En 1995 la Conferencia General de la Unesco, que tuvo lugar en París, resolvió rendir un homenaje universal a los libros y a los autores fallecidos el 23 de abril Miguel de Cervantes, William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega. El objetivo era alentar la lectura en toda la población mundial, pero especialmente en los más jóvenes. Quedó instituido así el «Día Mundial del Libro y los Derechos de Autor».
Sin embargo, detrás de la elección de los autores como los más representativos de la cultura occidental, existe una contradicción histórica. En 1616, año de la muerte de los mencionados escritores, los calendarios del Reino Unido y de España eran diferentes. Hasta el año 1582 el mundo occidental se regía por el calendario juliano, impuesto por el emperador romano Julio César. Pero ese año el papa Gregorio XII creó otro al que, en su honor, se llamó calendario gregoriano. Éste fue adoptado de inmediato por los países católicos como España Francia y Portugal, mientras que Reino Unido mantuvo el calendario juliano. El gregoriano comenzó a utilizarse allí recién en el año 1752.
Es así que, según el calendario gregoriano, Cervantes murió el 3 de mayo y, de acuerdo con el juliano, Shakespeare falleció el 23 de abril. Entre ambas muertes, por lo tanto, existen 10 días de diferencia porque esa es la diferencia que había en el calendario con que se manejaban sus respectivos países de origen. Pero, si no se toman en cuenta los calendarios, ambos murieron el mismo día.
Pero tampoco ésta es una verdad absoluta, porque, además de las diferencias en los calendarios, en España y el Reino Unido había diferentes usos y costumbres. Mientras en el país de Shakespeare la fecha de muerte quedaba registrada el día mismo en que se produjo el deceso, en el país de Cervantes la costumbre era consignar como fecha de muerte el día del entierro. Se cree probable entonces que Cervantes haya fallecido el 22 de abril y no el 23.
Por otro lado, aunque siempre se dijo que los restos de Cervantes se encontraban en el convento de las Trinitarias ubicado en la Calle de las Letras de Madrid, no hubo una certeza absoluta sobre este hecho hasta que un equipo multidisciplinario accedió a la cripta, analizó los restos y confirmó que lo que se había dicho por siglos era cierto. La duda provenía, quizá, de que Cervantes no fue un católico ferviente y mantuvo ciertas diferencias con la Iglesia. Además, no había una lápida ni un nombre. Sin embargo, a favor de esta tesis había un hecho histórico: el convento de las Trinitarias había pagado el rescate cuando Cervantes cayó prisionero y fue esclavo en Argel. La comprobación se produjo recién en el año 2015. A pesar de la enorme fama del Quijote en casi todo el mundo, sobre la vida y la muerte de Cervantes, como la de la mayoría de los personajes históricos desaparecidos hace tantos siglos, existen dudas.
De modo que para “valorar las irremplazables contribuciones de aquellos quienes han impulsado el progreso social y cultural de la humanidad” e instituir el Día del Libro y los Derechos de Autor, la UNESCO tuvo que obviar estas diferencias en beneficio del valor emblemático de ambas personalidades literarias. Curiosamente, el tercero de los escritores en cuyo homenaje se instituyó el Día del Libro, Inca Garcilaso de la Vega, no fue el tercero en discordia.
Muchos otros escritores contemporáneos nacieron o murieron en la misma fecha. La UNESCO cita a Maurice Druon, Haldor K. Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla y Manuel Mejía Vallejo.
Según consta en la página web oficial de la institución, “al defender el libro y el derecho de autor, la UNESCO apoya la creatividad, la diversidad y la igualdad de acceso al conocimiento, en particular a través de su Red de Ciudades Creativas de la Literatura, la promoción de la alfabetización, el aprendizaje móvil y el libre acceso a los contenidos científicos y los recursos educativos. Con la participación activa de las partes interesadas –autores, editores, docentes, bibliotecarios, instituciones públicas y privadas, ONG humanitarias, medios de comunicación y cualquier otro interlocutor que se sienta implicado en esta celebración– el Día Mundial del Libro y el Derecho de Autor congrega a millones de personas en todo el mundo.”