El espacio Argentina Humana, liderado por Juan Grabois, lanzó en sociedad la Fundación para el Desarrollo Humano Integral, en una saludable iniciativa para el campo nacional y popular, porque desde el pensamiento en contacto con las realidades de los más humildes y el análisis de políticas públicas buscará no sólo generar un programa de gobierno superador a la «era Milei», sino que intentará establecer un propósito y una dirección definidas, especialmente para las fuerzas políticas que tendrán la responsabilidad de ofrecer alternativas electorales centradas en el ser humano y sus derechos.
Así, en la sede de la Unión de Trabajadores de la Industria ubicada en Yatay al 100, en el barrio porteño de Caballito, sin mencionarlo demasiado, sobrevolaron en el análisis algunos de los errores claves que padeció el último gobierno nacional del Frente de Todos, encabezado por el ex mandatario Alberto Fernández, y la necesidad imperiosa de aprender de ellos. Uno de ellos, fue la falta de una dirección de gobierno definida, clara y firme una vez en el poder. Y otra, más de fondo, la falta de un propósito último, de «un para qué» que supere al hecho de hacer política «por la política misma».
De esta manera, ante un auditorio colmado de integrantes de organizaciones sociales, políticas, sindicales, cooperativas del campo nacional y popular, presentaron a la Fundación y expusieron el diputado nacional de Unión por la Patria, Itai Hagman;la militante, catequista y ex secretaria de Integración Socio Urbana nacional, Fernanda Miño; la ex presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica, Adriana Serquis; y Juan Grabois, que tuvo a su cargo el cierre.
Los debates en el espacio liderado por Grabois
En diálogo con Tiempo, Hagman explicó parte de su exposición: «Básicamente, la Fundación para el Desarrollo Humano Integral es la unificación de distintos espacios de trabajo, de elaboración, de estudio, que vinculados al espacio Argentina Humana que lidera Juan Grabois, proponemos es dar un debate programático dentro del campo nacional y popular. Primero para, aprendiendo la experiencia reciente, tener la capacidad de ver dónde falló la política pública. Cuáles tienen que ser los ejes centrales de un proyecto nacional y popular adaptado al siglo XXI. Lamentablemente, como decíamos recién, hemos tenido la capacidad de articular propuestas electorales para ganar el gobierno, pero no hemos sabido qué hacer una vez que estuvimos en el gobierno. Eso es algo que no nos puede volver a pasar».
«Y no tenemos que dar este debate cuando falten semanas para los cierres de listas o para las campañas electorales, sino que lo tenemos que hacer desde ahora. Nosotros creemos que el campo nacional y popular necesita este debate, que necesita una actualización programática y que se tiene que organizar alrededor de debates políticos y programáticos. La Fundación intenta hacer un aporte en ese sentido y hoy estuvieron acá con nosotros muchos espacios del campo nacional y popular que piden trabajar en ese mismo sentido. La idea es tratar de aportar una nueva síntesis, no sólo al pensamiento nacional y popular, sino en particular para un programa de gobierno», remarcó.
Adriana Serquis repasó la destrucción que viene llevando a cabo el actual gobierno nacional sobre la ciencia y la tecnología del Estado argentino, que redunda en la paralización de proyectos como, por ejemplo, el reactor nuclear CAREM, los despidos de becarios del CONICET, la tristemente célebre «fuga de cerebros», con científicos que vuelven a irse del país, así como la «mayor desvalorización de la ciencia y la tecnología desde la dictadura». En esta línea, Serquis puso el foco en el concepto de soberanía aplicada a la ciencia y a la tecnología. «Es necesario tener esa soberanía, porque nos de independencia a la hora de decidir», remarcó. Por eso, en medio de un panorama sombrío, con «menor matrícula universitaria» de «falta de semillero» científico y de fuga de cerebros, Serquis marcó la importancia de «tener un plan de desarrollo en base al conocimiento», también con la recuperación de proyectos estratégicos, como el del reactor nuclear CAREM o el proyecto Pampa Azul, de soberanía marítima, entre otras.
