Sancionada en 2021 y reglamentada en marzo de 2022, la Ley de Etiquetado Frontal fue una norma sanitaria de avanzada, a tono con otros países de la región como Chile y México. Postulaba desde la regulación de los empaquetados hasta publicidades a menores. Pero con el gobierno de Javier Milei la ausencia del Estado termina afectando también a este tema, corriéndose del rol de regulador, controlador y promotor de nuevos hábitos saludables. Frente a la situación actual, un punto que buscaba abordar la ley quedó a la deriva: controlar la oferta de alimentos con los octógonos negros en los kioscos de las escuelas.

En este contexto, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) emitió un documento instando a que los kioscos escolares no ofrezcan alimentos ni bebidas con sellos de advertencia nutricional. La indicación está en línea con la citada Ley N° 27.642 de Promoción de la Alimentación Saludable (conocida como Etiquetado Frontal) que señala con los ya famosos sellos el exceso de los productos, ya sea en azúcares, sodio, grasas y calorías.

El documento advierte que la escuela es un lugar clave para mejorar los hábitos alimentarios y demanda el compromiso de la comunidad educativa. En ese marco, sugieren a los kioscos dentro de las escuelas que reemplacen los alimentos y bebidas con octógonos negros por aquellos que no los tengan, como frutas, licuados o preparaciones caseras. También a las familias les piden priorizar alimentos caseros, frutas y agua.

«El sobrepeso y la obesidad es una epidemia que aumenta adquiriendo proporciones alarmantes en todo el mundo y representa uno de los principales problemas de salud pública, por lo que requiere respuestas de los Estados en forma urgente», apuntan en la SAP.

Destacan que la situación afecta especialmente a los niños, niñas y adolescentes, tanto a su salud psico-física inmediata, como al nivel educativo que pueden alcanzar y su calidad de vida: «Incluso tienen mayores probabilidades de desarrollar obesidad en la edad adulta y presentar mayor riesgo de sufrir enfermedades no transmisibles (ENT), como las cardiovasculares, la diabetes y el cáncer, entre otros».

Consenso mundial

El documento enfatiza que existen pruebas convincentes de que la publicidad y la comercialización de alimentos y bebidas con alto contenido de sodio, grasas, azúcares y kilocalorías, pero deficientes en micronutrientes, pueden repercutir en las preferencias alimentarias, el comportamiento de compra y el consumo de niños, niñas y adolescentes: «La comercialización y provisión de alimentos y bebidas con altos niveles de azúcar, grasa, sal y bajo valor nutricional en las escuelas también influyen en los patrones y hábitos de consumo en niños, niñas y adolescentes».

“Hay consenso mundial generalizado sobre el rol de los entornos escolares para promover una nutrición adecuada y mayor actividad física, con el objetivo de fomentar hábitos saludables y enfrentar los entornos obesogénicos”, subrayó Elizabeth Alonso, también pediatra especialista en Nutrición, integrante del Comité Nacional de Nutrición de la SAP.

Foto: Télam

“La Ley nacional 27.642 promueve la creación de un entorno escolar que educaría sobre la alimentación saludable, que se materializa fundamentalmente con los llamados ‘Kioscos Saludables’, acotó María Julia Alberti, Prosecretaria del Comité de Nutrición de la Sociedad Argentina de Pediatría.

El trabajo de la SAP reconoce que una alimentación saludable en el hogar debe complementarse con los alimentos que los niños consumen en la escuela. No siempre es fácil que los niños o adolescentes se alimenten con comidas que les resulten agradables y saludables en el ámbito escolar, sobre todo cuando existen kioscos dentro de las escuelas, ya que la alta palatabilidad de las golosinas es la característica más importante que determina la elección por parte de los niños: «Las características organolépticas (sabor, color, olor, textura y palatabilidad) de los alimentos, su precio, los hábitos, la cultura y las relaciones sociales son determinantes a la hora de la elección».

“Todo esto hace que los niños, niñas y adolescentes dejen en segundo plano el valor saludable del alimento o la bebida. No obstante, debemos reconocer que la industria está haciendo un esfuerzo y se nota una mayor tendencia a la elaboración de alimentos funcionales, que ayudan a mejorar situaciones de salud, y existen sectores de consumidores que realizan elecciones pensando en un mejor estilo de vida y una alimentación saludable”, reflexionó la Dra. Romina Lambert, también del Comité de Nutrición de la SAP.

