El fiscal de Río Cuarto Daniel Miralles fue apartado este viernes de la causa por el crimen de Nora Dalmasso, cometido en 2006 en esa ciudad del sur cordobés, justo cuando tenía previsto enviar a juicio oral al viudo Marcelo Macarrón como único acusado del hecho, informaron fuentes judiciales.
La medida fue dispuesta por la Cámara del Crimen número 2 de esa ciudad del sur cordobés, que resolvió hacer lugar al planteo realizado por los abogados de Macarrón (57), Marcelo Brito y Gustavo Libeau, quienes habían recusado al fiscal por haber adelantado a los medios su accionar en el expediente.
De esta forma, la Cámara dejó sin efecto la decisión del juez de Control, Daniel Muñoz, quien había rechazado el pedido de apartamiento realizado por la defensa y la causa volvió otra vez a fojas cero hasta que se designe a un nuevo fiscal.
Según informaron las fuentes, el tribunal coincidió en forma unánime con lo planteado por los defensores, quienes consideraron que Miralles adelantó opinión cuando el 19 de junio dio una conferencia de prensa en la que se refirió a lo que iba a hacer con la causa.
En esa oportunidad, Miralles afirmó que el expediente ya se encontraba en condiciones de ser elevado a juicio oral con el viudo como único acusado, ya que los últimos peritajes acababan de descartar a otros sospechosos.
En diálogo con Télam, Brito dijo que «la importancia de la resolución de la Cámara reside en el hecho de que acepta que la conferencia de prensa que hiciera Miralles implica un claro adelanto de opinión, en forma anticipada además, sobre lo que iba a hacer en el proceso».
«El verdadero valor que le atribuyo a esta resolución es que una cosa es el interés y el deber de informar y otra cosa son las reglas que imponen los límites a la publicidad externa de los actos del proceso, es decir lo que se puede comunicar», afirmó.
En ese sentido, destacó que esto «por un lado, marca un límite irreductible para los funcionarios judiciales, que no deben violar, y por otra parte, la tutela del principio de inocencia para que el quehacer judicial no se transforme en un espectáculo, ni a los protagonistas del mismo en actores».
Recordó que siempre fue «crítico» del obrar de Miralles porque «no buscó jamás la verdad sino que, con un prejuicio sobre la participación de Macarrón, su actividad se centró en buscar elementos probatorios que corroboraran lo que estaba en su íntima convicción, pero no se dedicó a investigar».
Brito agregó que ahora el Fiscal General de Córdoba, Alejandro Moyano, será quien decidirá qué representante del Ministerio Público va a intervenir en la causa, por la que ya pasaron tres fiscales de Río Cuarto y tal vez deba recurrirse a uno de otra jurisdicción o a uno itinerante.
Miralles había quedado a cargo de la investigación en diciembre de 2015 luego del apartamiento del fiscal Javier Di Santo, quien instruyó el expediente desde el inicio y en una primera etapa contó con la colaboración de sus colegas Fernando Moine y Marcelo Hidalgo, éste último de la jurisdicción de Córdoba Capital.
En marzo de 2016, fue Miralles quien imputó a Macarrón por el «homicidio calificado por el vínculo» de su esposa, tomando en cuenta como prueba principal que su semen fue encontrado en el cuerpo de la mujer cuando fue asesinada.
Además, para el fiscal, el viudo viajó en avión desde Uruguay, donde disputaba un torneo de golf en Punta del Este, hacia la provincia de Córdoba para cometer el crimen y luego regresó para concluir con esa competencia deportiva.
Sin embargo, Macarrón siempre sostuvo que es inocente y explicó que el semen hallado en el cuerpo de la víctima se debía a que había mantenido relaciones sexuales con ella antes de viajar a Uruguay.
Nora Dalmasso (51) fue estrangulada el 25 de noviembre de 2006, en su casa del barrio residencial Villa Golf de Río Cuarto, en el sur de Córdoba, y su cuerpo semidesnudo fue hallado el día después sobre la cama de su hija Valentina, quien al igual que su padre y su hermano Facundo, no se encontraban en ese momento en la vivienda.
A lo largo de la investigación, se manejaron varias hipótesis: una apuntó a un crimen durante un juego erótico, otra a un estrangulamiento durante la consumación de una relación sexual y la tercera a un homicidio cometido tras un abuso sexual.
En el marco de esas pistas, estuvieron imputados el por entonces secretario de Seguridad de la provincia, Rafael Magnasco; el pintor Gastón Zárate, conocido como «El perejil»; y Facundo Macarrón, hijo de la víctima, quienes finalmente fueron sobreseídos por falta de pruebas.