Así como la persecución judicial contra Julian Assange comenzó con una denuncia por presuntos hechos de violación en Suecia, ahora parece ser que el CEO de Telegram, el ruso-emiratí-francés Pavel Durov, deberá defenderse de una imputación por violencia contra uno de sus hijos presentada en Suiza por su expareja, Irina Bolgar. Sin embargo, como le pasó al australiano, debajo de la superficie se mueven otros intereses y otras amenazas.

Durov fue detenido el sábado pasado en el aeropuerto parisino de Le Bourget cuando llegaba desde Azerbaiyán en su avión privado Embraer Legacy 660 de fabricación brasileña. El fundador de la versión rusa de Facebook, VK, y de Telegram, que funciona como una plataforma de mensajería similar a WhatsApp, tiene su centro de operaciones en Dubai y si bien es ciudadano galo desde 2018, no queda claro para qué viajó desde Bakú. El periódico Le Canard enchaîné, satírico pero con artículos de investigación a los que los analistas le dan crédito, aseguró que había sido invitado por el presidente Emmanuel Macron a una cena en el Elisée, una noticia desmentida rápidamente. Igual hizo el gobierno acerca de la implicancia del mandatario en la detención. Jura que fue un tema judicial del que no tenía información.

Sin embargo, Durov no es cualquier persona. La red Telegram, nacida luego de VK, tiene casi 1000 millones de usuarios y es la de mayor inserción en el este de Europa, donde la usan incluso los dirigentes políticos y militares rusos y ucranianos. De hecho, en 2014 los Durov -el hermano Nikolai fue en realidad el que desarrolló la programación de la plataforma– decidieron salir de su país tras el golpe en Kiev que desembocó en la incorporación de Crimea a la Federación Rusa. Según explicó entonces, la agencia de vigilancia FSB le exigió le entregara los datos privados de usuarios ucranianos de VK, pero se negó porque su madre y parte de la familia es de Ucrania.

En la Europa en guerra, y cuando el espionaje a través de la web es algo cotidiano, nunca hubo la suficiente confianza en Durov, aunque jura haber aceptado presiones para entregar los datos a Rusia. Otra de las hipótesis que se despliegan en torno a la detención es que los servicios de la OTAN los están presionando para que entregue los accesos a occidente. Como sea, el hombre, de 39 años, fue liberado el miércoles, se le fijó una fianza de cerca de 6 millones de dólares y tiene prohibido salir de Francia. Los hechos que se le atribuyeron para esposarlo fueron “complicidad en la distribución de material de explotación sexual de menores, contenido relacionado a drogas ilegales y software de piratería”. Es decir, se sugiere que no controló puntillosamente lo que se publica en Telegram, con lo que permitió que se cometieran esos delitos. La pena, dijo la fiscalía, podría ser de hasta 20 años de cárcel.

Pero como es bastante difícil que pudiera ser condenado por esos delitos -caso de comprobarse que la red hubiese sido el canal para perpetrarlos– si no se demuestra que los cometió directamente o se benefició de ellos, el as en la manga podría ser el caso de violencia familiar.

La denunciante es Irina Bolgar, residente en Ginebra, Suiza. La mujer afirmó a la cadena televisiva CNN que estuvo en pareja con Pavel Durov entre 2013 y 2022, que tuvieron tres hijos nacidos en San Petersburgo y que aunque no están casados legalmente, el empresario tecnológico los reconoció y llevan su apellido. El problema que la llevó a los tribunales es que cuando se separaron, el CEO firmó un acuerdo por escrito por el cual se comprometía a darle 150.000 euros al mes para la mantención de los cuatro.

Pero de pronto, asegura, Durov le bloqueó las tarjetas bancarias en las que se realizaban los pagos. Bolgar dice, además, que el CEO ejerció violencia contra el hijo menor y hasta amenazó con matarlo. “El niño tenía problemas de sueño, estados de ansiedad y enuresis”, agregó la mujer.

En julio pasado, Durov dijo que había engendrado a más de 100 hijos luego de haber hecho donaciones de esperma durante los últimos 15 años. No parece ser este el caso, ya que habría documentación que probaría que esos tres chicos sí habrían sido producto de una relación física real.  «