Epidemias

“Nos encontramos con que más del 40% de la población mundial tiene sobrepeso y, en nuestro país, según datos de la Segunda Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, el 13,6% de los menores de 5 años presenta sobrepeso y el 41,1% de los niños y jóvenes de entre 5 y 17 años tiene sobrepeso (20,7%) u obesidad (20,4%), con una mayor prevalencia en varones”, afirmó la Dra. Susana De Grandis, médica pediatra especialista en Nutrición Infantil, integrante del Comité Nacional de Nutrición de la Sociedad de Pediatría.

El documento indica que en la medida que aumenta la pobreza también crece la prevalencia de obesidad, inclusive en poblaciones con manifestaciones de desnutrición donde se presentan simultáneamente baja talla y carencias de micronutrientes: «Una de las grandes epidemias actuales es la obesidad y la Argentina forma parte de este escenario’.

Foto: Télam

A grandes rasgos, la SAP divide a la malnutrición en tres grandes grupos: desnutrición, déficit de micronutrientes y sobrepeso y obesidad. «La pobreza se acompaña de un aumento en la prevalencia de obesidad, inclusive en poblaciones con manifestaciones de desnutrición donde se presentan simultáneamente baja talla y carencias de micronutrientes. Una de las grandes epidemias actuales es la obesidad y la Argentina forma parte de este escenario”, insisten desde la Sociedad.

Para la doctora María Guinot, pediatra especialista en Actividad Física y Deporte, secretaria del Grupo de Trabajo en Salud Escolar de la SAP, “en el aumento vertiginoso de la obesidad infantil mucho tienen que ver los cambios en los estilos de vida, la industria alimentaria y la publicidad. Vemos chicos que ya a edades tempranas han desarrollado hábitos alimentarios poco saludables, que incluyen alimentos ultraprocesados, comidas de alta densidad energética y con grandes porciones, y bajo consumo de frutas y verduras. Mientras que disminuye la actividad física a causa del advenimiento de las pantallas, entre las que incluimos al celular, los televisores y las computadoras”.

Kioscos, cantinas y buffet saludables

La SAP afirma que un kiosco saludable es aquel que tiene mayor proporción de alimentos de alta calidad nutricional (incluye frutas, verduras, bebidas naturales y snacks saludables) y dispone de una oferta variada de productos alimenticios y bebidas saludables: «Deben ofrecerse a costos accesibles, garantizando que sean seguros, y deben estar exhibidos adecuadamente para generar mayor atracción’.

Dentro de los alimentos saludables recomiendan:

●      Agua segura disponible

●      Jugos naturales

●      Frutas frescas

●      Frutas desecadas

●      Ensalada de frutas

●      Frutas secas (maní, nueces, almendras, etc.) sin agregados de sal o azúcar.

●      Semillas sin sal, sin azúcar ni fritos o agregados.

●      Mix de cereales sin agregados de azúcar y en porciones individuales

●      Alfajores simples de fécula de maíz, de frutas.

●      Sándwiches de elaboración en el día con materias primas de moderado contenido de grasas
     (con verduras frescas y bien lavadas, con quesos y carnes magras).

●      Yogures (solos, con cereales o con frutas) enteros o descremados, sin edulcorantes artificiales y/o
     postres lácteos sin edulcorantes artificiales.

●      Ensaladas de vegetales o de frutas, provenientes de industrias habilitadas y rotuladas.

●      Bizcochuelo o magdalenas de preparación casera

Además, es importante que en todos los kioscos se incluyan productos libres de gluten para los chicos y chicas con celiaquía, así como productos sin azúcar para personas con diabetes.

El trabajo de la SAP concluye que lograr la transformación del kiosco tradicional en uno saludable «sin imponer conductas y propiciando la participación de la comunidad escolar (directivos, docentes, alumnos, padres y personas encargadas del kiosco en la escuela) es una tarea que requiere del compromiso de toda la comunidad educativa».