Es nuestra vaca sagrada del folklore. El hombre que recopiló, investigó, reflexionó y le dio forma a la música criolla hasta convertir su obra en hito. Y una referencia ineludible en la que mirarnos siempre que estamos perdidos. Así lo plantea el documental Atahualpa Yupanqui, un trashumante, de Federico Randazzo Abad, que desde este 3 de octubre permitirá escuchar en los cines la palabra de esta figura central de nuestra identidad para dialogar con ella en este presente confuso.
A más de 30 años de su muerte, ocurrida en Nimes, Francia, el 23 de mayo de 1992, cuando tenía 84 años, la película se centra en los viajes del guitarrista y compositor: desde sus travesías etnográficas a caballo con las que se formó en sus inicios, pasando por su exilio político en países de la Unión Soviética y sus giras por Latinoamérica, hasta su consagración en Japón y en Europa, donde residió hasta el final.
Se basa para ello en material cedido por Roberto “Coya” Chavero, el único hijo de Don Ata y de Nenette Pepin Fitzpatrick. “Tenía en su casa muchos cassettes, tapes, cintas, formatos varios que nunca nadie había reproducido. Empezamos muy lentamente a digitalizarlos. Era muchísimo material, todo muy desorganizado y bastante engorroso para consultar”, explica Randazzo Abad.
“Es un personaje muy complejo, un mito argentino. Y como a todo mito se le puede entrar por muchos lugares. Estaba el Atahualpa cantante, fundamental, un personaje de la cultura universal. Era también un poeta, un instrumentista y un intérprete increíble. También un recopilador y un etnomusicólogo. Y un filósofo, que en cierta medida recuperaba las culturas ancestrales de nuestro continente y les daba algo de la reflexión del siglo XX. Y nos dimos cuenta que era un trashumante, que había ahí un concepto fuerte que tenía que ver con su forma de entender la vida, su trabajo, su relación con la historia, con la gente. Ése fue el que sentimos que estaba más en diálogo con el material que encontrábamos”, añade.
Este documental cinematográfico sobre Yupanqui cuenta también con testimonios como el de Sergio Pujol, autor de la biografía más completa del músico (En nombre del folklore); Schubert Flores Vasella, que investigó su paso por el Partido Comunista y su conflictiva relación con el peronismo; el periodista francés Jean-Marc Gardeux; el investigador japonés Jiro Hamada y quien fue su última compañera, la francesa Jacqueline Rossi, de la que poco se ha sabido hasta ahora.
La película comienza mostrando uno de los trabajos de recopilación de la etnomusicóloga Isabel Aretz, que sumó a que Yupanqui, nacido como Héctor Roberto Chavero en la provincia de Buenos Aires en 1908, hiciera sus primeras aproximaciones a la música del norte argentino, que será la que lo marcará para siempre y a partir de la cual concebirá su idea primaria de la relación entre el hombre y el paisaje. “El hombre es tierra que anda” es una de las frases más famosas de Yupanqui, que explica lo que fue luego esa trashumancia con la misión que se había propuesto de hacer conocer la música argentina en el mundo.
Para Randazzo Abad, el objetivo de la película es traer a Yupanqui a escena en un momento de gran desconcierto. “Para los argentinos, definir nuestra identidad cultural sigue siendo un problema. Entre esta idea tan maniquea de que bajamos de los barcos, toda la negación estructural de las culturas originarias y un Estado que hizo lo que pudo, definirnos culturalmente sigue siendo un problema y un debate abierto. En ese sentido, Atahualpa me parece una certeza y un hallazgo. En su obra y en su reflexión hay mucho material que nos puede ser muy valioso para ver por dónde retomar la senda, cómo volver a pensarnos, qué errores cometimos”.
Y así el hombre que insistía en que la mayor aspiración de un creador era que sus coplas se volvieran anónimas y las cantara el pueblo porque así se ganaba la eternidad, aún parece tener mucho para decir con nombre propio. “No se trata de ir a consultar a Atahualpa sólo para venerarlo y estar de acuerdo. También hay que discutirlo. Muchas veces queda atrapado en la idea de un personaje viejo, antiguo, con olor a naftalina y telas de araña. Sin embargo, me da la sensación de que está en el futuro, esperándonos, que lejos de ser un personaje del pasado, hay en su obra, en su canción, en su poesía, en su pensamiento, mucha información que nos puede ser muy útil ahora que es tan evidente el desconcierto en el que estamos”. «
Atahualpa Yupanqui, un trashumante
Dirección: Federico Randazzo Abad. Guión: Federico Randazzo Abad, Fernando Krapp, Germán Sarsotti. Estreno: 3 de octubre. En cines.
Ana Emilia del Pozo
3 October 2024 - 20:25
Ojalá nos traiga al presente todo Atahualpa