Con los últimos anuncios en su declarada guerra arancelaria al mundo, el presidente estadounidense Donald Trump consiguió que los principales líderes le respondieran anunciando medidas recíprocas, pero también profundizar las tensiones con otros gobernantes. Algunos cercanos, como el primer ministro canadiense o la presidenta de México, y otros no tanto geográficamente, pero sí por ser figuras elegidas para antagonizar, como Luiz Inácio Lula da Silva, más allá de llamados de último momento, para calmar los ánimos, los mercados no reaccionaron bien a las medidas anunciadas el pasado miércoles, de imponer una tasa del 25% a los automóviles y piezas no fabricados en EE UU: Wall Street cerró la semana en baja con dudas –que trascienden las fronteras del país– de qué ocurrirá el “Día de la liberación”, al decir de Trump, el próximo miércoles 2, cuando la medida entre en vigencia. Hasta el estrechísimo Elon Musk puso en duda si la medida será directamente beneficiosa en regular el mercado, como se pretende promover, ya que debió reconocer que el impuesto afectará el valor de las piezas que su compañía utiliza para fabricar sus famosos Tesla. No obstante, Trump afirma que estas medidas podrían ser neutrales o incluso beneficiosos para Tesla. Asimismo, indicó que espera que los aranceles impulsen a los fabricantes de automóviles a aumentar su inversión en productos estadounidenses, en vez de Canadá o México.
Tras algunos días de alta tensión, Trump mantuvo el viernes una conversación “constructiva” con el canadiense Mark Carney, quien declaraba tras el decreto de aranceles que afectaba a su país, que la histórica relación entre ambos países había “terminado”. La llamada no quedó sólo en lo gestual. Los mandatarios la calificaron de «sumamente productiva» y acordaron un encuentro presencial tras las elecciones federales en Canadá, del 28 de abril. Sin embargo, Carney no dejó de señalar a Trump que su gobierno implementará aranceles en represalia para «proteger a los trabajadores canadienses» y a la economía nacional.
En sentido similar se manifestó la mexicana Claudia Sheinbaum. Aseguró que el 3 de abril, es decir, un día después de la aplicación de las nuevas tasas, “estaremos dando una respuesta de lo que va a hacer México frente a esta nueva situación. Y eso no quiere decir que el 3 de abril se cierran las puertas del trabajo con EE UU. Siempre vamos a buscar lo mejor para México en este momento», manifestó en su habitual rueda de prensa. Aunque preferiría una salida más negociada, la Unión Europea también tiene a mano una serie de contramedidas arancelarias por valor de hasta 26.000 millones de euros, según se viene discutiendo en Bruselas desde que Trump empezara a bravuconear con el tema.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lamentó «profundamente» la decisión de Trump. «La industria del automóvil es un motor de innovación, competitividad y empleo de alta calidad gracias a unas cadenas de suministro profundamente integradas a ambos lados del Atlántico», señaló el día del anuncio. Aunque destacó que la UE «seguirá buscando soluciones negociadas» que permitan «salvaguardar al mismo tiempo sus intereses económicos».
Por su parte, mientras estaba de visita oficial en Japón, Lula cuestionó que «el multilateralismo pierde fuerza frente al autoritarismo», por las medidas anunciadas. Brasil envió formalmente una carta a las autoridades estadounidenses en la que alerta que los aranceles pueden «comprometer seriamente» las relaciones comerciales, hasta la fecha «mutuamente satisfactorias» para ambos países.
Tras una semana de cruces y especulaciones, Wall Street sufrió una fuerte caída el viernes. El Dow Jones cerró en negativo -1,69%; S&P500 en -1,97% y Nasdaq:-2,70%, apuntó el sitio Bolsamania.com. La agencia Bloomberg, por su parte, afirma que todo el mundo financiero “se prepara para descubrir qué productos se verán afectados por la próxima ronda de aranceles del presidente Trump y qué tan grandes serán los gravámenes”.