La campaña presidencial de Estados Unidos discurre más a esta altura por los estrados judiciales que por las estrategias electorales. Así, para el oficialismo, la situación de Hunter Biden se convirtió en un problema difícil de resolver y el presidente Joe Biden tuvo que salir a asegurar que si su hijo es encontrado culpable de posesión ilegal de un arma de fuego a pesar de ser consumidor de crack, no le dictará un indulto. Donald Trump, mientras tanto, espera que este martes el juez Juan Merchan anuncie la sentencia en su contra luego de que un tribunal popular lo declaró culpable de 34 cargos relacionados con sobornos a una actriz porno y adelantó que está dispuesto a ir a la cárcel, pero advirtió «no estoy seguro de que la gente lo acepte». Una trampa dialéctica, ya que no se cree que el magistrado arriesgue un fallo semejante en este caso. El que si deberá ir entre rejas es su exasesor y líder de la ultraderecha internacional, Steve Bannon, quien antes del 1 de julio deberá presentarse en la cárcel para cumplir una sentencia de cuatro meses a la sombra por desacato al Congreso.
Hunter Biden está bastante comprometido en un juicio que comenzó a ventilarse este lunes en el tribunal federal de Wilmington, Delaware. La exesposa, Kathleen Buhle, declaró el jueves que cuando le descubrió una pipa para fumar crack, en 2015, se preocupó por la hija de pareja y se terminó separando, dos años más tarde. El proceso contra Biden Jr no es por su adicción sino porque cuando presentó la documentación para obtener la licencia para el uso de armas dijo que no era ni había sido consumidor. Y el tema es que a esa altura ya había escrito y publicado el libro Beatiful Things donde contó sus períodos más oscuros como drogadicto. «Cocinaba (crack) y fumaba. Cocinaba y fumaba», relata Hunter en primera persona.
La esposa del presidente, Jill Biden, madrastra de Hunter -la madre biológica murió en un accidente en el que también falleció su hermana Naomí- estuvo presente en la sala de audiencias en un gesto de apoyo que no pudo darle su padre, que declaró sin embargo su confianza y celebró su capacidad de resiliencia. “Siento respeto por su fortaleza. Hemos pasado por muchas cosas juntos como familia y Jill y yo continuaremos estando ahí para Hunter y para nuestra familia, con nuestro amor y apoyo. Muchas familias tienen a seres queridos que han superado una adicción y saben lo que queremos decir con esto”.
Hunter Biden también está implicado en un hecho que roza la corrupción: su participación en el directorio de una empresa energética ucraniana, Burisma, luego del golpe contra Viktor Yanukovich, en 2014. En este caso, Trump pidió investigar el caso cuando era presidente, lo que lo llevó al primer impeachment que le presentó el Congreso, de mayoría demócrata, en 2020.
Vladimir Putin, hace algo más de un mes, volvió a reclamar una investigación sobre el escándalo Huunter Biden-Burisma, porque afirma que desde esa empresa de petróleo y gas se desvió dinero para financiar atentados terroristas en Rusia. Ahora insistió en que las causas contra el expresidente se relacionan con “utilización del sistema judicial en una lucha política interna”.
La condena a Trump, que llenó las portadas de todos los medios estadounidenses, no parece haber hecho mella en su popularidad. «En las 24 horas transcurridas desde que el corrupto Joe Biden y sus secuaces de Nueva York se enteraron del veredicto de su juicio farsa, la campaña ha recaudado 52,8 millones de dólares a través de la plataforma digital de recaudación de fondos en línea», indica un comunicado del comando de campaña del republicano.
En otro rasgo de que entre los demócratas también saben leer como viene la mano, Biden emitió una orden ejecutiva que pone un límite al ingreso de migrantes en la frontera con México. El tema de la migración ilegal es uno de los más efectivos caballitos de batalla del trumpismo y con esta medida los demócratas esperan torcer algunas voluntades que se están inclinando por el empresario inmobiliario.