Sergio Massa, referente del Frente Renovador, sabe que aún tiene tiempo. El congreso partidario que le dará mandato se llevará a cabo recién el 30 de mayo para decidir las políticas de alianzas. Lo que al ritmo de la política argentina se podría traducir en una eternidad. Más tarde vendrá el tiempo de las candidaturas.

Massa es hoy quien maneja los tiempos. En cierta manera, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, al dar a conocer la fórmula que por ahora la tiene como candidata a vicepresidenta, tercerizó su centralidad. Delegó en Massa ese histórico timing de electora que el kichnersimo monopoliza en la política argentina desde 2005.

Después de un día agitado Massa apeló a su retorica para decir sin decir. Mientras sus compañeros de Alternativa Federal, Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti, se pronunciaron a favor de una PASO sin Cambiemos y sin Kicrhenrismo, Massa abrazó la posibilidad de una gran primaria de la oposición.

Ya el martes por la noche en la cena Massa había dado cuenta antes sus compañeros de espacio de las diferentes charlas con referentes del PJ kirchnerista e instó a abrir el espacio para que la fórmula encabezada por Alberto Fernández pueda competir. El pedido fue denegado. Pero Massa insiste con el concepto: una gran primaria opositora.

Por ahora, el único conforme con el desarrollo de la disputa interna de Alternativa Federal es el presidente Macri, que mientras espera que los radicales definan su futuro en la Convención de la semana próxima se asegura mediante el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, la supervivencia de la tercera vía.

En ese marco, y ante lo evidente de la maniobra, desde el PJ kirchnerista esperan la respuesta de Massa al amplio abanico de posibilidades propuesto para llegar a un acuerdo. El kirchnerismo ya dio muestras que está dispuesto a retroceder en pos de la conformación de un frente que permita vencer a Cambiemos. En esa lógica, la del retroceso, aun no aparecen los límites. Por lo menos, por ahora, lo que prima es la voluntad de acuerdo.