Estamos en la isla de Gorea, a unos dos o tres kilómetros de la ciudad de Dakar, capital de Senegal. Es una isla pequeña, de arquitectura colonial. Al azar de la caminata, vemos al fondo de una cortada abovedada una abertura rectangular, inundada de mar y cielo. Sin embargo, esa es la verdadera puerta del infierno.
Slavevoyages.com, un proyecto de universidades e instituciones de por el mundo, han logrado cuantificar el tráfico negrero con rigor metodológico. Para ellos, una estimación baja de los embarques desde Gorea es de un millón de hombres, mujeres y niños, al menos hasta 1848.
También hay medio millón que fueron trasladados desde Sierra Leone, otro tanto de la Winward Coast; el golfo de Benín vio partir a dos millones; la Costa de Oro a más de un millón; y Biafra aporta un millón y medio más; los seis millones de deportados desde África central del Oeste completan la cifra del diablo. Hablamos de 12 millones de africanos esclavizados, con destino a las 13 colonias que serán Estados Unidos, sobre todo a Brasil y mucho más al Caribe. Slavevoyages.org tiene el registro de siete millones y medio de personas esclavizadas en 36.000 viajes realizados en barcos negreros que fueron provistos por el Reino Unido, Portugal, Holanda, Francia, España. Tienen el nombre del barco, del capitán, detalles del trayecto, la tripulación y la cantidad de secuestrados a bordo: 60% de hombres, 40% de mujeres y niños. El 12% moría en el viaje. Todo crimen contra la humanidad tiene las características de una burocracia, sobre todo si es negocio.
Es así como la trata de esclavos entre África y el continente americano, cuyo auge fue de 1700 a 1850, se convertido en un tema de la agenda internacional. Basta ver las conclusiones de la última reunión de la Unión Africana en Adis Abeba: “Justicia para los africanos y los afrodescendientes a través de reparaciones”, lo que incluye la trata negrera, el colonialismo y el neo-colonialismo, el apartheid y los genocidios. Implica lo monetario, pero también lo político, social, cultural, con la devolución de las obras de arte robadas. No es una novedad, el tema ya fue planteado en las reuniones del Caricom y del Commonwealth y en la conferencia de Accra (2022).
La extrema derecha británica reclama que los africanos que fueron esclavizados y colonizados por Su Graciosa Majestad agradezcan tal privilegio y no jodan más, que es lo que dijo el muy republicano Emanuel Macron luego del desastre natural en Mayotte: “Si no los hubiera colonizado Francia estarían mil veces más en la mierda”. Portugal, España y Holanda guardan silencio. Sir Keir Stremer, Primer Ministro del Reino Unido por un Partido que supo ser Laborista balbucea más o menos lo mismo: “esto no está en agenda”, “lo mejor es mirar para adelante”, “ya tuvimos discusiones muy largas sobre reparaciones en el pasado”. ¿Y de cuánto serían esas reparaciones, Sir Keir?
En 1983, dos estudiantes del Massachussets Institute of Technology (MIT) fundaron la consultora Brattle. Hoy es una de las más prestigiosas de Estados Unidos, gracias al asesoramiento que brinda a empresas, estudios de abogados y gobiernos. Brattle participó en el seminario organizado en junio de 2023 por la Universidad de West Indies y la American Society of International Law’s acerca del tráfico negrero, donde presentó pro bono (gratis) la cuantificación monetaria realizada desde el 2021 por 30 profesionales de Brattle. Así establecieron que la caída en ingresos, pérdida de libertad, torturas sufridas, violaciones sexuales y daño mental sufridos por los 19 millones de africanos deportados y por los descendientes durante cuatro siglos valen 802 millones de años de vida, que deben ser compensados. El resarcimiento varía desde 100 hasta 131 trillones de dólares (millones de millones), en una estimación modesta (ver Brattle.com, report, June 29, 2023). Para comparación, el PBI de Estados Unidos es de 31 trillones. Así que occidente le debe a África unos cuatro años y medio de economía estadounidense. Una bicoca, vea.
De hecho, el Reino Unido pagó reparaciones. Pero fue desde 1833, para compensar a los esclavistas por 20 millones de libras (17 mil millones a libras de hoy), que fueron completadas en… ¡2015! Los impuestos de los sujetos británicos le pagaron durante 192 años a los dueños de esclavos hasta la última libra de carne. ¡Aunque los esclavistas y los esclavos ya no estuviesen! Así lo aseveró el Tesoro británico en un tweet del 9 de febrero de 2018. Después lo borró. ¡Gracias The Guardian! Cae así el argumento que nada ha de pagarse en reparaciones porque todo ha pasado. Really? Quizás el auge de los fascismos en occidente que vemos hoy no sea más que la expresión de un inconsciente imperial que arrastran desde los crímenes de la esclavitud, jamás reconocidos, siempre impunes. Por eso nuestras hermanas y hermanos de África encabezan una reivindicación de la que todos somos parte, ya que las puertas del infierno aún están abiertas y las cuentas no han sido saldadas. Es tiempo. «