El dato causó preocupación, pero no sorpresa. La caída en la cobertura de vacunación, a nivel global y también a nivel local, conlleva el riesgo de la reaparición de enfermedades ya erradicadas, como el sarampión. La detección de un caso probable en una mujer en CABA, informada por el Ministerio de Salud de la Nación este domingo, encendió la alarma.
“Este es un caso de una persona no vacunada, que en el exterior habría adquirido la infección. Si se bloquea adecuadamente quizás no tenga mayor trascendencia, pero es una alerta”, indicó la médica Leda Guzzi, de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI). El caso probable detectado en las últimas horas corresponde a una mujer de 25 años, gestante de 9 semanas, quien fue atendida en un centro de salud privado con sospecha de COVID-19, pero el estudio dio negativo para esa enfermedad. En cambio, presentó serología positiva para sarampión. La muestra fue procesada por el laboratorio de Virología del Hospital Gutiérrez de la Ciudad de Buenos Aires el viernes pasado.
Guzzi remarcó que “las caídas en las coberturas de vacunación suceden a nivel mundial y también en nuestro país. Según el informe del Ministerio de Salud de diciembre, cayeron 10 puntos porcentuales a nivel global de 2009 a 2019 –una caída lenta- y en 2020 con el primer año de pandemia cayó 10 puntos más. Esto llevó a que todas las vacunas no superen una cobertura del 80%, incluso la triple viral, contra el sarampión”. La infectóloga remarcó que “esto nos pone en un riesgo potencial como país de la generación de brotes y del resurgimiento de una enfermedad eliminada en 2000 gracias a vacunación”.
Ese año se registró el último caso endémico. Sin embargo, desde la eliminación de la enfermedad hasta el año 2018 se registraron 43 casos importados y relacionados con la importación. En 2019 y 2020 se confirmaron un total de 199 casos de sarampión, de los cuales 18 fueron importados, 2 relacionados a la importación y 179 casos de origen desconocido. Se trató del mayor brote hasta ahora desde la eliminación.
El sarampión es una enfermedad eruptiva-febril y “muy contagiosa. Se estima que el 90% de las personas susceptibles se contagian al estar en contacto. Se trasmite por gotas pero también por aerosoles, en el ambiente. Tiene una trasmisión parecida a la del Covid y eso hace que sea difícil de controlar epidemiológicamente”. Guzzi señaló que, ante enfermedades como el sarampión, “el barbijo también sirve. De hecho el personal de salud cuando hay un caso presunto lo utiliza”.
La vacuna más utilizada contra el sarampión es la triple viral, que protege contra sarampión, rubeola y paperas. Se administra al año de vida y después al ingreso escolar. Todas las personas tienen que acreditar dos dosis para estar adecuadamente protegidas, excepto aquellas nacidas antes de 1965, por tener inmunidad.
“Hay personas que no se pueden dar esta vacuna: gestantes, inmunocomprometidas y menores de 6 meses. Para estas personas que no pueden vacunarse, es clave la protección colectiva, que genera un escudo para protegerlas”, dijo Guzzi, remarcando el carácter colectivo y solidario de la vacunación, tal como se destaca en relación al coronavirus y los grupos de riesgo o sin vacuna disponible aún, como las y los menores de tres años. “El sarampión es una enfermedad potencialmente grave y mortal en lactantes. En embarazadas puede ser grave y ocasionar alguna problemática perinatal, porque puede pasar al embrión, puede aumentar el riesgo de aborto”, advirtió la referenta de la SADI.
Evitar la emergencia de enfermedades como el sarampión fue uno de los tópicos que trataron los ministros de Salud de la región en la IV Reunión Extraordinaria de Ministros de Salud del Mercosur y Chile, realizada la semana pasada en Uruguay. Allí, además de tratar una estrategia integrada de abordaje de COVID-19, se acordó impulsar iniciativas entre las localidades fronterizas, en temas de interés compartido como la vigilancia de salud en las ciudades espejo y el impulso de las campañas de vacunación en fronteras, para recuperar los esquemas regulares de vacunación y evitar la emergencia de enfermedades como el sarampión, la rubéola y la fiebre amarilla, entre otras.