Su voz grave, el tono y sus pausas al hablar son algunas de sus marcas registradas. Alejandro Apo nació en 1954 y lleva cinco décadas de carrera: es periodista, comentarista especializado en fútbol y bastante más. Su padre, Alfredo Ritchie, fue el primero que utilizó artísticamente el apellido Apo, y es recordado porque en 1961 creó un formato televisivo particularmente famoso que trascendería décadas: Polémica en el fútbol.

El fútbol, la literatura y la música son materias fundamentales en su trabajo y su vida. Desde hace muchos años comparte y difunde la obra de una gran diversidad de escritores y escritoras a través de lecturas e interpretaciones a su estilo en programas radiales emblemáticos como Todo con afecto (que pasó por varias emisoras como Continental, Del Plata y Radio Nacional). Otro programa creado y conducido por Apo es Donde quiera que estés, una continuidad del anterior.
También se destacó como comentarista acompañando los relatos de Víctor Hugo durante décadas, y sigue su relación con él en la plataforma Relatores.

-¿Qué le pasa cuando se da cuenta que hace 50 años que arrancó en la profesión?

-Me parece increíble. Laburar de esto fue una forma de vida de la cual no me arrepiento, la cual pude disfrutar mucho y cada vez me gusta más.

-Cubrió de todo.

-Es insólito. Fueron once mundiales, muchísimas Copas Libertadores, campeonatos por doquier. Pero bueno soy el comentarista del más grande relator del planeta y sus alrededores. Con Víctor Hugo Morales como aliado pude trabajar cubriendo más de lo que alguna vez soñé.

-¿Fue el mejor comentarista que pudo tener?

-Para nada. El mejor fue Ibarra, Néstor para mí era insuperable.  Pero bueno, hubo muchos y muy buenos: Niembro, Julio Ricardo, todos maestros. Pero soy el último. Con eso me conformo.

Apo y Víctor Hugo.

-Cuando era niño, ¿qué quería ser de grande?

-Siempre fui oyente de radio. A los 19 empecé en Radio del Pueblo. La radio es mi banda de sonido desde la infancia. Además, mi viejo era periodista deportivo y un poco me marcó la vocación. Venían periodistas de la época a casa, yo iba alguna vez a ver como él laburaba… Y mi madre contaba cuentos, eso también me marcó.

-¿Qué es lo que más le gustó de lo que hacían su padre y su madre?

-Cuando era chico, me encantaba ver como las ideas en las reuniones de producción luego se hacían realidad. Después me di cuenta que la idea de Polémica en el fútbol dio lugar a que la gente se exprese en una época que no se podía hablar con facilidad: le dio un espacio al pueblo. Creo que fue un gesto de la resistencia peronista. Y mamá era muy culta, era una narradora increíble, eso sin dudas me encantaba.

-¿Lo estimuló a leer?

-Sí. Todos los días después de la cena, mamá nos hacía leer un cuento que elegíamos. De Cortázar, Borges, Ray Bradbury, Abelardo Castillo, David Viñas: del que se nos ocurriera. Y luego discutimos, comentábamos. Eso se lo agradezco a mi vieja, porque me acercó a la literatura universal. Es un hábito que hoy tiene que ver con lo hago y es de lo que más me ocupo.

-¿Quién es el jugador de fútbol más grande de todos los tiempos?

-El mejor de la historia es Diego. Sin ninguna duda. Maradona le dio la mejor respuesta a todas las preguntas que el fútbol es capaz de hacer. Las resolvió con talento, habilidad, don de mando, guapeza, la magia estaba ahí. Siempre digo: es el inventor de la pelota. Sin él no hubiese existido Messi, ni Ortega, ni Riquelme ni Aimar o el que quieras.

-¿Qué mundial lo marcó más?

-Me conmovieron muchos y de diferentes formas. Brasil del ’70, en México, fue uno. Como futbolero me volví loco: ¡Que espectáculo, por dios! Yo empecé a trabajar después de la frustración que tuvo Argentina en Alemania ’74. Cuando fuimos campeones en el ’78 fue algo memorable, sin dudas, pero en la piel todavía llevo la conmoción del ’86. Todavía me emociona Maradona y el grupo de jugadores que armó Bilardo. Aunque también me dejó una huella profunda el sufrimiento del ’90 en Italia. El ’98 con Pasarella tuvo lo suyo también.

-¿Y este último mundial?

-Lo viví a otra edad. Pero fue hermoso, claro. Siempre lo digo: nunca pensé que íbamos a jugar la final con Francia. El fútbol es una creación humana fascinante porque, entre otras cosas, tiene imprevistos sagrados. Perdimos con Arabia: el chico se comió al poderoso, eso es posible sólo en el deporte. Pero yo no era optimista con el equipo de Scaloni.

-Su frase emblemática “Tengo miedo, nene”, ¿cómo nació?

-Tengo un miedo bárbaro a los aviones y muchos dicen haberme oído decir eso en algún viaje. Pero oficialmente nació haciendo Competencia, a principios de los ’90, Tití Fernández no sé de qué partido dijo que ganábamos fácil y bueno, lo mire a Víctor Hugo y le dije la frase. A Víctor Hugo le decíamos Nene.

-¿Cuántas experiencias hubiera perdido si no viajaba?

-Cientos de miles. Un día Maradona me dijo: “Cada viaje es una historia, no te la pierdas”. También en eso era grande, a nivel humano, sabía que decirte. Me habría visto con cara de preocupado y se me acercó y me tiró esa. Pequeños detalles que me arrancan una sonrisa.

-¿Qué ciudades son sus favoritas más allá de Buenos Aires?

-Soy fanático de Montevideo y de Roma. París es un lugar al que hay que ir, aunque sea un día, pero me gusta la capital uruguaya y, si tengo que elegir, soy romanista. Es una ciudad con historia, con una literatura y un cine que me fascinan. Mis abuelos eran de Zúrich, Suiza, me gustó conocer, pero soy muy italiano en mi manera de vivir.

Foto: AFP

 -¿Cómo definiría el fútbol en pocas palabras?

-Es la razón de mi vida.

-¿Es optimista o pesimista con el futuro?

-Soy un optimista que no cree en nada, decía yo. Vivo este momento de la Argentina con mucho dolor y gran pesimismo. Espero que podamos volver a tener esperanzas.  «

Ping pong con Alejandro Apo