Alejandro Kim se sienta en el bar Casablanca de Congreso y discute tranquilo: en octubre del año pasado sobrevivió a un infarto. Encabeza la lista de Principios y Valores en la desperdigada elección legislativa porteña. Los afiches de campaña lo tienen a él, pero sobre todo a Guillermo Moreno, su amigo y líder político, con un lenguaje corporal receptivo, «venga ese abrazo compañero». Pero la amplitud tiene límites.
-¿Por qué ofrecen en Principios y Valores el abrazo peronista a personajes como Victoria Villarruel pero es imposible con Santoro?
-Se lo quiere abrazar, abrazamos a todos y esa es la misión del peronismo. Pero tenemos que abrazar al que se deje abrazar. Con Villarruel ni yo ni Guillermo [Moreno] tenemos trato, no la conocemos. Es un ejemplo de lo que él dijo: tenemos que abrazar hasta a las piedras. Con Santoro se intentó reiteradas veces, pero el otro no se deja. Hay días en que Santoro se levanta y dice que lo adoptó el peronismo y después dice que es híper alfonsinista. Hay una confusión muy grande.

-¿No están siendo muy esencialistas en tiempos en que está todo en movimiento?
-En momentos en que todo es tan efímero, que a todos le chupa un huevo todo, en nuestro espacio decimos que vemos la Ciudad y el mundo, desde acá concebimos la política así y mantenemos una coherencia. No es que si me conviene sos mi amigo y después no. Santoro era amigo de Alberto Fernández pero cuando cayó en desgracia, lo desconoció. Y cuando se oficializaron las listas de legisladores, la soltó a Cristina Kirchner. De nosotros te puede gustar o no lo que pensamos, pero es siempre lo mismo.
«Yo creí en Alberto, eh», comenta, aunque nunca lo vio como un líder. Trabajó en el equipo que confeccionaba el Boletín Oficial durante ese gobierno, el cual describe en los peores términos. “Vos das la vida cuando estás en un proyecto”, dice Kim. “Pero si no inspirás confianza, ¿qué proyecto podés armar? ¿Quién da la vida por algo así hoy?” agrega.
-Bueno, la ultraderecha está dando la vida. Sobre todo la militancia más joven de La Libertad Avanza.
-Yo no veo que se inmolen. Pero a ellos tenemos que abrazarlos también si queremos hacer un gobierno de mayorías. Llega un momento de la vida en que te dejás abrazar. Cuando tu hijo tiene un berrinche, no lo podés agarrar, sostener. Pero cuando esa efervescencia pasa, se deja abrazar. Eso es el peronismo, te espera.
-¿Qué pasa si el porcentaje que Principios y Valores logra en la legislativa es el mismo que le falta a la lista de Santoro para quedar primero?
-Nada, porque el que gana no se lleva todo como en una ejecutiva. Pero con ese porcentaje vamos a tener representación, por primera vez, del peronismo en la Legislatura.
-¿O sea que lo que lideran desde hace varios años Juan Manuel Olmos y Víctor Santa María no es peronismo?
-Lo que nosotros vamos a tratar de armar en la Legislatura, más allá de la cantidad de bancas, es un interbloque peronista. Y todos los que se consideren así podrán integrarla. Respecto de esa otra lista, por supuesto que hay compañeros, no tengo el peronómetro. Pero conceptualmente hace falta un bloque peronista, con unificación doctrinaria. ¿Está mal querer volver a casa?
-Pero volver a la casa del peronismo porteño siempre fue complicado porque, si hay un lugar para el antiperonismo, es la Ciudad de Buenos Aires.
-¿Pensás que era fácil con esta cara hacer política en el peronismo hace 20 años? Nunca bajé los brazos, todo es complejo en la vida, negro. ¿Con esa excusa de que la Ciudad es antiperonista tenés que disfrazarte de lo mismo contra lo que competís? Yo fiscalicé y caminé para Santoro, Filmus, Recalde. Siempre con esa actitud perdedora. Basta.

Diálogo de a pie
“En avenida Avellaneda, antes tenías una espera de uno o dos años para poder acceder a un local. Hoy hay vacíos para hacer dulce”, dice Kim, que desde hace años es abogado de comerciantes de la zona de Floresta y Flores, donde él mismo llegó a tener un local textil. Cita relevamientos que señalan que hay una reducción de 23% de comercios abiertos en la Ciudad.
-Y a pesar de eso, ¿ves al gobierno nacional con posibilidad de ganar en la Ciudad?
-No veo que haya un escenario en el que puedan ganar. Ningún rubro del aparato productivo la está pasando bien. Y esto se acelera. El anuncio del FMI y la flotación fue lo mismo en septiembre de 2018 con Macri. ¿Cuánto duró? Esto ya lo vimos. Están garantizando la salida de la timba mientras nos hacen mierda a nosotros.
La conversación se extiende sobre la avenida Avellaneda, el pago chico de Kim. Y aparece un tema incómodo: la venta ambulante.
-¿Cómo se resuelve desde la Legislatura, sin la represión del actual gobierno porteño? Muchos vendedores son migrantes como tus viejos.
-Sí, pero hay una diferencia. Nosotros fuimos pobres realmente, con la hiperinflación de 1989 acá no teníamos para comer. Y eso no nos llevó a realizar contravenciones. Una cosa es cuando lo hacés por necesidad. Otra cuando cuatro vivillos se aprovechan de personas en situación de vulnerabilidad. En Avellaneda te lotean ya no la vereda, la calle misma. ¿Dónde hay una necesidad, hay un curro? Es fácil caerle al laburante. Pero laburan para alguien. Es un delito federal, tienen mercadería de contrabando. Hay que separar la paja del trigo.
-Por qué fracasaron los gobiernos del PRO para afrontar la situación?
-Porque no conocen la problemática. A la calle la maneja la policía, el ministerio de Espacio Público y la comuna. Aparte de eso, tenés al empresario que importa y contrata a esos trabajadores ambulantes. Del otro lado hay un comerciante que paga los impuestos, a veces un poco más, a veces un poco menos.
-Es muy cuestionada la subfacturación de la economía -digámosle gris- de calle Avellaneda.
-Eso es en el país: 60% en blanco, 40% negro. Si no, no existiría el dólar blue, las cuevas, las changas y un montón de gente se caería en la infrapobreza. Esto existe desde el virreinato. Pero de este lado tenés -y no me la tienen que contar, yo lo hice- gente que labura toda la familia todos los días y viene el Gobierno de la Ciudad y te clausura porque tenés un matafuego vencido. Mientras enfrente tenés a alguien que vende lo mismo que vos, más barato y quien les pasa a buscar la recaudación lo hace en una camioneta importada. Un mantero vende hasta 10 millones de pesos por día. ¿Es subsistencia eso?
–¿Diez millones de pesos? ¿No te parece un poco mucho?
-Entre 1 y 10 millones de pesos. Vende más que un local.
–¿Un puesto ambulante solo genera 1 millón de pesos por día?
-Claro, porque se le termina la mercadería y le vuelven a traer.
-¿Cuál es tu proyecto al respecto?
-Hay que armar un polo comercial con los ambulantes. En la Ciudad pusieron un galpón y los mandaron ahí. Obviamente no funcionó porque no había público. Es una pelea de pobres contra pobres. Hace falta una solución más integral.