Decretos de necesidad y urgencia, proyectos que cercenan derechos, medidas de shock; desregulaciones que quitan al Estado del medio; aumentos de nafta, transporte, alquileres, ahora se vienen las tarifas; un presidente que presenta escenarios apocalípticos con referencias bíblicas. Uno tras otro, sin freno, los movimientos se suceden como palos de la política liberal de Milei que golpean los bolsillos pero también en los cuerpos. Y los cuerpos hablan.
“Los últimos meses, las nuevas normativas y el cambio de autoridades, todo es como un shock que está en gestión. Todavía no podemos hablar de estadísticas porque es muy reciente pero sí de algunos efectos: la incertidumbre genera ansiedad, puede haber depresiones y respuestas más complejas en cuanto a la salud mental”, remarca Alejandra Gómez, de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
La especialista recuerda que una situación de similar incertidumbre también se vivió en la pandemia y que no existe una respuesta generalizada: “no todo sujeto responde de la misma manera, pero hay una tendencia; el presente es incierto”. En contextos de incertidumbre generalizada pueden existir síntomas psíquicos como dificultades de conciliar el sueño, pensamientos obsesivos o rumiantes, irritabilidad e incluso pánico. Pero también físicos, como las contracturas o el aumento de presión arterial.
Según relatan desde los centros con áreas de salud mental, en las últimas semanas crecieron las consultas, o se agravaron situaciones. Predomina la falta de visión de un futuro. ¿Cómo se navega en el mar de incertidumbres? Gómez menciona la necesidad de detectar cómo cada uno responde al contexto. “Si estás más irritable, inapetente, si dormís mal, si estás reiterativo con el tema, notarlo es importante; entender que cada uno viene de su historia personal y atraviesa esta situación económica con duelos o traumas”.
También es clave ponerle palabras a esas emociones: “Una vez que se detecta el abatimiento, la angustia o el displacer, si está en sus posibilidades puede acudir a la consulta profesional, pero si la crisis económica lo dificulta, también se puede acudir a los lazos”. En este punto, la especialista advierte que en los últimos tiempos se produjo una especie de fractura entre los afectos. “Es común escuchar en el consultorio que un amigo, madre, hermana piensa distinto, hay que tratar de superarlo, ponerle palabra a los sentimientos, no tenerle miedo”.
Y recomienda disminuir la conectividad tóxica. “Hay que disminuir la conectividad tóxica, que no es lo mismo que desinformarse, sino acotarlo. No hay recetas para pasar este mal momento pero se puede tomar distancia de tanta sobreinformación, fortalecer los vínculos y pensar que puede haber una solución creativa para resolver algo crítico”.
Fingir demencia
El tema económico atraviesa todas las aristas. Incluso aquellos pacientes que necesitan medicación también lo sufren. De acuerdo a un informe publicado en las últimas horas por el Centro de Profesionales Farmacéuticos de la Argentina (Ceprofar), el clonazepam de 1 mg. x 60 comprimidos subió 316,6% en el año. Es uno de los medicamentos que más aumentó en 2023.
Damián Supply es psicólogo clínico y trabaja en el área de Promoción de Salud de Niñez y Adolescencia en el Hospital Italiano: “Sin duda, lo que hay es un montón de somatización que tiene que ver con la incertidumbre que ha traído consigo el fin de año”.
Lo que más observa en la población con la que trabaja es la afectación de los tiempos ociosos, es decir, el descanso y las vacaciones: “Veo un resquebrajamiento de miradas, desde el mundo adulto hay una postura general de que los jóvenes apoyan o avalan estas nuevas ideas (del gobierno) y en estos pibes hay cuestiones que empiezan a chocarse dentro de las familias, chocan con la mirada de los padres, porque se vieron afectados los bolsillos de todos”.
El síntoma surge para llamar la atención, genera desgaste, irritabilidad e insatisfacción. Para Supply, es importante que haya un reconocimiento de los procesos internos en relación a la crisis: “En este último tiempo apareció mucho eso de fingir demencia, ahí es cuando aparece lo sintomático, hay que poder reconocer cuánto nos está afectando, sincerarse y ponerlo sobre la mesa”.
“La negación es un mecanismo de defensa, es inconsciente y actúa en los momentos trágicos o dolorosos. A mí realmente me sorprende (y es tema de discusión entre los colegas) que una persona te diga que no le alcanza, que ya se quedó sin trabajo, y que a la vez afirme que esto era necesario, eso de morirse hoy para vivir mañana”, relata Alberto Trímboli, presidente honorario Asociación Argentina de Salud Mental.
El profesional asegura que se está produciendo una «sensación de descenso social» que también afecta la salud mental, sobre todo en los estratos de medianos ingresos que ya no pueden pagar lo mismo que antes: “Es un tema que sale en casi el 100% de quienes estaban ya en terapia, que produce malestar, incertidumbre, ansiedad psíquica y que puede generar cambios en el cuerpo como taquicardia, falta de sueño, malestar, todo lo que se puede asociar con el estrés”.
Armar lazos solidarios
“Hay tanto a nivel de información, decretos, proyectos de leyes y resoluciones que impactan al estilo de los golpes –asevera Beatriz Janin, psicóloga especialista en Infancias y Adolescencias de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires–. La sensación es que no hay respiro, no da tiempo a pensar cuáles son las consecuencias de una medida y ya viene otra, la situación termina siendo como la de una persona que está siendo apaleada”.
