Cuando no está arriba del Renault Clio de su amigo ‘Carli’ Bianco, Axel Kicillof camina. Su campaña intenta contrarrestar lo que él define como “una agenda muy manipulada, con otra oculta” (el tratamiento dispar que recibe por parte de ciertos medios, cierta protección a la gobernadora María Eugenia Vidal) con recorridas a pie en cada uno de los 135 municipios de la provincia de Buenos Aires. Tiempo es testigo de una de esas visitas. Y lo ve llegar, entre aplausos y pedidos de selfies, e ingresar al Centro Cultural “La hora de los pueblos”, sobre la avenida Vélez Sarsfield, pleno centro comercial de la localidad de Munro, partido de Vicente López. El lugar elegido para la entrevista. El mismo rincón del conurbano norte al que visitaba con su familia para comprar ropa de marca pero de segunda selección. A Kicillof lo acompaña Lorenzo Beccaria, candidato a intendente por el Frente de Todos. Es viernes al mediodía, hace frío y el día está gris. Kicillof describe lo que vio en la caminata. “Un local cerrado, otro local cerrado, y a lado del local cerrado otro en alquiler. Son situaciones que no se dieron nunca”.  “Todo el cordón industrial de la provincia de Buenos Aires vive una economía de guerra, la caída ha sido de una magnitud de guerra.”

-Hay algo que reaparece constantemente en sus entrevistas y es que suele dedicarle tanto o más tiempo a desagraviar el último período de gobierno de CFK  que a dar definiciones sobre el futuro. ¿Los entrevistadores quieren llevarlo siempre a la defensa del gobierno anterior?

-Hay un intento muy fuerte de plantear una agenda, que es la agenda que le conviene al gobierno, que  la que trata de producir no sólo a través de su prensa sino incluso en el discurso y en las intervenciones. El intento del oficialismo es discutir a los candidatos a través de lo que yo llamé ‘campaña sucia’, pero que en realidad son un conjunto de acciones formales e informales por las cuales todo el tiempo te están tratando de acusar de cosas. Algunas acusaciones son ridículas y descabelladas, como comprar naranjas sin regatear el precio. Es una campaña negativa para que un sector teóricamente menos politizado, más incauto o maleable, no te vote porque se enteró de que hiciste tal cosa fea o mala. O que participás de cierto terreno ideológico, conceptual o partidario que a ellos no les gusta. Sin embargo, en este caso la novedad es que esa campaña (negativa) la inició la gobernadora (María Eugenia Vidal). Ella  que nunca había tenido ese papel, ni siquiera dentro del oficialismo. Y en mi caso particular se inició con un ataque concertado, sincronizado y masivo de legisladores y funcionarios de Cambiemos con un hashtag incluso, que era algo así como: “¿Qué hizo Axel por la provincia?” Pero yo veo que a pesar de todo tienen una dificultad. Porque en todo el cordón industrial de la provincia de Buenos Aires lo que se vive es una economía de guerra. La caída es de una magnitud de guerra. Todo eso es una agenda ausente, que uno trata de mostrar con recorridas, con las redes sociales

-Alberto Fernández planteó que de llegar al gobierno subsidiará al 100% la compra de medicamentos a los jubilados. Es una medida concreta. ¿Cuáles son las acciones concretas que usted puede adelantarles a los votantes de la provincia de Buenos Aires?

-Muchísimas. Y son compromisos. La atención de las necesidades nutricionales y alimentarias hoy es un problemón en la Provincia. A nivel de las escuelas –porque a los comedores los tienen desbordados- mientras que la gobernadora no pone suficiente: ni en volumen, ni en precio, ni en plata, ni en cantidad de pibes asistidos. Tampoco en los comedores y merenderos que han aparecido en estos cuatro años. Nosotros vamos a atender la emergencia alimentaria. También vamos a arreglar las escuelas, que están explotadas. Son medidas muy concretas. En salud han desatendido los remedios y las vacunas. Son emergencias, pero las vamos a afrontar inmediatamente. Y tienen que ver con el sistema de créditos del Banco Provincia. Vamos a poner al banco a dar créditos al sistema productivo, a los comercios, a las PYMES. El otro día un empresario me contó que, como están en campaña, lo llamaron y le dijeron: “Tenemos un crédito para ofrecerte, ¿cuánto es la tasa?” “70%”. “No lo quiero.” No hay forma de producir razonablemente con esos niveles de tasa. Son instrumentos muy concretos. Después hay que darse un programa para poner en marcha los hospitales cerrados. Esto lo hablé con Alberto (Fernández).Con un par de días de los intereses que está pagando el gobierno nacional se pueden pagar todos los remedios del PAMI.

