El 28 de septiembre, “Día Global de Lucha por la Despenalización y Legalización del Aborto”, surgió como una fecha regional tras el Acuerdo feminista de San Bernardo en 1991. Década tras década, esta fecha se transformó en un faro para el movimiento, una jornada activista que une nuestra potencia en la exigencia del reconocimiento de nuestra autonomía, soberanía y libertad reproductiva en América Latina, el Caribe y el mundo.
En Argentina, tras la sanción de la Ley 27.610 de Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), nos dimos la tarea de monitorear su cumplimiento. Nuestro compromiso es constante y desde Incidencia Feminista exigimos y elaboramos diferentes estrategias para fortalecer la universalidad de los derechos sexuales y reproductivos en todo el país.
Entre enero de 2021 y finales del 2023, el Ministerio de Salud de la Nación conformó equipos que funcionaron en articulación con el movimiento feminista, para garantizar derechos, no sin idas y vueltas y algunas resistencias. Pero logramos como sociedad la institucionalización de políticas equitativas, distributivas y reconocimiento de injusticias anquilosadas en los propios servicios de salud, públicos y privados. Lo exigimos y conquistamos. A partir de la voluntad y la decisión política entonces, se asignaron presupuestos a las áreas encargadas, se realizaron las compras de insumos necesarios y se organizó su distribución en cada provincia. También se capacitaron a equipos de salud.
A fines de 2023, la llegada de Javier Milei a la presidencia marcó un retroceso en términos de derechos de las mujeres y disidencias sexuales. Con un discurso antiderechos y la voluntad explícita de achicar el Estado, se desarticularon políticas necesarias para prevenir el abuso de poder patriarcal y erradicar las violencias por razones de género. Se despidió a trabajadorxs, se eliminó el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad y se disolvieron las estrategias territorializadas que buscaban llevar estas medidas a todas las provincias.
El gobierno de La Libertad Avanza pregona el supuesto ejercicio de las libertades individuales, pero usa los mecanismos del Estado para coaccionar a las mayorías. Esa libertad que gritan alcanza sólo a sus amigos, los más ricos, las grandes empresas y los capitales que podrán hacer negocios. Por eso, desde los feminismos luchamos contra toda desigualdad. Porque sin igualdad y sin justicia social, no hay libertad.
A problemáticas locales, respuestas regionales y globales
En cada territorio, los feminismos encarnan características particulares. En nuestro país, formamos parte de todos los espacios: somos transversales y articulamos experiencias entre generaciones. Desde múltiples pertenencias militantes, supimos generar redes, interpelar a quienes deciden en el ámbito ejecutivo y legislativo y poner en agenda el aborto como un problema de salud pública, de justicia social y como un derecho humano que requiere decisiones políticas concretas para ser garantizado.
La sanción de la Ley 27.610 significó una conquista enorme y fue posible porque la práctica feminista, la construcción colectiva de saberes y la horizontalidad del feminismo como movimiento social y popular supieron interpelar a diversos ámbitos de la sociedad.
Las mujeres y disidencias en el país estamos organizadas desde hace mucho tiempo. A partir del período democrático más largo en nuestro país, iniciado en 1983, logramos avances en materia de derechos: desde el divorcio y la educación sexual integral, hasta el matrimonio igualitario y la identidad de género.
El actual contexto nos impulsa a ampliar la agenda de los feminismos en la política, con énfasis en los derechos sexuales y reproductivos, teniendo en cuenta el desarrollo sustentable en términos ambientales, sociales y económicos; una justicia con perspectiva feminista; la erradicación de las violencia machistas y fascistas; y el respeto a los pueblos originarios, entre otras reivindicaciones necesarias para el buen vivir en nuestros territorios.
Participamos en múltiples articulaciones regionales que sostienen diálogos del movimiento feminista de América Latina y el Caribe y también a nivel mundial. Estamos presentes en las reuniones de los mecanismos internacionales de derechos humanos como Naciones Unidas, donde las organizaciones feministas sin fronteras acordamos posiciones comunes. Con el mismo ánimo sucederá nuestra presencia en el próximo G20 en Río de Janeiro.
La historia y nuestros pañuelos, el legado de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y el ejemplo de lucha por los Derechos Humanos nos precede. Este 28 de septiembre no dudamos de nuestras convicciones. La declaración de San Bernardo marcó un itinerario para avanzar en derechos y lograr la despenalización, legalización y acceso universal al aborto en cada país de América Latina, el Caribe y el mundo.
Esta fecha es memoria colectiva, un grito que une a quienes creemos que nuestras decisiones y autonomía son inalienables a la libertad reproductiva. Es un día para exigir -sin descanso- que el Estado garantice los derechos fundamentales. Es pactar una y otra vez la lucha por la soberanía sobre el cuerpo- territorio de mujeres y disidencias. Aun cuando quieran poner en riesgo nuestros derechos, la respuesta es más feminismo hoy y siempre.