El panorama no podía ser mejor para AC/DC a comienzos de 1980: luego de numerosos cambios en su formación, al fin habían logrado una estabilidad que les permitió lanzar, el año anterior, su mayor éxito hasta ese momento, “Highway to Hell”. Pero, mientras planeaban grabar su siguiente CD, tuvo lugar una de las tragedias más tristemente célebres de la historia del rock: la muerte de su vocalista Bon Scott a causa de una intoxicación por ingesta excesiva de alcohol. Parecía un golpe demasiado fuerte para el grupo, que hizo lo que parecía imposible: seguir creciendo hasta límites insospechados.

La banda australiana (de integrantes británicos) fundada por los hermanos guitarristas Angus y Malcom Young contaba entre sus filas, además, con Cliff Williams en bajo y Phil Rudd en batería, pero habían perdido a una pieza que, en principio, sonaba irremplazable. Sin embargo, decidieron continuar y contrataron a Brian Johnson, para inmediatamente después dedicarse a grabar. Así, enlutado con un arte de tapa completamente negro, el 25 de julio de 1980 “Back in Black” vio -paradójicamente- la luz y se convirtió en un fenómeno de tal alcance que, cuatro décadas después de su lanzamiento, se ubica como la segunda placa más vendida de la historia con más de 50 millones de copias, sólo superado por “Thriller” de Michael Jackson. El podio lo completa “The Dark Side of the Moon” de Pink Floyd.

El CD comienza con el sonido de una campana, nada más… ni nada menos. Luego, se suman progresivamente el resto de los instrumentos hasta que, al minuto exacto, el ritmo de “Hells Bells” queda constituido para que no haya cabeza sobre la faz de la tierra capaz de mantenerse quieta al escucharlo. Pocos discos tienen un comienzo tan poderoso, pero son aún menos los que logran mantener ese nivel de intensidad y calidad hasta el fin de la placa, compuesta íntegramente por los hermanos Young y su flamante vocalista. A dicho himno inicial lo suceden otras nueve canciones, representando cada una de ellas un clásico ineludible del hard rock: “Shoot to Thrill”, “What do you do for Money Honey”, “Given the Dog a Bone”, “Let me Put my Love into you”, el tema homónimo al título del disco, “You Shook Me All Night Long”, “Have a Drink on Me”, “Shake a Leg” y “Rock ‘n’ Roll Ain’t Noise Pollution”. AC/DC se encargó de comprimir esta decena de hits en poco más de 42 minutos.

A partir de este trascendental lanzamiento, el grupo se constituyó como un aglutinador de públicos diversos a lo largo de su carrera, cimentando sus producciones discográficas en presentaciones en vivo caracterizadas por representar shows despampanantes, en los cuales la puesta en escena estaba a la altura de la excelencia musical. Al igual que en sus canciones, durante los conciertos coincidían machaques de guitarra con saltos y bailes festivos. Esta amplitud de audiencias se vio -y sigue viendo- cabalmente representada en países como la Argentina, en los cuales durante varias décadas quienes escuchaban un género musical no sólo no escuchaban otro, sino que se constituían como sus adversarios, en uno de los fenómenos identitarios más complejos de la cultura popular.

Una buena muestra de ello es el DVD “Live at River Plate” que lanzaron el 10 de mayo de 2011, un registro de sus conciertos en el Estadio “Antonio Vespucio Liberti” de Buenos Aires el 2, 4 y 6 de diciembre de 2009 como parte de su gira “Black Ice World Tour”. En él, además de ver a la cancha más grande del país completamente repleta durante las tres jornadas, presenciamos la diversidad de los asistentes. Entre ellos, coinciden metaleros enfundados en cuero, cadenas y tachas, y rollingas de flequillo, pañuelos y tatuajes con la característica lengua de los Rolling Stones. Vemos que todos ellos presencian una puesta en escena inolvidable, que marida recursos escénicos empleados por bandas de un arco tan amplio desde Kiss hasta Rammstein, sólo por situar dos a modo de ejemplo.

En estos días el futuro de la banda es incierto, incluso su presente lo es: desde el fallecimiento de Malcom Young hasta el reemplazo de Brian Johnson en las presentaciones en vivo por nada más ni nada menos que Axl Rose, no se formalizó su retiro, pero tampoco su continuidad. En un tímido intento por mostrarse al ritmo de los tiempos, desde su página oficial invitan a los fans a publicar en redes sociales virtuales contenido relacionado con el 40° aniversario de su mayor éxito, utilizando el hastag#backinblack40. De todas formas, sin dudas, no hay nada más actual que escuchar el disco sin estar preocupado por el tiempo, sino más bien, desafiándolo.