La Fiscalía Federal de Alemania emitió una orden de arresto europeo contra un ciudadano ucraniano por el atentado contra el gasoducto Nord Stream II, producido en septiembre de 2022 en el mar Báltico, que puso fin a la tubería que debía proveer de fluido a bajo costo al país teutón desde Rusia. El sabotaje, del que siempre se sospechó que era obra de los servicios de Estados Unidos habida cuenta de reiteradas amenazas del presidente Joe Biden contra el Kremlin, dejó de estar en el radar de los grandes medios y de los gobiernos, que barrieron el caso debajo de la alfombra hasta que este miércoles se conoció la información de que había un sospechoso que había estado viviendo en Polonia y era buscado por las autoridades judiciales germanas. Una investigación del The Wall Street Journal detalla el modo en que, según las fuentes del periódico estadounidense, se habría desarrollado el ataque.
Una recopilación de los puntos centrales de esta información está en la cuenta de la red X de Pedro Baños Bajo, un coronel del Ejército Español que suele tener buena data de lo que se trama en esos lares en temas de inteligencia y geopolítica.
De acuerdo al WSJ, empresarios privados financiaron la operación contra la tubería que iba desde la Bahía de Narva, en Rusia, hasta Lubmin, en Alemania y que todavía no había sido inaugurada. Desde su llegada a la Casa Blanca, Biden presionaba al gobierno alemán para poner fin al proyecto, que implicaba profundizar la relación económica entre ese país, la locomotora económica europea, y el principal enemigo de Estados Unidos.
Pero ya Donald Trump había llevado contra las cuerdas a la entonces canciller Angela Merkel cuando se estaba comenzando el proyecto. El crecimiento de la producción en EEUU a partir de la extracción de shale-gas, que colocó a esa nación como exportadora de combustible, despertó la codicia empresarial tanto como las estrategias geopolíticas en contra de una “peligrosa alianza” Alemania-Rusia en el este europeo. El disparador, si cabe la figura, se produjo el 24 de febrero de 2022, cuando las tropas rusas cruzaron las fronteras de Ucrania. Biden había dicho desde principios de febrero que “si Rusia invade Ucrania le pondremos fin la Nord Stream”. Y la promesa se cumplió siete meses más tarde.
Todos pusieron cara de “yo no fui” en ese momento y desde las usinas de los servicios de Europa y EEUU se difundieron varias teorías que poco tenían que ver con lo que podía sospecharse. La primera es que la destrucción había sido obra de los rusos, algo insólito teniendo en cuenta que la interrupción de un proyecto como ese los perjudicaría fuertemente, y más aún luego de inversiones de unos 10 mil millones de dólares para construirlo.
Más tarde, el prestigioso y habitualmente bien informado periodista estadounidense Seymour Hersh publicó una investigación según la cual los servicios de EEUU habían organizado el golpe y Biden había autorizado el operativo.
Acá hay una traducción del texto de Hersh.
“El pasado mes de junio (de 2022), los buzos de la Armada, que operaban al amparo de un ejercicio de la OTAN ampliamente publicitado y conocido como BALTOPS 22, colocaron los explosivos que, al ser activados por control remoto tres meses después, destruyeron tres de los cuatro gasoductos Nord Stream, según una fuente con conocimiento directo de la planificación de la operación”, describió Hersh.
“La decisión de Biden de sabotear los oleoductos se produjo después de más de nueve meses de debate altamente secreto de ida y vuelta dentro de la comunidad de Seguridad Nacional de Washington sobre la mejor manera de lograr ese objetivo. Durante gran parte de ese tiempo, la cuestión no era si había que llevar a cabo la misión, sino cómo hacerlo sin dejar ninguna pista abierta sobre quién era el responsable”, agregó, en febrero de 2023.
Investigaciones judiciales en Suecia, Dinamarca y Alemania habían descartado la intervención estadounidense y ponían el foco en presuntos “lobos sueltos” sin vinculaciones con gobiernos de la región. Los caños pasaban por aguas suecas y la explosión se produjo cerca de una isla danesa en áreas bajo control de la OTAN. Pero no hubo avances judiciales en ninguno de esos territorios. Ningún gobierno -ni siquiera el alemán- presentó quejas a la Casa Blanca luego de la difusión de esa versión. Solo Rusia protestaba por un hecho que quedaba en la nada.
Ahora, el WSJ apunta en otra dirección. El medio financiero neoyorquino sostiene que “en mayo de 2022, un grupo de empresarios ucranianos y altos mandos militares decidieron destruir el gaseoducto Nord Stream” y que el plan fue aprobado por el presiden ucraniano. Agrega que la agencia holandesa MIVD le avisó a la CIA, que pasó el dato a las autoridades alemanas y le pidió a Volodimir Zelenski que cancelara el operativo y que el mandatario ucraniano ordenó suspenderlo. Pero que el militar a cargo, el general Valerii Zaluzhnyi, siguió adelante como si nada. El militar, que tiene cuentas pendientes con Zelenski y sonaba hasta no hace tanto como líder de un intento de destitución, fue sacado del juego en marzo, cuando tuvo que aceptar un retiro “honroso” en la embajada de Ucrania en Londres. Esta investigación lo pone en el foco de las acusaciones y libera de cargos tanto a Zelenski como a Estados Unidos.
La operación en el Báltico, según WSJ -que sin dudas se basa en la investigación judicial alemana- fue llevada a cabo por un militar en actividad de Ucrania y cuatro buzos, uno de ellos una mujer, en el yate de bandera ucraniana Andrómeda.
Un portavoz de la fiscalía polaca, informa un cable de la agencia alemana dpa, afirmó que el sospechoso que busca la justicia alemana escapó a Ucrania antes de ser detenido. La televisión pública ARD y los diarios Süddeutsche Zeitung y Die Zeit afirman que el hombre, identificado como Volodimir Z, es instructor de buceo en Kiev.
“El 26 de septiembre de 2022, tres de las cuatro líneas de los Nord Stream 1 y 2 fueron blanco de un sabotaje con cargas explosivas en el fondo del mar Báltico, cerca de una isla danesa y frente a las costas suecas, zonas infestadas de buques de guerra de la Alianza Atlántica”, recuerda la agencia Sputnik. Para Moscú, no hubo entonces dudas de que tanto Estados Unidos como el Reino Unido tenían las manos manchadas en ese atentado al que calificaron de “terrorista”.
Ahora el corresponsal de la agencia informativa rusa relata que la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo que «EEUU condena el aparente acto de sabotaje contra Nord Stream 2«, pero el medio insiste en la versión de Hersh.