La declaración de la portavoz del Fondo Monetario, Julie Kozack, en la conferencia de prensa que dio el jueves pasado marcó las dificultades que aun enfrentan las negociaciones entre el gobierno argentino y el FMI para arribar a un acuerdo.
La funcionaria hizo la habitual caracterización de la situación difícil de la economía argentina y sobre las conversaciones constructivas que se están desarrollando, y agregó que se analizan «alternativas». La situación es tan compleja que para hablar de Argentina, Kozack leyó un texto preparado de antemano, algo inusual.
Lo cierto es que con el pacto prácticamente caído por los incumplimientos argentinos, las posiciones de una y otra parte no terminan de alcanzar una intersección. Una fuente con conocimiento del tema indicó a Tiempo que se están «revisando» todos los ejes del acuerdo: los objetivos de reservas, del gasto público y de emisión para sostenerlo. Pero, al mismo tiempo, advirtió que ese sería el planteo de los burócratas del FMI mientras que el gobierno nacional asegura que el problema de las cuentas es circunstancial y que, con los acuerdos con China y una mejora de los niveles de recaudación se logrará recuperar el desempeño económico general, y que para llegar a ese objetivo hace falta el envión de los fondos del FMI, es decir, el adelanto de los U$S 10.000 millones para que sean entregados en julio.
El viaje que Massa anunció para esta semana a Washington se postergó. Algunas fuentes dicen que ahora sería el 20 de junio, pero que ello dependería de la marcha de las negociaciones.
Existe un dato extra económico que podría ayudar a que se logre un acuerdo: los partidos políticos deben entregar sus listas de candidatos a las elecciones nacionales el sábado 24 de junio. En ese sentido, el anuncio de un acuerdo con el FMI podría darle sustento a una eventual candidatura del ministro de Economía, Sergio Massa, quien aseguró ayer que se mantendrá dentro del Frente de Todos y participará eventualmente en unas PASO.
Kozack resaltó el resultado del canje de deuda, por el que patearon pagos por $ 7,4 billones que vencían entre junio y septiembre hasta el segundo semestre de 2024 (ver página 12). Ese puede ser tomado como un punto a favor. Pero el contraste podría estar marcado por la poca doisposicón que está mostrando el FMI ante la emergencia de Pakistán, país en el que fuertes inundaciones agravaron un cuadro de insolvencia. Cambiese inundaciones por sequía e Islamabad por Buenos Aires y se estaría frente a un espejo que refleja una imagen ominosa. «