«En la actualidad, los cuadros de enfermedades respiratorias parecen estar tardando más en desaparecer. Esta percepción no es solo una sensación«, advierte la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR). Afirman que los consultorios médicos han visto un incremento significativo en las consultas relacionadas con este tipo de afecciones desde mayo de este año, «y el fenómeno no se limita a una región en particular, sino que se ha observado en diversas provincias del país».
Desde mayo se registraron numerosos picos de infecciones respiratorias, especialmente de influenza A, virus sincicial respiratorio y otros virus respiratorios: «Estos picos han sido notables en ciudades como Buenos Aires, Rosario, y Córdoba. La mayoría de los casos son de origen viral, lo que ha resultado en un aumento notable de pacientes con síntomas prolongados, como tos y mucosidad persistente, que pueden extenderse hasta por un mes o más», aseguraron.
Contagios y muertes
De acuerdo al Boletín Epidemiológico Nacional de mitad de agosto, entre las semanas epidemiológicas 1 y 31 de 2024 se registraron 733.193 casos de ETI (Enfermedad Tipo Influenza), 98.654 casos de Neumonía y 101.846 casos de Bronquiolitis en menores de dos años: representa un aumento de las notificaciones del 0,79% para las ET respecto al mismo período del año pasado.
En las primeras 32 semanas del año fallecieron 157 personas por Influenza, casi el triple que en 2023. Hay dos factores que desencadenan esta situación: la baja cobertura de la vacunación y el predominio en la circulación de la cepa tipo A (H3N2) que muchas veces se asocia a mayor hospitalización y mortalidad.
Entre los casos hospitalizados, durante la SE32/2024 se registraron 16 detecciones de SARSCoV-2, 24 casos de influenza y 127 de VSR (Virus Sincicial Respiratorio). Entre las SE16 y 23, las detecciones de influenza presentan tendencia ascendente, con un menor número de notificaciones semanales desde SE24. Entre las SE16 y 26 de 2024 se observa un aumento de casos de VSR, con un numero de detecciones inferior a partir de SE27. Las detecciones de SARS-CoV-2 permanecen en niveles bajos», señala el Boletín.
Curiosamente, solo informan 62 casos semanales de Covid. Algo coinciden los diferentes especialistas: el testeo es mínimo. Y los centros de salud tienden a priorizar el testeo para descartar que sea bacteriológico. Por lo cual se estima que los casos con Covid pueden ser hasta diez veces más de lo informado.
¿Por qué la tos puede durar tanto?
Pero hay otro punto que se está viendo: la tos persistente. Después de una infección viral suele ser común y puede deberse a la irritación de las vías respiratorias o a la inflamación de los bronquios. «En la mayoría de los casos, desaparece por sí sola con el tiempo, pero si persiste o se acompaña de otros síntomas como fiebre, dificultad para respirar o pérdida de peso, es importante consultar al médico», apuntan desde la AAMR.
La doctora Laura Pulido (MN 127115), coordinadora de la Sección Infecciones Respiratorias de la Asociación, subraya que la tos y la mucosidad prolongadas no suelen ser indicativas de una patología grave, pero «sí es importante consultar a un médico para recibir tratamiento que pueda aliviar estos síntomas. La medicación adecuada puede ayudar a reducir la inflamación de las vías respiratorias y acelerar el proceso de recuperación, evitando un malestar prolongado que puede afectar la calidad de vida de los pacientes.”
Uno de los factores que contribuyen a este fenómeno es la baja tasa de vacunación: «Muchas personas no se han vacunado, lo que facilita una mayor circulación de los virus. Esta situación se agrava en los espacios cerrados, como las salas de espera de los centros médicos, donde pacientes con diferentes niveles de inmunidad se exponen mutuamente sin las debidas medidas de protección, como el uso de barbijos».
Además de la vacunación, la prevención sigue siendo crucial. El uso de barbijo en pacientes con síntomas respiratorios es una medida sencilla pero eficaz para evitar la propagación de enfermedades, pero casi no son usados. «La pandemia nos enseñó la importancia de estas prácticas, pero parece que algunos de nosotros hemos olvidado rápidamente estas lecciones. Es recomendable volver a implementar estas precauciones para controlar la situación», mencionan desde la Asociación.
¿Por qué los síntomas duran más?
Nuevas variantes: La constante evolución de los virus respiratorios puede generar cepas más agresivas o que provoquen síntomas más prolongados.
Baja inmunidad: La disminución en las tasas de vacunación y la exposición reducida a virus durante la pandemia podrían haber debilitado nuestro sistema inmunológico.
Coinfecciones: Es posible que muchas personas estén contrayendo varios virus al mismo tiempo, lo que complica la recuperación y prolonga los síntomas.
Inflamación crónica: Algunas infecciones virales pueden desencadenar procesos inflamatorios que persisten incluso después de que el virus haya desaparecido.
¿El frío enferma?
Aunque el frío no es el culpable directo de los resfriados y la gripe, desde la Asociación remarcan que sí juega un papel importante: «Cuando hace frío, tendemos a permanecer en espacios cerrados, lo que facilita la transmisión de virus. Además, el aire frío y seco puede irritar las vías respiratorias, haciéndolas más vulnerables a las infecciones».
Por otra parte, hay virus que son más estacionales que otros, como el de la influenza, que provoca la gripe. Si bien esto se modificó un poco después de la pandemia, tradicionalmente la temporada alta de influenza se da entre mayo y agosto. «Es decir, si bien el frío propicia ciertas condiciones que favorecen el contagio, son los virus y las bacterias los que ocasionan las infecciones, y no el clima».
¿Cuánto puede demorar la recuperación total?
El tiempo para recuperarse completamente de una infección respiratoria varía. Los resfríos y la gripe suelen mejorar en aproximadamente una semana. La neumonía puede tardar entre una semana y 10 días en mejorar en personas sanas. Las personas mayores o con otras enfermedades pueden tardar más. La tos después de una infección (tos postinfecciosa) puede durar hasta 8 semanas.
«Es importante prestar atención a estos signos que podrían indicar que se necesita ver a un médico: tos que dura más de 8 semanas, sibilancia, ronquidos fuertes, dificultad para respirar, fiebre, pérdida de peso, sudoración nocturna», advierten en la Asociación.
“En casos de fiebre (definida como una temperatura superior a 37.5°C en al menos dos ocasiones o 38°C en una ocasión), que persiste por más de 48 a 72 horas, es prudente consultar a un médico. Las personas con diabetes, asma, EPOC o aquellas mayores de 65 años deben tener un control más temprano, dentro de las primeras 48 horas si la fiebre no mejora. En un adulto sano, se puede esperar hasta 72 horas antes de consultar.”, explica Pulido.
Y concluye que la vacunación, el uso de barbijo en caso de síntomas, y una buena higiene de manos son medidas preventivas fundamentales que podemos adoptar para protegernos y a quienes nos rodean.