Fernanda Miño contó que recorre aquellos lugares del país donde quedaron proyectos paralizados de Integración Socio Urbana y allí la gente no quiere conocer los escándalos del ex presidente Alberto Fernández, sino que quiere saber «porqué le aumentó la garrafa, por qué hay obras paralizadas», y buscar la manera de solucionarlo. Y en ese punto, también recurrió a sus conocimientos como catequista y pidió, desde el debate político «navegar mar adentro, porque en la orilla somos los mismos de siempre». Es decir, romper la endogamia de las reuniones monolíticas, de pensamiento a libro cerrado, y salir a debatir con el que, quizás, piensa distinto, pero se lo puede acercar.
En esta línea, Miño comentó a Tiempo: «En este momento, en el que la política está tan vapuleada, y donde se piden respuestas, creo que el lugar de la Fundación tiene que ver no solamente con la amplitud para implicar a varios actores que piensen en una Argentina humana, que piensen en la figura de Juan como representante de la política, sino fundamentalmente para construir en conjunto. Creo que eso es lo que hoy nos exige la realidad. Con una forma seria de ver la política, algo que no vemos hoy. Y este es un gran momento para esta presentación, para este lanzamiento de la Fundación».
Tareas que vienen en la Fundación
En el cierre, Grabois, entre muchos otros temas, abordó la cuestión de «tener un propósito» en la política, el para qué. «Si no tenemos claro el para qué, entonces, alguien nos está manipulando», advirtió. La importancia del «para qué» además, estriba que no sólo es futuro, sino que es colectivo. A diferencia de las motivaciones, que son individuales, el «para qué» es «intersubjetivo, lo podemos compartir».
Por otra parte, calificó al gobierno actual como «un régimen de facto con un gobierno democrático» por imponer políticas frecuentemente por fuera de la normativa. Y además, señaló que, en su análisis, «en el corazón del problema institucional de la Argentina está la Justicia».
«Tenemos que entender que tenemos que retomar un proceso histórico que está interrumpido», remarcó.
Sobre la Fundación, Grabois también destacó uno de sus objetivos centrales: la conformación del llamado «Gabinete en las sombras». Esto consiste en equipos técnicos que se dedican a analizar todas las políticas del gobierno actual, área por área.
El ex precandidato a presidente también pidió creatividad. «Hay que pensar con creatividad, porque la situación es nueva. Y creo que en este momento tenemos cuatro tareas en las que el trabajo de la Fundación no es exclusivo ni excluyente pero es fundamental. La primera, es organizar la bronca, la frustración, los sentimientos y las realidades dañinas que nos genera este modelo y que tiene que ver, para mí, con sublimarla, transformar esa agresividad esa bronca en otra cosa: en movilización, en lucha, en solidaridad, pero también en ejercicio del pensamiento. Y los grupos de trabajo de la Fundación son básicamente una forma de transformar esa frustración de lo que no sucede, en la propuesta de lo que vamos a hacer cuando nos toque gobernar», resaltó.
Perspectiva de futuro
«Una segunda tarea es ir amasando la esperanza. La esperanza en que al final del túnel no solamente hay oscuridad. Ser conscientes de que también hay otro camino posible. Y esa esperanza no es una ilusión. Hay una diferencia entre ilusión y esperanza. La ilusión no tiene fundamentos. La esperanza sí, por eso no defrauda. Y el fermento de esa esperanza tiene que ver con las ideas y con las prácticas. Con la ejemplaridad de los dirigentes, de los cuadros, de la militancia, que tienen que transmitir una conducta que no sea la que vemos en la generalidad de la política», reclamó.
«Después hay una tercera pelea, que entiendo que es a través de las elecciones, y que es recuperar el gobierno para un proyecto que ponga las necesidades de las personas y la grandeza del país en primer lugar», fijó.
«Y después de recuperar el gobierno, la cuarta tarea es retomar el proceso histórico que fue interrumpido en múltiples ocasiones, y que nosotros no vinimos a inventar. Venimos a aportar», expresó.