La imagen se multiplicó en las redes sociales de funcionarios y candidatos durante el calmo mediodía del domingo. Con la leyenda “Boleta Completa”, los principales referentes de Juntos por el Cambio postearon una imagen del presidente Mauricio Macri; su compañero de fórmula, Miguel Angel Pichetto; la gobernadora bonarense, María Eugenia Vidal; y el alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Todos sonrientes en los jardines de Olivos.
Pese al toque citadino que marcó la inclusión de Larreta, la jugada virtual de este fin de semana buscó apuntalar la estrategia del oficialismo en el distrito que por estas horas más preocupación genera en los cálculos de la Casa Rosada: la provincia de Buenos Aires. Y, en simultáneo, obturar las versiones sobre un plan de corte de boleta para favorecer a Vidal.
Sucede que, pese a los sondeos que en las últimas semanas marcaron un leve repunte de la intención de voto a favor de Macri, la caída en la imagen del Presidente en el decisivo Conurbano bonaerense aparece como un dato aparentemente irreversible a menos de un mes de las PASO del 11 de agosto próximo. En el Gobierno aceptan que Vidal mejora su performance cuando los bonaerenses son consultados por su reelección “desenganchada” de la oferta presidencial.
En ese esquema, la mandataria provincial aparece como la figura que tracciona votos para la fórmula Macri-Pichetto. En los últimos días también comenzó a operar como principal defensora de la gestión de Cambiemos y abandonó su habitual tono mesurado para criticar en duros términos a Axel Kicillof, su principal adversario.
A ese cuadro se suma la competitividad del binomio bonaerense por el Frente de Todos que integran el exministro de Economía y la intendenta de La Matanza, Verónica Magario. Kicillof suma con el empuje de la fórmula nacional de los Fernández –con proyecciones sólidas en el segundo y tercer cordón del Conurbano- y la adhesión de las franjas más jóvenes del electorado. Según datos oficiales del padrón, casi el 38 por ciento de los electores de la Provincia tiene entre 16 –el voto es optativo entre esa edad y los 17- y 35 años.
Con esas proyecciones, el oficialismo apuesta a validar títulos en el interior del territorio provincial y sus zonas productivas, un universo que reúne al 14 por ciento del padrón nacional.
Todos, en tanto, busca consolidar la posición de ventaja que marcan todas las encuestas en territorio bonaerense y lograr una brecha de diferencia que convierta a las Primarias en una suerte de primera vuelta electoral. Restan 27 días para terminar de pulir el discurso de campaña y salir a conquistar a votantes indecisos tanto como a desencantados de la gestión macrista.