En el documental La increíble máquina humana, de National Geographic, se mostraba la relevancia que tuvo la voz de Steven Tyler para el éxito de Aerosmith, una banda que seguramente si no fuera por la voz de su frontman y su distintivo sexappeal habría sido del montón. Ninguna chica que haya escuchado las baladas de la formación estadounidense formada en la erudita Boston, ninguno de los muchachos que lo haya envidiado por lo que sus interpretaciones y movimientos escénicos generaban en la chica que le gustaba apostaría en contra de esa afirmación: sencillamente a todo el mundo se le venía a la menta la cara y la voz de Tyler cuando le nombraban a Aerosmith.
Bueno, ese fenómeno y otros sucedáneos, en vivo, no sucederán más: la banda acaba de anunciar el fin de sus presentaciones debido a que la recuperación de la lesión en las cuerdas vocales de Steven es “imposible”. Tyler ya se había sometido a una operación de sus cuerdas vocales en 2006 (a partir de ese episodio surgía la inserción de su caso en la película de National Geographic), pero si el tiempo está a favor del desarrollo de la técnica y la tecnología médica también lo está a favor del deterioro de la máquina humana, siempre tan orgánica.
Aerosmith, con Zeppelin y los Stones
La banda formada en 1970 empezó a ser considerada en serio al publicar Toys In The Attic (1975), que la mostraba compitiendo con las top Led Zeppelin y The Rolling Stones. Sin pretensión mayor de que sólo sea rocanrol, el disco indicaba un cambio de época que era volver a lo simple, cuando no lo básico lindante con lo vulgar, que tenía su contracara adrenalínica en el punk. “Peace Out”, la gira que muchos daban como la despedida oficial de los escenarios fue suspendida en su comienzo debido a que Tyler necesitaba “cuidados continuos” por la fractura de laringe que sufrió tras brindar tres shows, se esperaba que fuera retomada en 2025. No podrá ser. Gracias por todo.