-¿Eso significa, entonces, no pagar esos intereses?

-Significa cambiar la rentabilidad que tiene el sector financiero. Son temas de política nacional  que tienen un correlato en política desde la provincia de Buenos Aires. Porque también el BAPRO está con su plata puesta a intereses de las Leliq. Esto es importante mostrarlo porque si no parece que los problemas macroeconómicos sólo tienen respuesta desde la política nacional. La Provincia, el año pasado tuvo un presupuesto de 680 mil millones o 700 mil millones de pesos –el presupuesto entero, salud, educación, seguridad, todo lo que tiene que ver con empleo-, mientras que el pago de intereses de las Leliq de este año va a ser de 660 mil millones. Es casi un presupuesto bonaerense entero.

-En la provincia, más allá de las situaciones hasta dramáticas, como la infraestructura de las escuelas y las muertes de Sandra y de Rubén, en Moreno, hay algo que siempre se posterga, porque siempre hay una urgencia. ¿Cómo hacer para que la educación no profundice o reproduzca la desigualdad?

-Si usted recorre el interior bonaerense, localidades medianas y chicas ni hablar, prácticamente el 100% de la educación pública. Cuando uno dice que hay que hacer una transformación educativa, una educación pública de calidad y tomar la formación de los docentes, esas cuestiones -aparentemente cualitativas- tienen un correlato presupuestario. Lo que ha hecho el gobierno de Vidal con ese discurso es bajarles el sueldo a los maestros y maestras además de iniciar una especie de guerra santa contra la educación pública. Son alrededor de 264 las escuelas que ha cerrado la gobernadora, comparando las que estaban abiertas al principio de su gestión. No hay plata puesta en la formación docente. No hay recursos en la infraestructura escolar. Ha bajado los sueldos. Le ha sacado las computadoras a los pibes y pibas diciendo que no había internet. Ahora, en relación a una reforma educativa, sí tiene que haber una discusión fuerte sobre el sistema. Y se tiene que impulsar desde el gobierno (bonaerense). Lo que pasa es que no se va a impulsar contra los maestros y las maestras sino con la participación de los docentes. Hubo experiencias en la época de (Raúl)Alfonsín de reforma fuerte de la cuestión educativa. Eso hay que encararlo.

-En la entrevista con Jorge Fontevecchia dijo que usted ya no es el mismo, que hubo un cambio interno, de aquel que fue representante por el Estado en el directorio de Techint, que antes fue viceministro de Economía, que luego fue ministro de Economía. Usted ponía sobre el tapete un proceso de reflexión, de maduración. ¿En qué se diferencia el Axel del hoy respecto de toda su trayectoria previa?

-Hay una experiencia y un crecimiento que a veces se dan de manera imperceptible. Uno se mira atrás y… me pasó el otro día. Miré un discurso mío siendo ministro y, bueno, son papeles distintos y lugares distintos.

-¿Era más confrontativo?

-También son papeles: ser ministro de Economía no es un trabajo sencillo. Y menos todavía en la situación en la que a mí me tocó tener ese lugar, que era de muchísima–sí, yo digo confrontación, está bien decirlo- con una parte importante del periodismo. Después lo llamaron ‘periodismo de guerra’, pero era muy difícil comunicar, explicar. Yo tengo siempre una vocación que no es sólo docente, creo que es política también, de explicar sencillo, que llegue y que se entienda. Fui mejorando un montón en eso. Yo venía de la política universitaria primero, de la gremial después, y era docente e investigador, que es un trabajo que tiene que ver con la comunicación pero que es muy distinto a lo que tuve que hacer en el congreso, en representación del bloque opositor. Pasé de ser oficialismo a ser opositor. Quiero decir que estuve más cómodo siendo opositor.

-Ahora querrá ganar.

-Sí, pero en el nivel discurso fue todo un aprendizaje. Sí quiero ser gobernador de la provincia de Buenos Aires. Y creo que toda esta experiencia a mí me aportó muchísimo a nivel comunicacional, a nivel sensibilidad, a nivel construcción política. Ahora me está tocando trabajar políticamente con intendentes, con muchísimas formaciones políticas. Hoy me siento el candidato de ese enorme espacio en el que han confluido fuerzas muy diversas. Y yo soy el candidato. En ese sentido, el peronismo de la provincia de Buenos Aires me enseñó muchísimo, no ahora sino desde que inicié estas recorridas que ya llevan tres años y medio.

-¿Qué le enseñó?

