Las encuestas principales dan por ganadora en el balotaje de hoy a la correísta Luisa González, con una diferencia que varía entre dos a seis puntos –según la encuestadora y la fecha de publicación– por sobre el actual presidente, Daniel Noboa, que busca su reelección, aunque los análisis hablan de “empate técnico”. Se debe a que el escenario político ecuatoriano presenta una extrema polarización, con un importante porcentaje de indecisos, que marcarían la diferencia en el último momento, como viene ocurriendo en las últimas elecciones regionales. Las de hoy, tras una primera vuelta en la que había sido vencedor el propio Noboa con su partido ADN, entre 16 candidatos, podrían revertir la tendencia que se mantiene desde el triunfo de Guillermo Lasso, en 2021, de derrotas de un candidato de las filas de Rafael Correa, quien gobernó entre 2007 y 2017. También pone al Ecuador a las puertas de un hecho histórico: tener por primera vez en su historia una presidenta mujer, en la piel de esta abogada y exasambleísta de 47 años.

La sociedad ecuatoriana acude a las urnas en un escenario de polarización entre «correísmo» y «anticorreísmo», que se vio reflejado en abril pasado: ambos candidatos sumaron el 88% de los votos repartidos con una diferencia muy estrecha. Noboa obtuvo 4.527.606 mientras que González alcanzó 4.510.860. Esta división permitió la visualización de las dos corrientes que representan dos modelos. A ello se suma un sector de la población desesperanzado con el futuro del país, que enfrenta múltiples crisis, entre ellas, económica y de seguridad, esta última en estado crítico.

Para el analista Nicolás Oliva, miembro del consejo ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), «el país está divido en estos tres ‘clivajes’: correísmo, anticorreísmo y los desesperanzados».

«Eso marca todo, define el escenario electoral y un poco las expectativas de la gente. En este clima de desesperanza, no va a ganar el mejor, sino el que les parece el menos malo, esa es la percepción de la gente», explicó Oliva a la agencia Xinhua. A su vez, el consultor político y sociólogo Decio Machado coincidió en que Ecuador está fracturado ideológicamente desde hace mucho tiempo y hay «una enorme brecha entre la sociedad y el ‘establishment’ político ecuatoriano».

«El electorado lleva votando por el candidato menos malo, sin ninguna duda, desde hace años. Esa es una realidad», apuntó Machado.

Además, Noboa llega a esta elección con un fuerte desgaste institucional marcado por la violencia criminal e inseguridad que azotan al país desde hace un par de años, y que recrudeció este 2025, cuando solo en enero y febrero se contabilizaron 1529 homicidios intencionales, según cifras del Ministerio del Interior.

Se trata del inicio de año más violento en la historia del país, en plena vigencia de un «conflicto armado interno» declarado por Noboa en enero de 2024 para combatir a 22 bandas del crimen organizado. A esto se suma el desempleo que en febrero pasado alcanzó una tasa de 3,5%, en medio de una crisis de la dolarizada economía local que se espera recuperar en 2025.

El Banco Central de Ecuador prevé que la economía crecerá 2,5% en 2025, después de la recesión en la que cayó en 2024, debido a una grave crisis eléctrica, crisis de seguridad y desaceleración del consumo.

González representa a un modelo de justicia social con intervención estatal en áreas clave como salud, educación y mercado. Prometió crear dos millones de empleos en cuatro años para capitalizar el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, y en materia de seguridad, tomar el control de los puertos, aeropuertos y fronteras, así como fortalecer a las Fuerzas Armadas y a la Policía. Con una tendencia liberal en lo económico y culturalmente conservador, Noboa –empresario de 37 años– centra su plan en mantener la dolarización, fomentar las pequeñas y medianas empresas, y fortalecer la cooperación internacional fomentando un libre mercado que se pone en duda en el tablero internacional actual. Contra el crimen solo ofrece mano dura, aunque no logró demostrar resultados hasta ahora. Se opone al aborto legal y combate, junto a los sectores más reaccionarios de la iglesia, la mal llamada “ideología de género”.

Una última encuesta difundida a pocas horas de los comicios señalaba a la candidata correísta encabezando la intención de voto con 52,9%, frente 47,1 del actual mandatario, según la consultora 3PuntoZero.

La mayor disputa de los contendientes es ese 12% que votó a otras fuerzas y captar tanto al voto indeciso como al ausente, pese a que en Ecuador los 14 millones de electores están convocados en forma obligatoria. Un punto a favor de González fue en las últimas semanas la adhesión del importante movimiento indígena, Pachakutik, cuyo líder, Leónizas Iza, obtuvo medio millón de votos en la primera vuelta.