Acción Católica Brasileña, entre otras organizaciones, de la que llegó a formar parte José Serra, ex senador y candidato a la presidencia contra Lula da Silva y Dilma Rousseff por el PSDB.
El 23 de febrero de 1974 fue con su mujer y su niño a Río de Janeiro y en una reunión con Eduardo Collier fue apresado por fuerzas de seguridad. Nunca más se supo de él. Felipe, presidente de la OAB desde principios de 2019, tenía dos años, su padre, 26.
Su caso fue investigado por la Comisión de la Verdad que instauró Dilma en 2016. Allí se juntó la información recabada por los familiares de Santa Cruz Oliveira. Cuando acudió a la cita con Collier le dijo a su esposa que si en 18 horas no se sabía nada de él, tomaran precauciones porque lo habrían detenido. Todos coinciden en su militancia contra la dictadura y en que no participaba de la lucha armada.Como prueba alegan que tenia un empleo formal en entidades estatales.
El Ejército negó haberlo detenido, y eso que la madre del joven llegó hasta el ministro de Justicia, Maurício Corrêa, en busca de datos. Los indicios apuntaban a la DOI -CODI (Destacamento de Operaciones de Información -Centro de Operaciones de Defensa Interna), la policía secreta que se ocupaba de las más bárbaras torturas de opositores al régimen militar.
En 2012, Claudio Guerra, un ex comisario represor convertido en pastor evangélico, les contó a Rogério Medeiros y Marcelo Netto detalles de aquellos tenebrosos años en Memorias de una Guerra Sucia. Allí relata que Fernando de Santa Cruz Oliveira y otros nueve presos políticos fueron asesinados y sus cuerpos incinerados en el horno de la Usina de Azúcar Cambayba, del municipio de Campos en Río de Janeiro. De acuerdo al relato de Guerra, el propietario del ingenio, Heli Ribeiro Gomes, que murió en 1992, era un furibundo anticomunista dispuesto a colaborar en cualquier faena que sirviera a su causa.
No es la primera vez que Bolsonaro habla de este caso. En 2011 había afirmado en una charla en la Universidad Federal Fluminense de Río de Janeiro que el padre de Felipe Santa Cruz había muerto borracho durante los festejos del carnaval carioca de 1974.
Tampoco es la primera vez que el presidente de la OAB enfrenta a Bolsonaro, Lo hizo siendo titular de la OAB-Rio en 2016, cuando denunció por apología de la tortura al entonces diputado porque justificó el voto contrario a Dilma en el impeachment recordando al sádico ex director de la DOI-CODI de San Pablo en los años de plomo.
En ese lugar estuvo detenida la todavía presidente de los brasileños cuando en su juventud integró el grupo guerrillero Vanguardia Armada Revolucionaria Palmares (VAR Palmares). Bolsonaro le dedicó su voto a «la memoria del coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, el terror de Dilma Rousseff» y dijo que su voto era por el sí al juicio político «por el ejército de Caxias (en relación a Luís Alves de Lima e Silva, Duque de Caxias, comandante de las tropas imperiales en la guerra de la triple alianza contra el Paraguay de Francisco Solano López) por las Fuerzas Armadas, por Brasil encima de todo e por Dios encima de todo».
Santa Cruz Oliveira Scaletsky también reclamó al Supremo Tribunal de Justicia brasileño por la pinchadura de teléfonos a los abogados de Lula da Silva ordenada por el aún juez Sergio Moro como violatoria de los derechos civiles de acusado y sus defensores.