Un día antes de que se sustanciara la ya anunciada renuncia de Jorge Triaca como titular de la Secretaría de Trabajo, se conoció una resolución de la cartera ratificando otra del mismo tenor dictaminada en noviembre de 2015 por la gestión de Carlos Tomada pero que, hasta el momento, no se ha aplicado.
Se trata de la resolución 2105/2015 que dispone el encuadramiento de los trabajadores de call center de ocho provincias en el nuevo convenio colectivo de trabajo 688/14 elaborado por la Asociación de Trabajadores Argentinos de Centros de Contacto (ATACC) y la Cámara Argentina de Centros de Contacto. ATACC es un sindicato creado en la provincia de Córdoba y que logró la personería gremial en el año 2007 en forma express por parte de la entonces cartera laboral.
Según los directivos del Sindicato de Comercio, convenio en el que se encuentran encuadrados actualmente los operadores, se trata de un sindicato amarillo. En la jerga sindical, se refiere a aquellas organizaciones que han sido creadas (o cooptadas enteramente) por los mismos empresarios con el propósito de viabilizar acuerdos a la baja y a la medida de las patronales.
La resolución intima a las empresas de call center a encuadrar a sus empleados a partir del 1 de febrero de 2019 dentro de esta nueva normativa desplazando en los hechos al sindicato que comanda Armando Cavallieri en las negociaciones salariales. Se trata de aproximadamente 60 mil trabajadores dispersos por todo el país a quienes se les aplicaría, por esta vía, una reforma laboral de hecho.
Empresas como AEGIS, Atento, Konetka, CAT Technology y Extractor, en rigor, realizan tareas tercerizadas para otras grandes compañías de servicios (telefonía móvil, tarjetas de crédito, bancos, supermercados y un largo etcétera). Su encuadramiento en Comercio, que no cuenta con un convenio específico para la rama call center, también tuvo el propósito de evadir los convenios de la actividad correspondiente para reducir costos laborales. La creación de un convenio propio de call center vendría a cristalizar una actividad que, en rigor, es un eslabón más de la cadena de producción y comercialización de empresas con convenios colectivos más favorables a los trabajadores.
Según información brindada por el Sindicato liderado por Armando Cavallieri, el nuevo convenio mantendría en general las condiciones de trabajo y el salario aunque afectaría las sumas por antigüedad (incrementando el premio pero limitando el alcance y el carácter regimentador del mismo) y algunos artículos vinculados con la actividad gremial (reduciendo las horas por licencia gremial). ATACC no cuenta con Obra Social y los trabajadores mantendrían su cobertura por el lado de OSECAC.
En su balance anual, la Cámara de Argentina de Centros de Contacto, celebra como el principal logro de 2018 la obtención del nuevo encuadramiento y explicita como su principal desafío para 2019 su aplicación en todas las empresas.
Francisco Jaime, secretario de encuadramiento de Comercio, explicó a Tiempo que ya han respondido la resolución intimando a las empresas a no aplicar el nuevo convenio hasta tanto la justicia no resuelva su impugnación fundamentada en que los encuadramientos «no son facultad del Ministerio de Trabajo». Jaime agregó: «Es un tema que tiene que resolver la justicia o el tribunal arbitral de la CGT sobre la base del número de afiliados». El ministerio (ahora secretaría), en todo caso, podría dictaminar una compulsa entre organizaciones para establecer la de mayor aceptación por parte de sus trabajadores en base al mismo criterio de afiliación, pero no mediante una resolución unilateral.
Jaime explicó: “Además queremos que los trabajadores presenten amparos individuales porque se están afectando sus derechos. Estamos en estado de alerta y movilización, siempre las medidas gremiales son una variables que manejamos pero ahora estamos llamando a las empresas al raciocinio”.
La otra mirada dentro de Comercio
Sin embargo, desde la oposición surgida en las últimas elecciones del propio riñón del oficialismo, Ramón Muerza señaló a Tiempo que «Cavallieri no está defendiendo el sector» porque «hicieron presentaciones judiciales pero tarde para dejar correr» y que «si lo hubiesen hecho en tiempo y forma en la CGT, se hubiese caído”.
Según el dirigente, que asegura tener un peso mayoritario en el segmento de call center, la trampa no está en la letra del nuevo convenio: “Organizamos los call center y hay algunos donde se mejoró muchísimo. Hemos conseguido adicionales por idioma y beneficios por campañas, más allá del salario de comercio”. El nuevo encuadramiento y la pérdida de representación sindical, según Muerza, sería el camino para liquidar paulatinamente esas conquistas por empresa.
El dirigente denunció: “No me cabe duda que es una jugada política de Cavallieri con Triaca. Una devolución de favores que incluyó el aval de la elección fraudulenta y el desplazamiento de una gran cantidad de afiliados opositores. A él no le interesan los call center, siempre lo dijo, cree que son un sector con estudiantes universitarios, muy conflictivo e izquierdoso”.
El viernes de la semana pasada, delegados de base de la empresa AEGIS que habían distribuido materiales contra el traspaso fueron impedidos de ingresar a su lugar de trabajo en una medida anti sindical que muestra la voluntad férrea de las patronales para que avance un convenio que nada bueno aparenta tener para los trabajadores. Así las cosas, el gobierno inaugura una nueva ruta para la reforma laboral, la de los nuevos encuadramientos compulsivos.