Dos noticias trascendentes acapararon la atención en la tensionada realidad política actual de Bolivia, en las últimas horas. Las dos son de fuerte contenido simbólico y, a la vez representan muy contrapuestas perspectivas respecto del futuro del país y del gobierno socialista. Se trata, por un lado, del tan esperado ingreso de Bolivia al Mercosur (Mercado Común del Sur). Por el otro, el estallido que parece imparable y estruendoso en el seno del gobernante Movimiento al Socialismo.
La incorporación concreta del país en el seno del Mercosur se formalizó concretamente en las últimas horas. Si bien las tratativas y los encuentros se vienen sucediendo desde hace un tiempo, esta semana se efectuó una reunión del grupo en Montevideo, toda vez que el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou sostiene la presidencia pro témpere del plenario durante la presente temporada. Justamente, el mandatario boliviano, Luis Arce Catacora, calificó como un “hecho histórico que Bolivia sea acogida por primera vez a un alto nivel como Estado participante en la reunión de Ministros de Asuntos Exteriores”, y aseguró que no sólo importa “en el contexto de la integración económica, sino que también abarca las áreas de desarrollo de la salud y la educación”.
Bolivia estuvo representada en Montevideo por la ministra de Asuntos Exteriores, Celinda Sosa Lunda, mientras que en las redes sociales, el presidente publicó: “Es un hecho que refleja los primeros resultados de nuestros esfuerzos (…) para la toma de acciones concretas para acceder a nuevos mercados y transformar al Mercosur en una plataforma efectiva de inserción internacional en favor de nuestros pueblos”.
Ruptura
Por el otro lado, el MAS anunció la expulsión del presidente Arce y del vice David Choquehuanca de sus filas La decisión, tan esperada como estridente, se realizó durante una asamblea ampliada en Villa Tunari, en Cochabamba, La ruptura es muy antigua. La idea de expulsión se gestó, meses atrás, durante una reunión del partido en el coliseo de La Coronilla, en Cochabamba. La decisión se fundamentó en que “el comportamiento de ambos mandatarios ya no es compatible con los principios del partido”.
El propio Evo Morales, que participó del cónclave en Cochabamba, admitió que “el comportamiento de Lucho y de David ya no son los de un militante”, y repudió la “represión a los Ponchos Rojos, que sólo están pidiendo que se respete su sede sindical. Represión, heridos, tomados por la Policía. Creo que por demás se justifica la expulsión del instrumento político”.
Para las siguientes horas se esperan nuevas movilizaciones a favor y en contra del oficialismo. Para este martes, la Central Obrera Bolivia llamó a una marcha en respuesta al anuncio del MAS, “en defensa de la democracia” y al mismo tiempo, pide una urgente “reunión de emergencia” con el presidente. “Estamos convocando a una gran marcha nacional, frente a estos intentos de desestabilización política y democrática”, anunció el secretario ejecutivo de la organización, Juan Carlos Huarachi.
Por su lado, el sector del MAS que responde al evisno convocó a una marcha desde el 17 de septiembre, entre Caracollo, en la ciudad de Oruro, y La Paz, “para salvar a Bolivia”, y advirtió que habrá un bloqueo de carreteras. La medida, formalmente, es en demanda de garantías para la provisión de combustibles y dólares, al tiempo que exigió del Tribunal Supremo Electoral, la validación de los congresos del MAS, ya que básicamente lo que se juega es el control de la sigla partidaria de parte de ambos sectores.
Si entre ellos se pelean…
Mientras tanto, la derecha hace su juego. Concretamente, el líder más reconocido, Luis Fernando Camacho, lidera protestas desde Cochabamba, y acusa al gobierno de corrupto e ineficaz. A la vez se subió a un histórico caballito de batalla, sus críticas al anunciado censo que, como consecuencia, podría tener una reconfiguración de las representaciones política en los parlamentos, el nacional y los regionales. Justamente, tras difundirse los primeros resultados que arrojó el censo, los líderes cruceños y en general de la oposición cuestionaron severamente las cifras. El trabajo realizado este año refleja una población total de 11.312.620 habitantes, con la mayor concentración en Santa Cruz: 3.115.386. Aseguran que esos datos están manipulados porque son menores de las estimaciones que se realizaron tomando en cuenta el anterior censo, de 2011.