A su consultorio ya llegaron pacientes que expresan tener la sensación de caer por un túnel en relación a la crisis económica actual: “Muchos ya están con desasosiego, evidentemente es una situación muy violenta; y cuando hay violencia, la respuesta tiene que ser ligarse con otros, no responder con violencia”. El camino a la depresión es una posibilidad real. Se suma la incertidumbre económica: crecen los casos pero también la cantidad de gente que no puede costear la atención. Y el sistema público se desborda.
La salida, para Janin, es colectiva, con redes solidarias: “Es clave armar lazos en los que prevalezca la posibilidad de pensar con otros; frente a la violencia es importante sostener la ternura y seguir reclamando derechos para no paralizarse o aislarse que son los dos grandes riesgos de esta situación”. Y concluye: “Muchos se van a caer del mapa, me recuerda al 2001, por eso tenemos que sostenernos entre todos y ayudar a los que no se puedan sostener”.
También en infancias
Beatriz Janin, de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires, asegura que la angustia, desazón y parálisis que inunda a los adultos se transmite también a las infancias y adolescencias: “La sensación de que no hay futuro para los más chicos tiene a los padres angustiados y deprimidos. La incertidumbre es total y absoluta y no pueden estar efectivamente conectados con sus hijos, es un estado de golpe y sobresalto permanente”. Apunta como probable que, al comienzo de clases, “nos encontremos con muchos niños muy angustiados, con desatención e hiperactividad en extremo. Es una de las maneras en la que muestran la angustia». En CABA, la legisladora porteña Vanina Biasi (FIT) denunció que Jorge Macri desmanteló el Consejo del Niño, Niña y Adolescentes: «Los pibes de los hogares se quedan sin atención médica y sin tratamientos de salud mental».
La Ley Ómnibus vuelve sobre el «manicomio»
El proyecto de Ley Ómnibus presentado por el gobierno de Javier Milei propone, entre sus artículos 618 y 623, modificaciones a la Ley Nacional de Salud Mental 26.657. De hecho vuelve a introducir la palabra (y concepto) de «manicomios», que se traduce en un grave retroceso en materia de derechos humanos.
Desde que el proyecto se dio a conocer, diversos profesionales se han manifestado en contra de regresar a un paradigma legal que tome a las personas con problemas de salud mental como objetos de control y supervisión en lugar de hacerlo como sujetos de derecho.
La actual ley fue de vanguardia en la región, cuando se aprobó hace 13 años. La desmanicomialización que propone tiene como objetivo principal evitar el encierro y promover un modelo de salud mental comunitario. Aboga por la creación de casas de medio camino u Hospitales de Día, entre otros dispositivos. Algo incumplido por la mayoría de las jurisdicciones hasta hoy. Tanto en la infraestructura como en la cantidad de equipos interdisciplinarios que demanda.
“El encierro no es una práctica terapéutica y no puede servir para mejorar la salud mental de nadie”, aseguró a CBA24 Jacinta Burajovich, integrante del Observatorio de Salud Mental y Derechos Humanos y vicedecana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba. De esta manera, la propuesta vigente busca que las personas con problemas de salud mental puedan desarrollar sus vidas de manera autónoma en la comunidad, sin recurrir al encierro. O que sea el último recurso, cuando no hay lazos posibles en el exterior.
“Con esta nueva ley se daría por tierra todos los avances en los tratamientos, en los abordajes y en los derechos que como usuarios del sistema de salud mental hemos adquirido”, dice al respecto Alberto Trímboli, presidente honorario Asociación Argentina de Salud Mental. Los ocho artículos, de aprobarse, permitirían que un juez pueda internar de manera forzada y por su sola convicción a una persona, lo que profesionales de la salud calificaron como judicialización del sistema de salud. “Lo haría sin que un equipo interdisciplinario evalúe o diga si existe riesgo para sí o para terceros, después vendría la evaluación pero sabemos cuáles son los tiempos de la Justicia y que cualquiera podría estar meses internado sin ningún tipo de criterio de salud mental”, asevera Trímboli. El profesional califica como ‘grave’ la propuesta de modificación que permitiría la internación involuntaria con la firma de solo un profesional, cuando hasta el momento requiere al menos dos. “Todos los colectivos que nos dedicamos a la salud mental estamos muy preocupados porque es un retroceso que pone en riesgo nuestras libertades, estamos en alerta y reuniéndonos con diputados y senadores para explicarles cuál sería el riesgo de de volver a 100 años atrás”, expresa.
Carolina Ragazzon
8 January 2024 - 11:47
"muchos se van a caer del mapa". Sí, y si lo votaron, se lo merecen. El problema es lo que NO lo votaron. Muchos YA estaban caídos del mapa: jubilados, gente con discapacidades REALES, maltratados y explotados x empleadores mafiosos y gralmente en negro (aunque no es exclusivo), etc. Si a duras penas podemos tratar de mantenernos en la deriva, cómo vamos a ayudar a otros? Además, volveremos a sustituir a un estado que MANTENEMOS!!!???? Porque SI, pagamos impuestos para que LA CASTA Y LA LACRA MAFIOSA POLÍTICA siga siendo mantenida. Ellos bien q se la llevan en aviones!