-Me enseñó que hay un trabajo muy intenso para hacer con la identidad bonaerense. Yo digo que hay integrar la provincia de Buenos Aires productivamente y culturalmente. Mientras que al principio me encontré con la idea, muy arraigada, de que había que fragmentar la Provincia. Hay una identidad bonaerense que está latente. Ahí hay un trabajo para hacer. Y eso el peronismo bonaerense lo tiene muy claro en todas sus expresiones. Porque te dicen “somos del peronismo de la provincia de Buenos Aires”. Ahí es muy clara la identidad.

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(Foto: Mariano Martino)


-En la Provincia aparece una preocupación muy grande, se ve en todas las encuestas cualitativas –los focus group-: la inseguridad. El gobierno de Felipe  Solá inició una reforma de la policía bonaerense, con León Arslanian y la creación de la policía II. El gobierno de Daniel Scioli revirtió esas reformas pero creó una policía nueva, la Local. ¿Usted, qué iniciativa nueva va a proponer?

-Mire, lo voy a hacer pronto –y no quiero adelantarme- porque el tema de la seguridad, y particularmente la policía bonaerense  es un objeto de estudio en el que hay varias escuelas, incluso dentro de nuestra fuerza política. Yo estoy recostándome sobre un trabajo que están haciendo las universidades sobre la seguridad provincial y estamos evaluando y discutiendo muchísimas propuestas, algunas bastante de raíz. Es un tema muy delicado. Lo que sí le digo es que este es un gobierno que ha planteado la cuestión como prioritaria, con el combate al narcotráfico. Son temas importantes. Ahora, lo que veo yo, recorriendo y lo que uno ve si pasa por encima de esa cortina de hierro de blindaje mediático, es que los agentes de la Bonaerense cobran menos en términos reales que en 2015. Le han sacado prácticamente diez puntos de poder adquisitivo del salario. Cuando uno habla con los agentes de policía y con sus familias, la verdad es que están mal económicamente. Tampoco se los ha capacitado bien. No hubo mejoras en el equipamiento. Le voy a dar un dato: el presupuesto, en una sola función que es Justicia y Seguridad, de este año, con respecto a 2015, cayó 30 puntos, 29, en términos reales. Están desfinanciando la seguridad. Así es muy difícil. Todo esto ha recaído muchísimo sobre los intendentes, que están pagando la nafta de los patrulleros. Claro que hay cuestiones de fondo, que son temas bastante complicados en los que uno tampoco puede venir a romper todo y a decir “vamos a cambiar todo con la nueva gestión”. Hay que ser muy preciso y muy serio.

-Hay una paradoja vinculada a este tema. Usted mencionaba el informe de la Procuración sobre el incremento del delito en 2018, pero al mismo tiempo las encuestas revelan que en la percepción de una franja de los bonaerenses un aspecto del discurso de Vidal, en ese punto específico, parece que fue efectivo: el latiguillo de la lucha contra las mafias. ¿A qué atribuye esa desconexión entre la realidad y la percepción social? ¿Al blindaje mediático?

-Convierten un tema que es una preocupación de los bonaerenses en un tema de la agenda de gobierno. Eso está bien. Pero los resultados reales no se ven y eso tiene que ver con la desinformación. La verdad, cuando uno recorre y charla con los vecinos, los problemas de inseguridad no sólo están sino que se han agravado: lo cual es bastante razonable porque si se acota que en estos cuatro años se duplicó el desempleo y el salario real cayó 20 puntos, como también cayó el poder adquisitivo de la asignación (universal por hijo). Todo lo que sería prevención en materia de seguridad –que la gente tenga trabajo- eso mejoraría notablemente los índices.

-¿Y eso está al alcance de ser resuelto desde la provincia de Buenos Aires?

-Sí, por supuesto. Obvio que hay un programa económico nacional espantoso en el terreno del trabajo, en el terreno de lo productivo. Pero la provincia tiene instrumentos. Si usted va a otras provincias va a ver que con este mismo programa económico nacional usaron todas las herramientas que tienen a su alcance para aliviar la situación o incluso en algunos casos para mejorarla. Pero en este caso estamos ante un gobierno que fue indiferente. Si la gobernadora se hubiera ocupado de los problemas no hubiera ocurrido, esto que pasa ahora, y es que intenta despegar su imagen de la de Macri. Porque si ella se hubiera ocupado del desempleo estaría de alguna manera denunciando el desempleo que produce el gobierno nacional; si ella se hubiera ocupado de los cierres de empresas habría estado allí presente el Estado bonaerense, el gobierno provincial, denunciando y visibilizando lo que quería esconder. Por cuidarlo a Macri, y para ocultar el efecto de sus políticas, Vidal descuidó a los  bonaerenses. «