Después de tres semanas de inestabilidad financiera y cambiaria, la investigadora del Conicet, Ana Castellani, especialista en las élites económicas del país, sostiene que el gobierno de Cambiemos no aprovecha la histórica oportunidad que tuvo de acceder al poder de manera democrática y que sus integrantes instalados en el Gabinete «siguieron con las conductas típicas con el Estado para buscar el negocio rápido, buscar la mayor cantidad de recursos públicos para convertir su lobby en política pública».
«¡En vez de ir por una apuesta más fuerte de reinversión de utilidades, blanquear guita y traerla, hicieron todo lo contrario!», analiza Castellani, miembro del Observatorio de las Elites Argentinas de la Universidad de San Martín.
«Siempre digo, de manera irónica: ‘Yo les tengo fe a mis muchachos’. Estudio las élites desde hace muchos años. En el primer trimestre 2016 ya se notó ese quiebre. En vez de aprovechar la oportunidad histórica que tiene la élite económica de haber llegado al gobierno democráticamente con un alto grado de legitimidad social que tenía hasta ayer y sepultar el ‘odioso populismo’, nunca reconvirtieron sus conductas estructurales de los últimos 70 años», sostiene Castellani.
«Por un lado, arman un elenco de gobierno con parte de la élite económica que hace esta apuesta por gobernar el país, pero por otro, a la hora de evaluar qué hacer con sus activos siguen operando de la misma manera de siempre como élite económica. Juan José Aranguren, ministro de Energía, es el más transparente de todos. Dice sin problemas: ‘Tengo un palo afuera porque me hicieron vender las acciones de Shell, no lo traje todavía porque aún no tengo confianza en el gobierno que integro. Como miembro de la élite económica ni loco vuelvo a traer la plata acá porque todavía no tengo certidumbre’. Es desopilante. ¡Y lo bien que hizo! Pero eso tiene un costo y es que se les hace agua el modelo. Al tener una ortodoxia pura en el Banco Central y un gradualismo entre comillas en materia fiscal se construye su modelo con una inconsistencia macro fuerte. Pero además es un gradualismo mentiroso porque ellos hicieron un shock redistributivo feroz de entrada. Los precios relativos los torcieron todos en favor de los sectores más concentrados de entrada, desregularon los precios de entrada, les dejaron a los exportadores no liquidar divisas de entrada. Ellos operaron para generar todas las condiciones ventajosas para el capital con la zanahoria de que eso iba a generar un shock de inversiones. Eso no sucedió. Lo único que ingresó fueron capitales golondrina, un par de fondos grandes, entre ellos el JP Morgan, para comprar Lebac, que son un negoción para los capitales especulativos y, como no tienen ninguna restricción de entrada ni de salida, entran hacen la ganancia y cuando tienen una idea de que esto puede no funcionar, salen».
«En términos estructurales de una élite, queda sepultada la idea de que por primera vez una historia en Argentina puede instaurar un modelo de desarrollo que ellos consideren. Lo que hicieron desde el día uno es seguir comportándose con este gobierno, que es su gobierno, de la misma forma que se comportaron con cualquier otro. Es así de paradójico, pero para los que venimos estudiando las élites económicas no lo es tanto. Pasó lo mismo con el menemismo, con la diferencia de que adhirieron después de que asumiera cuando vieron que les brindaba lo que ellos querían. Pero este es más claramente un gobierno de ellos, al punto de que han sido ellos mismos convocados a gobernar en el Poder Ejecutivo, un tercio del Gabinete que viene de esa extracción, y lo que lograron es que cada uno de los ministerios quede a cargo de un hombre del sector, de la actividad, y termina dándole a ese sector todo lo que necesita. Es ahí cuando generan todas las inconsistencias macro».
Las sugerencias de amigos y enemigos del gobierno de hacer un cambio de Gabinete parece una solución insuficiente. «Es que al frente del central está Federico Sturzenegger, que es un convencido del modelo de gestión de la cuenta capital, y la política monetaria está totalmente disociada a partir de las directivas de Jefatura de Gabinete con Mario Quintana, que está mirando la economía real, tratando de que no se enfríe y no hacer tanto ajuste fiscal. Pero para eso no hay que tener abierta la cuenta capital. Es una o la otra. Si ponés a Sturzenegger en el Banco Central hay que poner a López Murphy en el Ministerio de Hacienda. Eso es lo lógico. Si no, es comer helado de chocolate con mortadela. Las dos cosas juntas no van. Esas son las inconsistencias que les señalan por derecha. Por eso se enfurece José Luis Espert o el amigo personal de Macri, Carlos Melconian. Su furia es porque no logran hacerle entender que no se pueden tener las dos cosas. Para hacer lo que Macri quería hacer tenía que decir desde el día uno que el país era una hecatombe peor que lo que imaginaba y que tenía que ajustar lo antes posible».
Ante el anuncio presidencial, y del ala económica del Gabinete, de avanzar con un ajuste profundo, las expectativas de Castellanoi tampoco son esperanzadoras. «Puede pasar lo que pasó hace dos meses, que cualquier cosa se percibe genera una oleada de desconfianza y hace un toque o golpe. Ahora están obligados a hacer el ajuste por la fuerza y de la peor manera socialmente, con la imagen negativa del gobierno de un 70% y con la posibilidad de reelegir más complicada hace dos meses. Y encima el país se comió una devaluación fuerte en el medio, hay una inflación del 30% para arriba y una caída del producto para fin de año. Los tipos que te decían que en mayo la inflación bajaba y que creíamos 3% son los mismos que siguen en el Gabinete». «