Con traducción de Jorge Fondebrider al igual que los libros anteriores de la escritora irlandesa, Eterna Cadencia acaba de publicar un nuevo libro de Claire Keegan, Bien tarde en el día. Se trata de una historia de amor, pero no de aquellas que se anuncian con toda la fanfarria amorosa de la novela romántica y terminan con el dolor estruendoso que se resuelve en llantos teatrales que exigen el consuelo de los amigos.
La vida y también eso que, sin mucha precisión llamamos “amor” suele moverse por carriles más grises y menos hollywoodenses. La historia de Claire Keegan tiene la modestia y, a la vez, la hondura, de las pequeñas tragedias que se dan en toda intimidad, de esos fracasos pequeños y, al mismo tiempo, desmesurados, que a lo sumo nos contamos a nosotros mismos o a nuestro analista.
Se trata de la historia entre Sabine y Cathal. Su historia comienza a construirse de manera banal, mientras, al mismo tiempo, comienza a derrumbarse sin que ninguno de los dos se percate.
Cathal trabaja en una oficina. Ya ha pasado la edad de la primera juventud. Está acostumbrado a vivir solo y tiene una misoginia tan incorporada que ni siquiera puede reconocer como tal.
“Se habían conocido hacía más de dos años en una conferencia en Tolouse –cuenta el narrador de la historia-. Era bajita, de cabello castaño, buena figura y ojos oscuros que no estaban del todo bien alineados, un poco cruzados. Lo había atraído la forma (a Cathal) en que estaba vestida: una falda y una blusa azul pizarra, y también lo cómoda que parecía sentirse consigo misma, pero alerta a los que la rodeaba”.
Este tipo de atracción suele ser el comienzo del “amor” que quizá luego nos convenza de que esa persona era la que la suerte nos tenía destinado y la persona ideal, aquella que nos complementa y completa nuestra mitad faltante de acuerdo con el viejo mito amoroso del adrógino.
Pero Cathal es más pragmático. Simplemente le dice, a modo de declaración amorosa, que no hay razón para que no vivan juntos, incluso para que no tengan un hijo.
Es obvio que hablan dos lenguajes diferentes, pero, como sucede con la literatura o el teatro, por un momento la incredulidad queda suspendida y ambos creen que la historia de amor es posible y Sabine acepta la propuesta de casarse y mudarse primero a la casa de Cathal para no seguir ocupando su departamento.
El derrumbe del amor en retrospectiva
En general, se vive en piloto automático y Sabine y Cathal no son la excepción, aunque Sabine es más lúcida que él y la que reacciona primero y decide no casarse.
¿Cuándo comienza una desencuentro amoroso? A ves es difícil precisarlo, pero no en el caso de la pareja de Sabine y Cathal. Un hecho banal puede ser la muestra de una grieta profunda. Cocinera vocacional, Sabine quiere comprar cerezas para hacer una tarta pero no ha llevado la billetera. Cathal se ofrece a pagar.
“Tomó una palita de metal y pesó medio kilo que, cuando llegaron a la caja ascendía a seis euros”. Aquel hecho insignificante en apariencia revela que ambos tienen dos visiones totalmente distintas de la vida. A ella le gusta disfrutar de ciertos placeres, mientras que él se priva de aquellos que signifiquen un monto que le parezca algo excesivo. Así se lo ha enseñado su padre y él nunca cuestionó esta enseñanza.
En aquellos seis euros que él sintió como un despojo comienza el comienzo del fin del amor. Él los enumerará posteriormente como una evidencia de su tendencia al despilfarro como si él encontrara el dinero “en los árboles”, una frase que solía decir su padre.
La segunda etapa del fin del amor comienza con la mudanza de Sabine a la casa de Cathal. Cuando llega su equipaje, Cathal cae en la cuenta de que no había calculado el espacio que ocuparían sus cosas.
En realidad, no había pensado en que su vida se modificaría sustancialmente. Que Sabine no se limitaría a cocinarle ricas comidas, sino que tendría un lugar a su lado.
Luego, será una discusión más fuerte referida al a misoginia, a la manera irlandesa de concebir a las mujeres como meros objetos, fruto de una conversación de Sabine con una amiga.
Luego de esa discusión, no hay vuelta atrás y el matrimonio no se concreta. El amor o el supuesto amor se ha terminado.
Quienes entienden que un libro o una película se reducen a una historia, son refractarios que se las “espoileen”. Pero un libro o una película son mucho más que una historia. Conocer la historia que narra Bien tarde en el día, no es conocer Bien tarde en el día. Para eso, leerla es imprescindible.
La autora de un libro sobre el amor
Claire Keagan nació en County Wicklow, Irlanda. Sus obras de ficción han sido traducidas a más de 30 idiomas y es considerada una de las escritoras más importantes de su generación.
Ha desarrollado un lenguaje a la vez sutil y contundente que muestra con precisión de la condición humana.
Ha ganado premios muy importantes como el Edge Hill Prize a la mejor colección de cuentos cortos publicados en las islas británicas. Con Antártida (2009) ganó el Rooney Prize for Irish Literature.
En 2023 ganó el Orwell Prize de ficción política y el Kerry Prize de novela irlandesa por enumerar sólo algunos de los reconocimientos obtenidos. Eterna Cadenia ha editado sus libros siempre con la traducción de Jorge Fondebrider.
“No me interesa escribir sobre mi propia experiencia: prefiero dejar correr mi imaginación y que ella se despliegue sobre lo que sí estoy interesada”, ha declarado en una entrevista. La frase puede ser tomada como su credo literario.