«La protesta no es violencia. La policía va a reprimir todo atentado contra la República«. Con ese mensaje amenazante, amaneció el pueblo trabajador argentino. Por alto parlante y por pantalla, las estaciones de trenes utilizadas por millones de personas no solo informaron los horarios de viajes de este miércoles, sino también sirvieron para amedrentar a las y los pasajeros que osen tener un pensamiento divergente con el Gobierno Nacional. La libertad de amenazar avanza, en la previa de una nueva marcha de jubilados, cuyo haber mínimo no alcanza los 300 mil pesos.

El mensaje bien podría haber tenido la voz de Patricia Bullrich, pero el Gobierno de Javier Milei se apiadó y utilizó la clásica voz de locución que se suele escuchar en las estaciones. Bien podría tratarse también del preludio de una prueba en «El juego del Calamar» o, como definió un usuario de X que compartió el video, «la última de ‘Los juegos del hambre‘».

Este simpático amedrentamiento por parte del Estado nacional reviste una gravedad pocas veces recordada en democracia y es uno de los tantos preparativos que encabeza el ministerio de Seguridad de Bullrich con el fin de acallar las voces críticas al Gobierno de Javier Milei.

La amenaza contra la democracia

El combo se completa con calles valladas y militarizadas, persecución a jueces que no fallan como le gustaría al Gobierno y una grosera impunidad para el policía que atentó contra la vida del fotoperiodista Pablo Grillo. Todo, en el marco de un Congreso que levanta sesiones cuando no le conviene al oficialismo y de una Corte Suprema con la mitad de los miembros nombrados por decreto.

Otro intento de silenciar voces vino de la mano de inhibidores de celulares colocados en la vía pública y de una irrisoria prohibición de volar drones en las inmediaciones del Congreso, en una medida que fue denunciada por el abogado y exdiputado Jorge Rivas.

Finalmente, se destacó también el enorme operativo llevado a cabo por Gendarmería en autopistas y accesos, donde pararon y requisaron vehículos a discreción, tal ocurría en los tiempos más oscuros de la historia argentina.

El último miércoles, cuando no hubo avisos de represión en los trenes, hubo 114 detenidos y 672 heridos, según recogió la Comisión Provincial por la Memoria (CPM). Al parecer, la policía represiva de Bullrich y Milei se prepara para superar el récord.