La pandemia volvió aún más débil la precaria situación de los protagonistas del campo cultural que arrastran una crisis que parece casi inherente al rubro, pero que se profundizó durante los cuatro años del macrismo. Como consecuencia de esta situación acuciante, se conformó una multisectorial integrada por organizaciones, colectivos, espacios culturales y trabajadores de la cultura cuyo reclamo fundamental es que el Gobierno de la Ciudad declare la emergencia cultural.
La multisectorial surgió, según cuenta a Tiempo Argentino, Agostina Agudín, directora del Centro Cultural Vuela el Pez, “Durante la pandemia se crearon distintos colectivos culturales que tienen que ver, sobre todo, con trabajadores y trabajadoras de la cultura porque todos la estamos pasando bastante mal. Sabemos que la situación no es particular, pero nos impulsó la coincidencia en el diagnóstico de los problemas del sector», cuante Agudín. «Nos reunimos con el bloque del Frente de Todos de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y luego de la reunión se hizo evidente que necesitamos que salga la declaración de la Emergencia Cultural. Desde marzo hay una batería de proyectos de ley porque uno solo no puede abarcar todo lo que implica el sector», aclara. «Los proyectos que se presentaron no se tratan, no hay voluntad de que se traten y todos los sectores tenemos una problemática común en este momento. Apoyamos las medidas sanitarias porque la salud es lo primero pero desde que se estableció el aislamiento no podemos trabajar y necesitamos que el Gobierno de la Ciudad nos dé una respuesta que no sea que comprenden lo que sucede, que tome cartas en el asunto y haga efectivas medidas extraordinarias».
La mujer también se refirió a ministro de Cultura de la Ciudad, Enrique Avogadro «cada vez que sale a hablar se refiere a Impulso Cultural que es su bandera. Es un programa que tiene distintas líneas de impulso al sector. Pero el problema con esas líneas es que son subsidios a concursar, lo que en este momento no resulta efectivo. Por otro lado, aunque dicen que se han aumentado los fondos, los números no son los que dicen. Si antes el Fondo Metropolitano, por ejemplo, estaba destinado a espacios culturales se podían presentar centros culturales y otro tipo de espacios, pero luego se abrió también a galerías de arte, con lo cual el mismo dinero se reparte entre más espacios», explica.
“Pero en este momento de pandemia –agrega- es fundamental la celeridad en la aplicación de las políticas. Al día de hoy nuestro espacio cultural no ha cobrado un peso y no es solo nuestra situación particular, sino que es algo general. Aunque tendría que chequear bien la información, creo que hace una semana solo cobraron las milongas, pero se presentaron en febrero. Creo que el gobierno porteño debe tomar conciencia de la urgencia que amerita esta situación. Desde el Gobierno Nacional se han tomado medidas extraordinarias. Por supuesto que resultan insuficientes en esta situación, pero muestran que la voluntad política es diferente de la del Gobierno de la Ciudad.”
Con el hashtag #EmergenciaCulturalBA la multisectorial lanzó un documento en Twitter que tuvo amplia repercusión.
“Buenos Aires es un faro cultural –comienza diciendo el documento-. No solo por su producción de disciplinas artísticas y hechos culturales, sino también por sus modelos de gestión y de vinculación con la comunidad. Además, la cultura cumple un rol social fundamental generando espacios de inclusión y visibilización de sectores de la población históricamente postergados como la comunidad LGBTTIQ+, personas migrantes o en situación de calle.
El fenómeno cultural independiente de Buenos Aires es único en el mundo. En Buenos Aires hay más de 700 espacios entre salas de teatro, de música, galerías, milongas y centros culturales. Conviven en Buenos Aires más de 200 editoriales independientes y miles de miles de artistas callejeros, de circo, de la danza, la música, el teatro y las artes visuales. Y todo lo que hacen, lo hacen junto a la comunidad de profesionales de la producción, técnica fotografía, prensa y diseño. Y además, están les docentes, que forman a nuevos artistas y trabajadores de la cultura.
Para que se entienda aún mejor: el sector cultural es parte del entramado de la ciudad productiva. El 11% del PBI de la Ciudad de Buenos Aires es consecuencia directa de la producción del sector cultural.
Las organizaciones y trabajadores que suscribimos este documento estamos en defensa de aquello que a todes nos interpela, nos constituye como sociedad y forma nuestra identidad: LA CULTURA.
La mayoría de nuestras fuentes de trabajo, proyectos y espacios están en peligro real. Ahora.
Cuando llegó la pandemia, las artes cumplieron un rol fundamental a través de la difusión solidaria de sus contenidos, creaciones y experiencias. Porque eso también es lo cultural: Lo que nos acompaña, contiene y, como sea, nos hace encontrarnos.
Comprendemos lo complejo e inesperado de esta situación y apoyamos que la prioridad es y debe ser la sanitaria. De todas formas, y ante la falta de respuestas serias por parte del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, exigimos se tomen medidas extraordinarias urgentes y se declare la emergencia cultural como primer paso para comprender, todes juntes, cómo vamos a reconstruir el tejido cultural de nuestra casa cuando todo esto haya pasado”.
Basta con ver la cantidad apabullante de propuestas culturales que la ciudad ofrecía antes de la pandemia y que continúa ofreciendo con las grandes limitaciones impuestas por la situación para entender la cantidad de personas que pertenecen al sector. Si se dice que Buenos Aires es una gran capital teatral, no es solo por los espectáculos comerciales, sino particularmente porque es el teatro off el que concita una enorme cantidad de público distribuido en salas pequeñas y en establecimientos no teatrales adaptados para otras funciones. Del mismo modo, son las editoriales independientes las que en los últimos años priorizando la formación de un buen catálogo editan libros de escritores jóvenes, y hacen circular materiales interesantes que los grandes grupos editoriales no consideran comercializables. Este hecho ha producido un fenómeno extraño que es que muchos escritores prefieren publicar en editoriales pequeñas porque si bien tiene una capacidad de distribución y estrategias de venta más restringidas, han cobrado un gran prestigio y apuntan a nichos de lectores precisos.
Además de la declaración de la emergencia y cultural y la creación de una mesa con el Ministerio de Cultura de la Ciudad que permita a los protagonistas de la cultura participar de la distribución del presupuesto destinado al área en el año próximo, el documento pide:
-Registro de trabajadoras y trabajadores de la cultura;
-Implementación de una renta cultural extraordinaria mientras dure la emergencia sanitaria y se pueda volver a trabajar;
-Aprobación por parte de la Legislatura Porteña de los proyectos de ley 649/2020 (ayuda económica a CC, TI, ECI, Milonga, Club de Música en vivo), 836/2020 (ayuda económica a trabajadoras/es de la cultura), 1378/2020 y 1534/2020 (ayuda económica a librerías y editoriales)
-Creación de mesa de trabajo con el Ministerio de Cultura de la CABA para participar en la conformación y distribución del presupuesto 2021.
Cristina Banegas, Cecilia Roth, Paola Barrientos, Maruja Bustamante, Luisa Kuliok, Susy Shock, Mirta Busnelli, Romina Gaetani y Marta Dillon son algunos de los miembros del grupo que apoyan la petición, además de otras personas ligadas al campo artístico e intelectual y 1700 centros Culturales.