1) El presidente de los Estados Unidos cuenta con atributos de poder muy importantes. Solo para ejemplificar digamos que tiene la llave del botón nuclear. Pero no tiene todo el poder. Este está integrado y es permanente. En su momento Dwigt Eisenhower lo denominó complejo militar industrial. Luego creció el sector financiero, aunque entró en crisis en 2008 con el estallido de la burbuja inmobiliaria y, según las designaciones en el Gabinete, su rol con Donald Trump podría ser menor. Atendiendo a ello, podríamos señalar a un conglomerado tecnológico-militar-financiero como la fuerza que va a sostener al jefe del Salón Oval, y con el cual este, a su vez, tendrá que lidiar.
2) En los EEUU, como en muchos otros países, una cosa son los discursos de campaña y otra muy distinta las acciones posteriores de gobierno. Es muy probable entonces que haya más continuidades que diferencias con los anteriores mandatos presidenciales.
3) Donald Trump es el primer candidato a la Casa Blanca que, en su crítica a Barack Obama, reconoce la crisis que viven los EE UU. Parece aceptar las dificultades para hegemonizar la globalización y esboza una línea de introspección en la economía interna.
Pronto se sabrá si sus dichos al respecto lo fueron solo para ganar el voto del trabajador y el desempleado blanco o si verdaderamente abandonará los tratados y megatratados de libre comercio tal cual prometió.
4) El magnate inmobiliario es además el primer presidente de los EE UU, desde Ronald Reagan (1981-1989) que encontrará desde el inicio de su mandato la realidad de que su país ya no ejerce un dominio unipolar en el mundo.
La República Popular China es un gran competidor comercial en ascenso y Rusia parece empatarle, una vez más en la historia, el poderío militar. ¿Serán sus gestos hacia Moscú intentos de separarlo de su alianza con Beijing? Si esa fuera la apuesta, la solución no se ve sencilla. Es que la tendencia a un mundo policéntrico puede verse lenta, pero también difícil de revertir.
5) Los golpes recibidos por los amigos islámicos de Washington en Siria, en su mayoría infligidos por Rusia, son un evidente retroceso de la presencia yanqui en Medio Oriente. Putin aparece allí como la gran figura estabilizadora. Asia y África son zonas áridas para la gran potencia del norte.
Es de prever que, junto con la introspección, se concentren en el dominio del patio trasero. Nadie piensa que Trump retroceda en el despliegue militar que Obama ha dejado sembrado sobre América Latina con una amplia red de bases y la VIª Flota. Y menos si siguen creciendo las inversiones chinas en la región.
6) El mundo ha vivido con sorpresa y preocupación la elección del candidato republicano. Pero Trump vive aún con más sorpresa y preocupación el mundo en que le tocará actuar y la crisis que encuentra en su propio país. «